Manejo inteligente de la riqueza
FORBES- 4 de mayo de 2017
Qatar, es uno de los países más
ricos del mundo, que ha aprovechado con inteligencia y visión los dineros
obtenidos realizando importantes inversiones inmobiliarias, especialmente en su
capital.
¿Por qué algunos países ricos en
petróleo y gas cayeron en el error del despilfarro, falta de diversificación,
pérdida de competitividad, corrupción y poca inversión social, mientras que
otros aprovecharon los recursos con inteligencia pasándole incluso los
beneficios a la próxima generación?
En el primer caso tenemos a
muchos países del Medio Oriente, que en la década de los setentas y recientes
años de bonanza de precios no aprovecharon esa riqueza para brindar crecimiento
y prosperidad a sus pueblos.
Otro fenómeno a evitar fue lo
acaecido en los Países Bajos, conocido en economía como la enfermedad
holandesa, consistente en una apreciación de la moneda y subsiguiente pérdida
de competitividad de otros sectores, provocado por el aumento significativo en
el ingreso de divisas, en este caso provocado por el descubrimiento de
yacimiento de gas natural en los años sesenta.
Esta lección la aprendió bien
Qatar, actualmente uno de los países más ricos del mundo, que ha aprovechado
con inteligencia y visión los dineros obtenidos realizando importantes
inversiones inmobiliarias, especialmente en su capital Doha, convirtiéndose sus
rascacielos, en referente al igual que ciudades como Nueva York y Hong Kong.
Tuvo la visión de anticipar y ser
el gran ganador del cierre de bases militares de los Estados Unidos en Arabia
Saudita, éstas eran un tema álgido en las relaciones de Estados Unidos y el
mundo musulmán por cobijar lugares sagrados como la Meca y Medina, Qatar
construyó una gigantesca base aérea en 1996 considerada como una de las más
importantes y geoestratégicas para Estados Unidos.
Es también propietaria del medio
Al Jazeera, un medio de comunicación muy influyente en la población árabe y
musulmana, lo que le ha dado a este pequeño país una proyección y poder mucho
más allá de su pequeño tamaño.
Su riqueza le ha permitido asumir
importantes proyectos de infraestructura, la creación de un importante fondo
soberano, y trabajar en pos de una economía avanzada, sostenible y
diversificada. Gracias a sus inteligentes decisiones es titular del mayor
índice de desarrollo humano del mundo árabe y ha ascendido al puesto 32 a nivel
global (Informe 2015).
Otro ejemplo positivo es Noruega,
que evadió el mal holandés mediante la creación del mayor fondo soberano,
actualmente con activos por el orden de los 900 mil millones de dólares y con
la restricción al gasto del gobierno de un 4% anual de los rendimientos.
Más aún, en estos momentos y ante
la perspectiva de que las reservas de petróleo y gas se terminarán en 50 años,
ya han girado instrucciones al fondo para que obtengan una mayor rentabilidad y
bajó a 3% la autorización de gasto.
Como exportador número doce de
petróleo en el mundo y proveedor del 20% del gas europeo, Noruega no sólo ha
garantizado que no haya distorsiones en la moneda, sino que asegura un nivel de
bienestar a todos sus habitantes y crea un ahorro para las siguientes
generaciones.
En América Latina en tanto,
Venezuela el país con mayor de reservas de petróleo, ha expuesto con las malas
decisiones a su población a la máxima inflación del mundo (más de 700%), a una
estructural escasez de alimentos y medicinas y niveles de violencia a grados de
pandemia social.
La piñata del gobierno
venezolano, el clientelismo y medidas intervencionistas, tienen en la miseria
al pueblo venezolano, la paradoja es que si bien asentados sobre millonarias
riquezas del subsuelo, tienen parte de su flotilla petrolera varada en sus
puertos, con millones de barriles en sus tanques, sin poder llevarlos a su
destino ante la falta de liquidez de PDVSA (Foreign Policy de enero).
En Centroamérica tenemos otras
riquezas y recursos que igualmente podemos explotar inteligentemente como lo
hicieron Noruega y Qatar, con una visión de mediano y largo plazo, teniendo
además en mente el beneficio de la mayoría, que debería ser el norte de todo
buen gobierno.
*Nuria Marín Raventós es
empresaria y analista
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