El liderazgo que las empresas
necesitan
FORBES- 9 de noviembre de 2017
Puede ser que queramos ser
demasiado ambiciosos en la definición, en querer construir un tipo ideal y, por
lo tanto, casi imposible de que exista. Lo único cierto es que debe ser un
movilizador.
En una charla de café que tuve
hace algunos días en la capital dominicana con una empresaria nicaragüense, un
alto ejecutivo de una firma global, un asesor de empresas y un futurólogo de
Singularity University hablábamos de los nuevos tiempos y de lo que viene.
Comentamos sobre la Cuarta
Revolución Industrial y el impacto de la automatización en manufactura, call
centers, sector turismo y las transformaciones de otras industrias; sobre los
millennials y lo que pueden aportar a una empresa, pero también de los desafíos
que tienen las organizaciones para entenderlos y gestionar su talento; de la
manera en que activos intangibles como reputación, felicidad y creatividad
toman fuerza en las compañías modernas; también de cómo los propios empleados
de las empresas y los empresarios buscan tener una mayor incidencia en temas de
equidad, justicia y solidaridad.
Todo esto nos fue llevando a una
pregunta: ¿cómo debe ser entonces el tipo de liderazgo que requieren las
empresas latinoamericanas para hacer frente a los nuevos desafíos
socioeconómicos del mundo y la región?
El mundo cambia a una velocidad
tan rápida que puede ser que mañana tengamos que añadir más elementos a ese ADN
empresarial que se necesita. Lo que es un hecho, es que muchos empresarios de
la región, en particular de empresas familiares, continúan con prácticas de
gestión heredadas por sus abuelos o sus padres.
Me refiero a creer que “las cosas
se deben hacer así porque así lo hemos hecho por décadas y nos funciona”; a no
pensar en nuevos mercados porque “a nivel local somos los reyes y nadie nos
quita ese puesto”; a creer que “la tecnología no nos afectará porque eso es
para industrias como la automotriz, no para nosotros”; a ver a los empleados
como eso, empleados, un número, “que lo único que necesitan es un sueldo y por
eso viene aquí. Afuera hay una larga fila de gente esperando su puesto”, y
pensar que temas como el de la felicidad, la reputación o la equidad “son
modas, una empresa lo que hace es dinero, vive por eso y para eso”.
Los empresarios que sigan como
dogma estas prácticas porque así “les funciona” y no deseen cambiar, puede que
sigan teniendo “éxito” mientras las condiciones así se lo permitan; lo cierto
es que las empresas, hoy menos que nunca, no las hacen ellos.
Afuera de sus cuatro paredes, sus
stakeholders (proveedores, miembros de su consejo, clientes, empleados,
accionistas, aliados, etc.) se mueven bajo dinámicas diferentes y con
información que proviene de muchos otros lugares y con realidades muy diversas.
¿Qué tipo de liderazgo entonces
es el que se necesita? Puede ser que queramos ser demasiado ambiciosos en la
definición, en querer construir un tipo ideal y, por lo tanto, casi imposible
de que exista. Lo único cierto es que debe ser un liderazgo movilizador, capaz
de abrir las puertas de la empresa para vender más que productos físicos.
Por cierto, es muy probable que
las empresas familiares latinoamericanas no encuentren ese líder que demandan
los tiempos modernos en el núcleo familiar, sino fuera de él. Ese puede
significar el primer paso para salir de la burbuja y darse cuenta de que hay un
nuevo mundo de los negocios más allá de sus cuatro paredes.
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