Tres comentarios finales de
Agustín Carstens
FORBES – 30 de noviembre de 2017
La capacidad de síntesis de las
ideas Agustín Carstens pueden aplicarse a pequeños negocios, grandes
corporaciones o a la economía de una región.
Se va Agustín Carstens y por lo
mismo, como si estuviera en un tour de despedida, ha concedido varias
entrevistas. La voz clara y tranquila contrasta con el nerviosismo subyacente que
nos deja el vacío de un personaje tan grande en tantos sentidos. De estos
mensajes finales, ejecutivos, empresarios y emprendedores podemos encontrar
consejos aplicables. Cuando le preguntaron qué características debiera tener su
sucesor, además de recomendar a una persona con una figura más discreta que la
de él -el gobernador del Banco de México siempre ha tenido un gran sentido del
humor- se refirió a tres rasgos fundamentales:
Que conozca y entienda la misión
del Banco Central.
Que comprenda el entorno en el
que se mueve y la naturaleza de los movimientos.
Que sea capaz de formar un equipo
de trabajo que sepa comunicar.
El hombre que manejó con pericia
la macroeconomía de México entiende que lo que funciona para lo general puede
operar para lo particular. El que puede gobernar su cartera puede gobernar un
negocio o una economía. Por lo tanto, bajar los comentarios de despedida de
Agustín Carstens a nivel en el que se genera la actividad económica puede ser
de gran utilidad.
1) Conocer y entender la misión
de un negocio. Es ser capaz de explicar en palabras sencillas cuál es la
naturaleza del proyecto y cuáles son las razones por las que los clientes nos
preferirán entre todas las opciones que le presentan los mercados. Por lo
general, quienes pueden enunciar las características de su proyecto en forma
fácil y sin rodeos es que entiende los entresijos de su empresa. Sin importar
la naturaleza del mismo o si se trata de algo básico o complejo, una persona
debe capaz de decir y de hacer entender a otro de qué va su negocio. Además,
esta claridad es un rasgo inequívoco de un análisis profundo: la capacidad de
síntesis se logra cuando las personas tienen los elementos bajo control. Cuando
se conoce la vocación de una empresa se entiende el papel que juega en el
mercado y sabe el camino que debe seguir, por lo mismo, le es difícil
extraviarse.
Si una empresa es dirigida por
alguien que ni conoce ni entiende la misión tiene un capitán con la brújula
descompuesta. En esa condición, es fácil extraviar el rumbo, tomar caminos
equivocados que se traducen en riesgos innecesarios, en gastos excesivos, en
duplicidad de funciones y por fin, en peligro para la empresa. Un barco que es
capitaneado por alguien que no sabe mover el timón genera peligro e
incertidumbre innecesaria.
2) Comprender el entorno y la
naturaleza de los movimientos. Significa estar al tanto de que la empresa vive
en un ecosistema y no en soledad. Mirar hacia adentro no es suficiente, es
necesario estar al pendiente de lo que sucede al exterior. En el exterior están
la competencia, los clientes, las tendencias, las preferencias y es
indispensable escuchar lo que el mercado tiene que decir.
Conocer los entresijos del
negocio no basta. Hay que estar al corriente de lo que pasa afuera ya que los
movimientos pueden favorecer o amenazar al negocio. Por lo tanto, entender la
estacionalidad, los ritmos, la esencia de la industria permite anticipar
amenazas, disminuir riesgos, aprovechar oportunidades y construir fortalezas.
3) Ser capaz de formar un equipo
que sepa comunicar. Es vital pues es el elemento que posibilita la vida de un
negocio. Si las personas que elegimos para integrarse a un proyecto pueden
interactuar en forma armoniosa, se construye una capa protectora. Por el
contrario, cuando el grupo de trabajo no se comunica, no se entiende, no camina
a la misma velocidad, la organización es porosa y las amenazas penetran y los
riesgos se trasminan.
Cuando el trabajo está integrado
y fluye en forma armónica, las fuerzas y los esfuerzos se enfocan a los lugares
adecuados. El círculo virtuoso se pone a girar y la circunferencia adecuada se
cierra en torno a lo que resulta más conveniente.
La claridad con la que Agustín
Carstens supo prefigurar las características de su sucesor nos da cuenta de que
el hombre entiende las operaciones y sabe lo que se necesita para que las cosas
sigan funcionando. Evidentemente, la cotidianidad del Banco de México es
compleja y tiene impactos relevantes. Pero, el Gobernador del Banco de México
supo explicarlo con conceptos accesibles para que cualquiera pudiera seguir la
idea que estaba planteando.
Cuando vemos a alguien que le da
la vuelta a los conceptos, que quiere adornar su confusión con palabras
rimbombantes y no termina de cuajar una explicación plausible es que no
entiende. Si un ejecutivo no puede comunicar su proyecto, si un emprendedor no
sabe definir lo que trae entre manos, si un empresario no logra precisar a qué
se dedica -con independencia de su naturaleza, puede ser la compra-venta de
pelotas o un negocio que implique física cuántica- es que no lo entiende.
No entender es ir a la deriva y
eso es muy peligroso. Por lo tanto, espero que el próximo Gobernador del Banco
de México sea una persona que entienda la misión, comprenda el entorno y pueda
integrar un equipo de trabajo que sepa comunicar. Eso nos garantizará años de
tranquilidad en los que pueda germinar la prosperidad, si no: podemos empezar a
temblar. Mejor escuchamos los tres consejos finales de Agustín Carstens.
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