La empresa, vital para una
sociedad inclusiva
FORBES – 30 de noviembre de 2017
El sector productivo puede
convertirse en una punta de lanza al promover el empleo para personas con
diferentes capacidades.
El tema de la inclusión no
resulta nuevo en México y abarca gran diversidad de grupos que buscan
oportunidades. En esta ocasión, me gustaría referirme a las personas con
capacidades diferentes, que también forman un universo complejo y fragmentado.
No se trata sólo de aquellos que sufren algún problema físico que los ha
confinado a una silla de ruedas, sino también a quienes son considerados
débiles visuales o auditivos, o aquellos que nacieron con Trisomía 21, por
citar a algunos.
Estadísticas oficiales fijan en
al menos 10% de la población la cifra de mexicanos con capacidades diferentes
y, desde hace años, el gobierno y la iniciativa privada promueven programas que
buscan incorporar ese grupo de la población al sector productivo. De hecho, la
Canacintra cuenta con su propia Comisión de Fomento al Empleo para
Discapacitados. Pero aun cuando no se trata de un tema novedoso, después del
terremoto del 19 de septiembre sí cobró un nuevo impulso, debido principalmente
a la campaña que busca que la reconstrucción de la Ciudad de México y de otras
zonas devastadas sea inclusiva, como también -se asume de manera implícita-
debería serlo la sociedad para lograr integrar a quienes así lo requieren, y
que aún con destrezas diversas tienen derecho a desarrollarse y ser
productivos.
Justo en momentos así, de crisis,
es cuando surgen oportunidades que tal vez no se habrían visto en otro contexto
en el que se da más importancia a lo inmediato, a lo urgente, y se deja para el
largo plazo temas que son relevantes, aunque requieren más tiempo, trabajo,
suma de esfuerzos y mucha planeación. Pero que también forman parte de una
agenda global que exige la inclusión en todos los ámbitos y desde todas las
realidades que vive México.
De hecho, el gobierno mexicano
cuenta con programas de apoyo para las empresas que contratan personas con
capacidades diferentes. Las Pymes pueden elegir entre deducir el 100% del
Impuesto sobre la Renta (ISR) de esos trabajadores o recurrir a lo establecido
en la Ley de Ingresos de la Federación, que permite deducciones de 25% del
salario bruto, lo que en la mayoría de los casos resulta más conveniente. Ese
estímulo aplica para personas con discapacidad motriz que requieran usar
prótesis, muletas o sillas de ruedas de manera permanente, y para personas con
discapacidad mental, auditiva o de lenguaje en 80% o más y para invidentes.
Si bien es cierto que en México
existen empresas que desde hace años emplean a personas con capacidades
diferentes, sobre todo en la industria turística, el porcentaje de contratación
no resulta significativo y los programas de inclusión, hasta ahora, resultan
demasiado incipientes por falta de promoción. Es un hecho que la mayoría de las
empresas aún no están preparadas para recibir a estos potenciales trabajadores
y, quizá, lo que más influye en ello es la carencia de espacios físicos que les
permitan movilizarse y desarrollarse adecuadamente. Y de eso, justamente, trata
la campaña Reconstrucción con Inclusión, que bien podría ser tomada en cuenta
por el sector productivo para iniciar lo que sería un cambio total de
paradigma.
En otras sociedades ya se ha
logrado romper las barreras físicas y de pensamiento que creaban discriminación
hacia las personas con otras capacidades y las han incluido con gran éxito en
diversas actividades productivas. En México, hay empleos que bien podrían ser
tomados por algunas de ellas, como podrían ser áreas relacionadas con las
cocinas y la producción de alimentos; en los centros de atención telefónica y
atención al público; en los supermercados, empacadoras y similares, y dentro de
las oficinas desarrollando distintos trabajos de escritorio, sólo por nombrar
algunos puestos de trabajo, sin que esto resultara un menoscabo para la
productividad y para las metas de las empresas.
Desde empresas inclusivas que ya
tienen tiempo manejándose así, se asegura que sumar a un elemento “´diferente´
en las empresas es un catalizador de las relaciones interpersonales que hay en
ese microcosmos, que genera cohesión y responsabilidad, además de estimular los
mejores sentimientos de solidaridad por parte de los trabajadores”. Y esa
percepción resulta una realidad. Cuando se convive de manera natural con otros,
es fácil darse cuenta de que todos, de alguna u otra manera, somos diferentes,
que no hay seres idénticos, así que la convivencia pasa a otro nivel, en el que
el egoísmo queda relegado porque, en las adversidades, los empleados suelen ser
más solidarios de lo que puede creerse.
Y, contrario a lo que muchos
pudieran pensar, fomentar la inclusión no es realizar una obra de caridad o una
actividad altruista, en la que se da, pero en teoría no se recibirá nada; es
pensar en una sociedad más justa y equitativa, en una nueva cultura
empresarial, en la que se asignan funciones las mismas funciones en trabajos
accesibles a ambas competencias; en la que sí hay utilidades y beneficios para
trabajadores e inversionistas que, además, permean hacia la población que se
suma a este círculo virtuoso de desarrollo y complementariedad.
Es un hecho que en todas las
familias y en todos los grupos siempre hay alguien que requiere apoyo. Al ser
humano le gusta y le hace sentir bien saber que puede ayudar a otros; esto es
un motivador para convertir a las personas en más humanas, para humanizar a las
empresas y para que los gobiernos sean más apoyadores para lograr que esto se
dé. Debemos tomar en cuenta que las personas con alguna discapacidad, siempre
en el fondo, son mucho más agradecidas por la oportunidad que se les brinda,
que aquellas que creen que el favor lo hacen ellos por el solo hecho de estar
trabajando. Son dos puntos de vista totalmente diferentes, y los dos se
complementan y enriquecen. Eso es una de las bondades de la inclusión.
De hecho, apenas este mes en la
ciudad de Guadalajara, inició labores el Coffee Cordica 21, un espacio
agradable atendido sólo por jóvenes con Síndrome de Down, y la respuesta en
estos días ha sido más que prometedora, lo que nos lleva a pensar que, como
todo en la vida, lo importante es dar el primer paso. Se trata de entender que
el camino no es dar un encargo, sino asignar un cargo, porque quien quiere,
puede.
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