Es hora de personalizar la
educación
FORBES- 28 de noviembre de 2017
El sistema educativo actual está
basado en la necesidad de dar a las masas los conocimientos necesarios para la
línea de ensamblaje, ¿por qué seguir usándolo?
Si entras a un salón de clases en
cualquier parte del país —o del mundo— te encontrarás una configuración muy
similar: un maestro con plumón en mano y pizarrón a su espalda frente a un
grupo de estudiantes de prácticamente la misma edad sentados en pupitres
alineados. Será obvio intuir que esta configuración está basada en que todos los
estudiantes aprendan el mismo contenido, al mismo tiempo, al mismo ritmo y de
la misma manera.
La razón por la cual se instaló
tal configuración en las escuelas es lógica y simple: cuando se sistematizó la
educación pública en Prusia en el Siglo XVIII, al mismo tiempo cuando se
acercaba la Revolución Industrial en Europa, se requería de un modelo eficiente
que pudiera enseñarle por primera vez a toda la población los conocimientos
básicos para la industria de esa época. El sistema más eficiente que se pensó
fue agrupar a los estudiantes por año de nacimiento y tratar de maximizar el
tamaño del grupo que un maestro podía enseñar. En un mundo donde todavía no
existían los sistemas educativos públicos, dar este salto por primera vez debió
haber sido aterrador para la hacienda pública.
En los últimos 200 años, los
modelos educativos han evolucionado, pero no han dejado atrás este modelo base
de ‘fábrica’. En este modelo algunos estudiantes en cada clase logran
sobresalir, pero la mayoría simplemente aprueba los cursos sin dominar los
conceptos y aprehender los conocimientos. Pongamos un ejemplo: supongamos que
un estudiante obtiene una calificación de 8 en un examen final de matemáticas.
Basado en la típica curva de distribución de calificaciones, este estudiante
quizá estará por encima del promedio del grupo y por lo tanto su rendimiento
escolar se determinará como ‘alto’. Sin embargo, el obtener un 8 de 10 implica
que hay un 20% del contenido de ese examen que el estudiante no conoce. Esto
quiere decir que un estudiante catalogado como ‘exitoso’ bajo este esquema
desconoce por completo el 20% de los conocimientos impartidos en dicha etapa,
los cuales podrían ser los cimientos de temas más avanzados y por lo tanto el
estudiante está destinado a lidiar con la materia en el futuro. Esta realidad
simplemente ha sido aceptada durante siglos.
Aprobar vs. Dominar
Por otro lado, la alternativa es
basar la enseñanza en el dominio de los temas y en la aprehensión de éstos.
Esto implica los siguientes ajustes: 1) basar la aprobación de un curso a otro
en la competencia en vez de un simple cumplimiento de horas; 2) adaptar los
métodos de enseñanza a cada estudiante; 3) destinar el tiempo que sea necesario
en cada tema para que cada estudiante lo domine; 4) el estudiante no se puede
rendir (esto último supone una educación emocional personalizada y adaptable).
Como se puede leer, todos los
ajustes pertinentes están relacionados con la personalización y adaptabilidad
de la enseñanza. Es fácil intuir que la mejor forma de implementar esta
alternativa sería por medio de tutorías uno a uno, con cada tutor entendiendo
las fortalezas, debilidades y entorno del estudiante. No es coincidencia, por
lo tanto, que el nivel educativo de los padres, o el tiempo que éstos invierten
asistiendo a sus hijos con labores escolares sean dos de los principales
determinantes del rendimiento escolar de los estudiantes. Tampoco es
coincidencia que familias pudientes contraten tutores privados para proveer una
instrucción a la medida para sus hijos, se viene haciendo desde antes que
Filipo II contratara al mismo Aristóteles para educar a su hijo Alejandro
Magno. Los tutores personales, por lo tanto, son naturalmente considerados la
opción ideal. Sin embargo, la inversión en educación tiene restricciones
presupuestarias naturales que limitan que cada estudiante tenga un tutor
personal. He aquí una gran disparidad en el acceso a la educación.
Entra la tecnología
Lo emocionante de nuestro tiempo
es que a través de la tecnología estas experiencias de aprendizaje a la medida
están al alcance de ser escalables y sistematizables. Existen ya múltiples
plataformas para el aprendizaje adaptativo que pueden ofrecer los beneficios de
una tutoría uno a uno, proveyendo a cada estudiante con su propia ruta personalizada,
que se ajusta en tiempo real y reacciona a la actividad y el interés del
estudiante.
El uso intensivo de estas
tecnologías va en ascenso y sería una pesadumbre atestiguar una vez más cómo el
uso de la tecnología abre y profundiza brechas en nuestra sociedad en vez de
cerrarlas. Es por eso que el diseño e implementación de un modelo con
aprendizaje adaptativo al centro es imperativo en el sistema educativo público
mexicano.
Es importante mencionar que
hablar sobre tecnología en educación de ninguna manera implica subestimar la
labor de los maestros. La tecnología no está volviendo a los maestros
obsoletos, los está volviendo más importantes. Diversos estudios demuestran que
los mejores resultados de uso de estas tecnologías provienen de una implementación
‘blended’, en los cuales las plataformas digitales fungen como poderosas
herramientas para los maestros. Por lo tanto, el éxito del diseño e
implementación de un modelo para México se logrará únicamente si los maestros
se involucran completamente en éste.
Éste no es un artículo de cómo
está la educación en México; eso ya lo sabemos. Tampoco es un artículo
argumentando que la educación en México debe mejorar; en eso estamos todos de
acuerdo. Vamos a poner en el debate público la sistematización de tecnologías e
innovaciones educativas para cerrar brechas y vencer desigualdades
estructurales en nuestro país.
*Cofundador de Nextia y de
Inviértete.
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