Liderazgo político, en terapia intensive
FORBES- 8 de noviembre de 2017
La clase política de este país se
sigue desmoronando, el liderazgo está a pique. La percepción social
desencajada, llega al punto donde las apariencias no engañan.
Elegí escribir sobre una
percepción social, que llevo comprobando algunos meses en la plática con
personas de distintas clases sociales.
El resultado siempre es un juicio
de valor, donde se ven cada día más líderes como los “del face”, con millones
de seguidores que no los conocen ni tantito.
Pareciera que todo es
conveniencia, y el predicar con el ejemplo es cosa del pasado. Antes los líderes
se distinguían por tener ideales claros, y hacer valer su palabra, hoy
pareciera que es todo lo contrario, los ideales de muchos se han cambiado por
intereses y compadrazgos y de cumplir la palabra ni hablamos, porque ello
genera esa extraña sensación de hartazgo generalizado, que prevalece en muchos
ciudadanos mexicanos, y ahora escribo.
Me dirán que desde hace años se
ha ido muriendo el liderazgo político de este país, pero antes, al menos, se
tenía un poco más de vergüenza.
Hoy la realidad política y social
de nuestro país se parece cada día más a una cuenta de Instagram, y a fotitos
de mentira, a veces algunos se juntan frente a los flashes, a decir lo que la
gente desea escuchar, en momentos de dolor y solidaridad, y luego pareciera que
sólo se juntaron para tomarse otra foto “para el face” que incrementará su
popularidad.
Hoy abundan los líderes
virtuales, que sólo están como imagen calada para sobrepuestos. El sonido de un
pitido intermitente se escucha en terapia intensiva. Es el liderazgo el que se
podría dejar en la plancha.
Porque no se puede hablar de
liderazgo, cuando no se tiene palabra. Cuando dices algo en medios y luego
buscas desdecirte, cuando te dicen, que sí, pero no te dicen cuándo. Cuando
algunos esperan que todo se olvide, y vemos la mano del que se acaba de
recargar en la pintura fresca diciéndote que no existe nada.
No se puede hablar de liderazgo,
cuando las fachadas se intentan vestir de otro color y son blancas y claras
para todos. O cuando no se ven los millones detrás de la estela de luz.
Hoy a nadie flashean, las
personas lo respiran en el aire, y a un año de elecciones se activan muecas
políticas constantes, con la única intención de hacerse notar, y si tuvieras
que decir otra frase diríamos: “Otra foto para el face”.
México no puede seguir viviendo
de discursos incumplidos y malversaciones políticas. Los líderes se hacen y
nacen por convicción y ejemplo, no por imagen. Y las personas lo empiezan a
notar mucho más que antes, porque la vida se los ha mostrado y demostrado con
hechos. Porque no hemos aprendido lo suficiente y porque tenemos lo que
toleramos como sociedad.
En un ayer no muy lejano, quizá
semana, vimos personas de los partidos decían estar a favor de dar dinero a la
reconstrucción. Cuando por principio el dinero ni suyo es. Recordémosles, que
es del pueblo de México, nadie les pide su dinero, sino que nuestro dinero, sea
entregado a esa causa. Y que deberían ser dados de campañas políticas y no de
otros lados. Hoy algunos se desdicen y juegan con el discurso para salir lo
menos raspados posibles, y lo peor dar lo menos posible. Así las conveniencias
de nuestros líderes.
¿Por qué digo que está muerto el
liderazgo?, porque no se puede hablar de liderazgo sin el poder la palabra
hecha acción.
Lo que hoy vemos, es lo que queda
de los colores de las banderas de los partidos. Un desdibujo de algo que fue,
un desteñido en las mantas. Descoloridas y percudidas. Ante los ojos del
pueblo, llevan muchos años en terapia
intensiva y sostenidas sólo por un respirador artificial.
Hoy México tiembla más allá de
las capas tectónicas. El 19 de septiembre nos costó muchas vidas. Ahora a cada
segundo se juega con el futuro total de un país entero. Hoy no sólo hay
edificios de paso restringido y al borde del colapso.
Pareciera que muchas cosas están
así, y para muestra botones que detonan bombas por todos lados: el tema del
fiscal, con pincitas y miedo que hace correr a quienes pueden alzar la voz. Y
perdón, pero de petróleo ni hablemos, pues hoy se ve claro que están viendo a
quien embarrar de chapopote.
Hoy deberían de olvidarse de los
millones en radio, televisión, espectaculares, playeras, y todo eso que termina
siendo basura enrollada en los postes y otros lugares de la vía pública. Para
hacer algo por lo que si vale la pena vivir.
La gente está cansada del juego
discursivo: “Es que no dijimos cual, es que no dijimos cuanto” Y todo nos suena
como que “a chuchita la bolsearon”, así se percibe.
La realidad está colgando de un
hilo.
Y hoy, ya nadie le dice a un
niño: ¡Mira qué bonito payaso!, cuando sabemos a nivel emocional y de cierto,
que ese payaso está enclosetado y con el tiro de gracia en la cabeza.
Por eso digo que el liderazgo de
muchos está moribundo y en terapia intensiva, como la carne cruda.
Recordemos que un líder:
Predica con el ejemplo
Le da peso a su palabra
La hace valer
Y no hay que olvidar eso.
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