Las consecuencias de acabar con
la neutralidad de Internet
FORBES – 30 de noviembre de 2017
Si prospera la iniciativa para
acabar con la neutralidad de la red, habrá cambios drásticos en la manera en la
que realizamos nuestras actividades digitales cotidianas.
Si bien el concepto de neutralidad
de la red fue acuñado en 2003, fue hasta la administración de Obama que tomó
relevancia. En términos muy generales, se refiere a que tanto proveedores del
servicio como gobiernos deberán tratar por igual a todos los contenidos que
existen en la web, de tal forma que los usuarios puedan navegar sin ningún tipo
de restricción.
Tal precepto coincide con la
naturaleza misma de Internet, concebida más que como un servicio, como un
derecho de acceso a la información y comunicación.
Sin embargo, la Comisión Federal
de Comunicaciones (FCC) en Estados Unidos ha propuesto eliminar la neutralidad
de Internet, aludiendo a que, de esa manera, podrían generarse mejores
condiciones de competitividad y desarrollo tecnológico.
El principal argumento a favor es
el desarrollo de la tecnología 5G, que implicará un tráfico de video mucho más
denso y mejores condiciones en cuanto a la calidad y tiempo de transferencia de
datos. Incluso, preparó un documento donde se detalla que existen grandes mitos
sobre la forma en la que va a operar y las consecuencias de la transformación.
Sin embargo, existen numerosos
argumentos en contra, que hablan de competencia desleal, bloqueo de contenidos,
mayor costo o simplemente negativa a proporcionar el servicio.
Existen al menos cuatro grandes
consecuencias si la red perdiera su neutralidad:
Navegación limitada. Si al elegir
contenidos una persona simplemente no puede hacerlo porque se encuentran a una
taza de transferencia menor o peor, porque el proveedor decidió bloquear un
sitio para generar mayor tráfico a otros, entonces, la naturaleza misma de la
red se pondría en entredicho. Alguien decidiría por nosotros qué es lo más
conveniente para ver.
Mercados cerrados. Los
proveedores podrían condicionar su servicio al eliminar a la competencia. Sin
mayor oferta que la propia, entonces podrían apropiarse del mercado de
contenidos, eliminando paulatinamente todo aquello que les estorbe.
Discriminación de segmentos. Con
la eliminación de la competencia y la concentración de contenidos, los proveedores
podrían establecer un sistema de precios escalonados. El asunto no es menor, se
trata de dejar que sean los proveedores del servicio quienes decidan la forma
en la que se podrá navegar a discrecionalidad. Así, por ejemplo, podrían
limitar el acceso, velocidad o a ciertos contenidos o aplicaciones, Netflix o
Spotify, por ejemplo, para impulsar los desarrollos propios, como sucede en el
caso de AT&T.
Comunicación Política. Por
supuesto que detrás de todo el asunto está la administración del presidente
Trump. Lo que vuelve aún más grave a la situación es el hecho de que durante su
campaña el ahora presidente utilizara una serie de estrategias de contenidos y
Fake News que le ayudaron a dirigir la opinión pública. Si legalmente un
proveedor pudiera cerrar contenidos y ofrecer sólo algunos, sería un verdadero
desastre para la opinión pública, puesto que las fuentes estarían controladas
cuyo principal argumento es estar en pos del desarrollo tecnológico.
La socialización digital basada
en el libre acceso a Internet es una de las principales
características de las
sociedades contemporáneas. Limitar o bloquear el acceso a contenidos, no sólo
es un atentado a los derechos fundamentales de los seres humanos, nos coloca en
un estado de vulnerabilidad ante políticas corporativas o estatales.
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