Fraude cibernético y robo de datos: riesgo
global
FORBES- 21 de may. de 19
En un contexto global en el que tantas
compañías tienen acceso a una gran cantidad de información personal, el riesgo
del robo de datos se convierte en un factor de gran preocupación.
El “Reporte Global de Riesgos 2019”, publicado
por el Foro Económico Mundial, indica que el fraude o robo de datos se
constituye como el riesgo global con mayor probabilidad de ocurrencia en este
año, después de los relacionados con el medio ambiente y los desastres
naturales.
El robo de datos es particularmente relevante
en un contexto en el que nuestra interacción con el entorno se realiza cada vez
más a través de herramientas tecnológicas: teléfonos que registran la
geolocalización permanente del usuario; instituciones financieras que conocen
nuestros patrones de consumo; redes sociales que permiten identificar nuestros
círculos de amistades, las noticias que leemos, nuestros gustos y preferencias;
relojes que conocen nuestros hábitos de deporte, de sueño y hasta nuestro ritmo
cardiaco; así como cada vez más nuevos
productos y servicios que son y serán capaces de obtener información acerca de
los aspectos más íntimos de la vida.
Desde los inicios de la computación, se llegó a
la conclusión de que no existe sistema informático que sea infalible. Por lo
tanto, en un contexto global en el que tantas compañías tienen acceso a una
gran cantidad de información personal, el riesgo del robo de datos se convierte
en un factor de gran preocupación, pues, entre sus posibles consecuencias
sociales se encuentran las siguientes:
Fraude cibernético y robo de identidad: a
través de la obtención de datos como el RFC, CURP, domicilio, fecha de
nacimiento, así como información bancaria. De acuerdo a la Condusef, los fraudes
cibernéticos en México pasaron de 276 mil en 2013, a 3.1 millones en 2018,
ascendiendo el monto reclamado a 6 mil 924 millones de pesos en este último
año.
Persuasión comercial y política: mediante la
identificación de los gustos, preferencias y amistades, lo cual permite definir
el perfil psicológico y sociodemográfico del usuario, a fin de mandar mensajes
microsegmentados con la intención de influenciar la decisión de compra, o bien
la preferencia electoral. En 2018 hubo investigaciones que revelaron la
presunta venta de datos personales de millones de usuarios de Facebook, además
del escándalo mundial de Cambridge Analytica, que se derivó del uso de datos
personales para fines políticos sin el consentimiento de los usuarios.
Discriminación a partir de datos sensibles:
como puede ser el caso de los datos personales de salud. Por ejemplo, si el
expediente clínico de los pacientes que tienen los hospitales llegara a manos
de compañías aseguradoras, éstas podrían fijar mayores precios a los asegurados
que tengan determinados padecimientos. Asimismo, con esta información las
instituciones financieras podrían negar préstamos de largo plazo a personas con
enfermedades específicas. En 2018, MyHeritage, una empresa de análisis genético
reveló que 92 millones de sus cuentas fueron hackeadas.
Los riesgos y la vulnerabilidad a la que se
encuentran sujetos los datos personales de todos los miembros de la sociedad
contemporánea representan un foco de alerta, pero sobre todo una llamada a la
acción.
En el pasado, otra generación conquistó el reto
de hacer valer el derecho a la libertad de expresión; hoy esta generación tiene
ante sí el enorme desafío de hacer valer nuestro derecho a la protección de
datos personales, mejor conocido como derechos ARCO (Acceso, Rectificación,
Cancelación y Oposición).
Como mexicanos, éstos fueron reconocidos como
derechos fundamentales al ser incorporados en la constitución, lo que significa
que los ciudadanos tenemos derecho a:
Preguntar a cualquier compañía qué tipo de
información nuestra tienen en sus bases de datos.
Solicitar que se realice alguna corrección,
actualización o modificación de nuestros datos.
Pedir la cancelación de estos cuando ya no
tengan motivo para ser usados.
Oponernos a su tratamiento cuando no se apegue
a la finalidad para la que fueron recabados.
El riesgo del robo de datos es una realidad
global del presente y será uno de los principales retos a seguir enfrentando en
los años por venir.
Ésta es la era del internet, de los teléfonos
inteligentes, de las redes sociales y la inteligencia artificial; pero también
es la era del robo de datos, de la usurpación de identidad, del fraude
cibernético, de la manipulación y la discriminación partir de datos sensibles.
Por lo tanto, también debe de ser la era en la que hagamos efectivo el
ejercicio del derecho a la protección de nuestros datos personales.
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