¿La competencia es siempre buena?
FORBES- 5 de mayo de 2017
Aunque podría pensarse que
mientras más jugadores haya en un mercado mayor será el beneficio para los
consumidores, hay excepciones.
Los economistas afirmamos que
cuando los mercados son competitivos la economía es más eficiente porque se
asignan mejor los recursos y los precios se rigen conforme a la demanda y
oferta. La promoción de la competencia, por lo general, mejora el bienestar de
las personas.
Sin embargo, es interesante
preguntarnos si la competencia es siempre buena porque, como toda teoría, tiene
sus excepciones. Existen casos específicos para ciertos mercados en los cuales
lo mejor es regularlos para inducir más competencia. Por ejemplo, el monopolio
natural en el cual se sugiere regular el precio.
Uno de los ejes centrales en la
política pública de desarrollo económico que ha tenido Estados Unidos ha sido
favorecer la competencia. Sin embargo, en algunos casos la mayor competencia no
ha inducido el comportamiento esperado en el mercado.
Por ejemplo, cuando en Nueva York
se dio una mayor competencia en los centros de control de contaminantes de los
automóviles -el equivalente a los verificentros en México- no se obtuvieron los
resultados esperados porque generó un mayor costo para la sociedad debido a que
los autos pasaban la prueba cuando no lo debían hacer. Esta situación se dio
porque los verificadores se mostraron flexibles en la medición de contaminantes
en los automóviles para que el proceso les permitiera ganar lealtad para la
próxima revisión.
Otro ejemplo son las
calificadoras en la crisis financiera del 2008. La mayor competencia entre las
calificadoras para calificar las emisiones de deuda hipotecaria llevó a un peor
equilibro en el que por ganar mayor participación en el mercado perdieron
imparcialidad y objetividad en su evaluación de riesgo.
Existen diferentes estudios en
donde se presenta evidencia de algunas conductas que se consideran no éticas
que se dan como consecuencia de una mayor competencia en el mercado: el trabajo
infantil, la compensación de altos ejecutivos y la manipulación de datos de los
estados financieros, entre otros muchos casos.
En México también podemos tener
algunos escenarios donde una mayor competencia no necesariamente va a dar los
resultados esperados. Por ejemplo, abrir el mercado a una segunda Bolsa no
soluciona el problema estructural de tamaño pequeño de nuestro Mercado y se
tendrá una competencia que resultará en costos y/o en ineficiencias para los
participantes y/o para los inversionistas llevando a un caso de posible
“competencia inútil”.
El problema del uso de medios de
pago electrónicos parece estar más relacionado con la falta de demanda del
servicio que la falta de infraestructura. Por ejemplo, hay muchas personas que
teniendo una cuenta de ahorro y por lo tanto acceso a medios de disposición
electrónicos prefieren pagar en efectivo.
Por lo tanto, promover la
competencia entre los proveedores de infraestructura, si bien no es la solución
al problema estructural de bajo uso de medios de pago electrónicos no se prevé
que lleve a un proceso de “competencia inútil”.
Si se quiere tener un modelo que
tenga más servicios de valor agregado y flexibilidad en la entrega de
información el principio de la Ley a modificar no era hacer una Sociedad de
Información Crediticia de gobierno.
En este caso la consecuencia estaría
más relacionada con un uso no eficiente de recursos públicos, pero no
solucionará los temas estructurales del sector.
Estos son solo unos ejemplos
donde no siempre la competencia nos da mejores resultados, si bien tenemos que
tener mercados más competitivos debemos de tener cuidado en cómo se hace.
*Jorge Sánchez Tello es
Investigador asociado de FUNDEF, un think tank independiente sobre el sistema
financiero con sede en el ITAM.
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