Los empleos del futuro
FORBES- 21 de noviembre de 2017
Existe una total desconexión entre las aulas universitarias
y lo que, en empleo, se demanda actualmente, y lo que se requerirá en el
futuro.
En el estudio “Tres razones por las que el modelo educativo
debe reinventarse” (Foro Económico Mundial), Branislav Babaic dio a conocer
que: “un niño debe esperar que cambiará al menos siete veces de trabajo en su
vida y cinco de esos trabajos aún no existen”.
En una visita a Buenos Aires, Jim Yong Kim, presidente del
Banco Mundial, afirmaba que, debido a la Inteligencia Artificial, entre el 50%
y el 65% de los trabajos desaparecerá en los países emergentes. Por otro lado,
Laszlo Bock, jefe de Recursos Humanos de la empresa Google, afirmó: “El
expediente académico no sirve para nada, a no ser que la persona acabe de salir
de la universidad”. Muy retador, ¿verdad?
Para ellos, existe una total desconexión entre las aulas
universitarias y lo que, en materia de empleo, se demanda actualmente, y lo que
se requerirá en el futuro, pues la dinámica y las habilidades que se exigen en
las empresas son muy diferentes de las que suelen requerirse en la academia.
Todo ha cambiado, incluso la experiencia en el aula, pues
antes se podía predecir lo que los profesores esperaban como la respuesta
“correcta”. Hoy, los colaboradores deben enfrentarse a problemas que aún no han
sido resueltos y donde el factor innovación es clave.
El conocimiento avanza a pasos tan acelerados que hay un
acortamiento de la vida útil de los conocimientos y cambios en las habilidades
demandadas. Según “The Future of Jobs” (Foro Económico Mundial, 2016), el tema
es tan dramático que hay carreras en las que lo aprendido en el primer año
resulta obsoleto al concluir el bachillerato.
Según Buckminster Fuller, creador de la Curva de Duplicación
del Conocimiento, hasta 1900, el conocimiento humano se duplicaba cada siglo;
tras la Segunda Guerra Mundial, cada 25 años; y, en la actualidad, el promedio
es de 13 meses. Para algunos expertos, el Internet de las Cosas podría
significar, en ciertas áreas, la duplicación en 12 horas. Asombroso, sin duda.
Babaic sugiere migrar a un sistema de aprendizaje de por
vida, más personalizado y que potencie las fortalezas de cada persona,
privilegie la indagación sobre la memorización, la reflexión sobre la
mecanización, la colaboración sobre la competencia, y la búsqueda de un
propósito sobre la acumulación de títulos.
Será conveniente volver los ojos a Alemania, país líder en
educación dual, que se ha propuesto ser el campeón mundial en innovación, en
donde el Estado, la empresa y los actores sociales se unen para brindar una
opción que combina la formación profesional con la práctica, que permite a los
estudiantes desarrollar competencias personales y sociales, manejo de
tecnologías y procesos, y razonamiento lógico para resolver problemas.
Además de brindar educación con altos estándares de calidad
y acreditación, el sistema ha resultado invaluable por su flexibilidad y
capacidad de generación de programas y perfiles acordes con las necesidades
cambiantes del mercado, círculo virtuoso del cual debemos aprender.
Por su lado, Kim dio tres recomendaciones: ser responsables
por la propia educación, tener determinación, y mentalidad de desarrollo. En el
primer tema, señaló cómo ésta será una generación responsable de crear los
empleos del futuro y cómo va a tener que aprender cosas nuevas toda su vida.
La clave no será el coeficiente intelectual, sino la fuerza
de voluntad, la cual, al igual que en los deportes, se puede entrenar. El
secreto está en tener metas claras, con cierta flexibilidad, y no ver el cambio
como un enemigo.
Con esta realidad, cuyo horizonte es tan cercano como la
próxima década, hay un nuevo sentido de urgencia para realizar cambios en la
educación, tanto formal como técnica, en la elaboración y adaptación de los
programas de estudios, así como en los entes responsables de autorizar nuevos
programas.
Asimismo, el mercado de estos nuevos trabajos demandará una
mayor flexibilización, tanto en materia laboral (tiempos parciales, jornadas,
teletrabajo, trabajo colaborativo desde el exterior), como en los esquemas de
beneficios, entre los que se encuentra la seguridad social.
*Nuria Marín Raventós es empresaria y analista.
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