Ingredientes para emprender
FORBES- 22 de noviembre de
2017
Son muchos los ingredientes
necesarios para ser emprendedor y, una vez alcanzada la meta, se hace
indispensable mantenerse.
En Centroamérica está despuntando
la tendencia de crear nuevas oportunidades, innovar y vencer el miedo de
intentarlo. Ya lo decía Napoleón Hill: “La necesidad es la madre del ingenio”
y, para muchas personas que han enfrentado una situación difícil o buscan una
mejor calidad de vida, esto es lo que los ha llevado a emprender, entendiendo
este término como lo explica el Global Entrepreneurship Monitor (GEM):
“Cualquier intento de nuevo negocio, como autoempleo o nueva organización, o la
expansión de un negocio existente, por un individuo, equipo o negocio ya
establecido”.
Según el más reciente estudio
cualitativo realizado por Unimer sobre emprendimiento en Centroamérica, son
tres las principales causas para aventurarse en ese mundo: la necesidad, que
suele estar influida por la búsqueda de una solución casi inmediata a problemas
como desempleo, aumento de ingresos o tener más tiempo; y las oportunidades y
casualidades, que son situaciones fortuitas que se presentan, se aprovechan y
suelen resultar exitosas.
Para hacer que una idea funcione
y dé frutos, es inevitable recorrer un camino de obstáculos que se convierten
en aprendizajes para fortalecer a la persona y forjar al nuevo empresario. Por
ejemplo, cuando se aprende a caminar, caer y levantarse es parte del proceso.
La clave está en no rendirse, enfocarse en una meta y creer en un sueño.
El apoyo para emprender es
esencial, y no sólo cuando éste haya sido fruto de momentos difíciles, pues,
cuando el Sol brilla, también es necesario rodearse de las personas adecuadas
para alcanzar y mantener el éxito del negocio. Estas personas comienzan siendo
un aliado, principalmente económico. Pero, con el paso del tiempo, y ante una
buena idea, se pueden conseguir importantes inversiones.
Emprender no es tarea fácil y, de
acuerdo con los participantes de esta investigación, esto no lo logra
cualquiera. Basados tanto en su propia experiencia, como en lo que han visto a
su alrededor, saben que todo emprendedor debe tener cualidades especiales que
le ayudarán a no perder el norte: pensar en grande, ser humilde, capaz de reconocer
errores, pero, sobre todo, de aprender de ellos, y la imprescindible
perseverancia.
Incluso se atreven a aconsejar
que, ante el temor a la inestabilidad, es mejor pensarlo dos veces, ya que el
emprendimiento es como una montaña rusa: se enfrentarán a muchos altos y muchos
bajos.
Cada proyecto ha implicado
grandes sacrificios y esfuerzos, pero el coraje, la pasión y el compromiso han
sido las armas para superar el reto y disfrutar el privilegio de ser “libres”.
Aunque la libertad del
emprendimiento está llena de responsabilidades que se asumen porque se ama lo
que se hace, al final el valor es tan grande que llega a verse como a un hijo,
que va creciendo, siendo más fuerte y, por ende, que va necesitando apoyo.
Es ahí donde también está la
riqueza de emprender. No sólo se queda en lograrlo, el éxito también se mide en
lo que pueden aportar a la sociedad, como la generación de empleo a terceros,
que causa una inminente satisfacción y los transforma, además, en líderes. En
un afán por no olvidar sus inicios, los emprendedores se mantienen integrados
en las diferentes actividades de su empresa, como uno más, enfocados en el
bienestar de su equipo, ya que son los primeros embajadores.
Si bien la imagen que proyecta el
equipo genera un alto impacto, ésta no es la única que pesa. Un buen comentario
es la mejor forma de atraer clientes para que prueben y luego regresen.
Queda claro que son muchos los
ingredientes necesarios para llegar a ser emprendedor y, una vez alcanzada la
meta, se hace indispensable mantenerse vigente y en constante formación. Ningún
emprendedor duda que, a través del conocimiento y la especialización, podrá
sobresalir o contar con una ventaja competitiva que le permita, idealmente, ser
el mejor.
Estar entre los mejores, abre
puertas y permite ser ejemplo para otros, quienes no dudan en compartir su
historia, siempre con el fin de ayudar.
*Ana Raquel Meléndez Sánchez es
Directora de Proyectos en Unimer Centroamérica.
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