Fin de año: la importancia de
hablar en público
FORBES – 28 de noviembre de 2017
Cuidar la interpretación de
nuestro mensaje por el receptor consiste en validar definiciones, y juega
directamente a favor de nuestra imagen ejecutiva.
Con la llegada de diciembre
inicia la época de comidas, cenas y brindis de fin de año. La agenda saturada
de eventos sociales característica de la temporada, es una GRAN oportunidad
para aprender a manejar el estrés que genera ponerse bajo el reflector. En
corto: perderle el miedo a hablar en público y fortalecer tu imagen personal.
Sin importar si el público son
tres personas o 1,000, una audiencia puede resultar aterradora, aunque seas
extrovertido. Se puede generar tal nivel de estrés, por sentirnos evaluados y
juzgados, que nos podemos llegar a bloquear por completo.
Hace unos días platiqué en una
clase cómo en mi primera gran presentación hace 17 años, frente a ejecutivos
internacionales de muy alto nivel, mi mente se puso en blanco, no logré
articular un enunciado elocuentemente, además de sudar frío, y todo lo que
conlleva el pánico escénico.
Para mucha gente hablar en
público es un reto personal y también es un requisito profesional, que impacta
directamente su imagen ejecutiva.
Partamos del entendido que las
personas en mayor o menor medida vivimos con estrés. La Real Academia Española
define estrés como la “tensión provocada por situaciones agobiantes que originan
reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos”. Sin embargo, lo que pocos
concientizamos es que hay estrés positivo o Eutrés y estrés negativo o Distrés.
El Eutrés nos permite salir de
nuestra zona de confort y correr riesgos medidos que impulsen nuestro
desarrollo y crecimiento como personas. Genera un mayor estado de alerta,
provoca rapidez de reacción, fortalece los músculos, y agudiza el pensamiento.
Con el Eutrés también se generan
substancias como adrenalina y noradrenalina que nos dan energía y vitalidad,
dopamina, la hormona del placer, y serotonina que nos estimula y da confianza
para afrontar retos.
Al contrario, el Distrés se
genera cuando nos sentimos superados por una situación y eleva el nivel de
cortisol. Algunas consecuencias de un elevado cortisol son sufrir de insomnio,
incremento en la irritabilidad, falta de energía.
Cuando nuestro nivel de estrés se
incrementa al hablar en público, lo que aprendí en mi experiencia del terror,
fue que hay un instante en el que depende de uno mismo la historia que le
permitimos a nuestra mente contar, para inclinar la balanza hacia el Eutrés o
al Distrés, y hoy entiendo que la mente se siente mejor ante situaciones
familiares.
Para hablar en público sea una
experiencia positiva, hay tres componentes previos que son clave:
Preparación. Prepara el contenido
y siéntete cómodo con él. Habla sólo de lo que conoces.
Ensaya. Grábate, preséntale al
espejo, repite tu discurso a nivel conceptual en tu mente.
Visualiza. Ve en tu mente, una y
otra vez cómo disfrutas hacer esa presentación, la imagen de éxito de tu
exposición hasta el más mínimo detalle (aromas, sonidos, sensaciones,
movimientos, espacios).
Preparación y ensayo resultan
obvio, pero ¿por qué visualizar? Porque si tu mente al subir al escenario,
decodifica la experiencia como 1) conocida, y 2) grata, con mayor facilidad
generarás Eutrés, y pondrás a trabajar al estrés a tu favor.
Adicionalmente, unos momentos
antes de hablar en público:
Sacude la energía sobrante de
manos y piernas.
Respira profundo.
Haz una pose de poder durante dos
minutos
Ahora viene el reto… proponte
hacer una pequeña intervención en el siguiente evento social que tengas;
empieza chiquito con los de tu mesa, con una duración máxima de un minuto. En
ésta época, el ambiente suele ser muy relajado y solemos tener muchas
oportunidades y razones por las cuales brindar o dar gracias.
Finalmente, evita perder el
estilo y afectar tu Imagen Ejecutiva en estas fechas con la gente de la
oficina, es uno de los errores más comunes de la temporada.
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