En las redes sociales, la culpa es de las
mujeres
FORBES 11 de mayo de 2017
Aunque las redes sociales se han
mostrado mensajes de odio, han ayudado a que la violencia contra las mujeres se
vuelva visible.
Desde las últimas semanas,
diferentes casos que han tomado relevancia en el mundo digital han puesto sobre
la mesa de discusión la vulnerabilidad de las mujeres en nuestro país ante la
violencia de todo tipo, la impartición de justicia, la inequidad de género,
pero por encima de todo, la discrecionalidad con la que se puede juzgar su vida
privada y culparlas por todo lo que les pase.
No es que esa doble victimización
sea nueva, más bien se ha vuelto visible. Esa, donde una mujer es culpable por
vestirse de tal o cual forma, por tener actividades de forma independiente, por
salir sola a ciertas horas o por beber alcohol. Tal parece que, si son víctimas
de un delito, la culpa es de ellas y no del perpetrador.
En las plataformas digitales el
tema se ha vuelto del dominio popular y, por desgracia, se ha convertido en una
tendencia frecuente. Lo que antes sucedía en el ámbito de lo privado, ahora es
una tendencia pública donde leemos con periodicidad sobre los ataques de todo
tipo a mujeres que son víctimas del delito.
Las redes sociales son un
excelente termómetro de la opinión pública dada su naturaleza democrática: si
una persona tiene un perfil, entonces puede opinar sobre lo que quiera. No
importa que sea políticamente incorrecto o fuera de lugar, que no tenga
información suficiente o que su dicho esté plagado de prejuicios, simplemente
puede escribir lo que sea. Por supuesto que puede haber consecuencias, pero
podemos expresar nuestra opinión libremente.
En ese sentido, las mujeres han sido
el blanco de ataques de todo tipo cuando han sido víctimas de un delito. Ya sea
porque se les ocurrió salir sin su pareja, porque un ataque cometido contra
ellas “no es para tanto” o porque tenían una vida que a alguien le parecía
licenciosa.
Los tuits publicados por la
Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJCDMX)) en torno al
caso Lesvy, la joven asesinada en Ciudad Universitaria, son un claro ejemplo de
lo anterior. En los mensajes compartidos por la dependencia se daban detalles
de la vida privada de la víctima, cuya redacción daba a entender que su muerte
era consecuencia de su estilo de vida.
Ello provocó una reacción en
diferentes escalas dentro de las redes sociales, ya que usuarias empezaron a
utilizar el hashtag #SiMeMatan a manera de protesta, explicando lo que diría la
policía si ellas fueran víctimas.
Y si bien, la PGJCDMX respondió
separando de su cargo a la encargada de comunicación social, también lo es que
los usuarios de las redes siguen opinando en diferentes sentidos sobre la
violencia ejercida contra las féminas.
No deja de llamar la atención que
algunos usuarios minimicen el hecho argumentando que más hombres son asesinados
de forma violenta o que las estadísticas muestran que los hombres han sido
víctimas del mismo tipo de delitos con mayor frecuencia y en mayor cantidad que
las mujeres.
Al final, eso no muestra sino dos
cosas: por una parte, la normalización de la violencia, ya que se pierde de
vista que no importa la cantidad de víctimas, todas y cada una de ellas son
historias donde hay personas, familias y comunidades afectadas. Y, por otro
lado, que sí hay un detonante en el género, aunque culturalmente los hombres no
seamos capaces de verlo.
No son tiempos fáciles para las
mujeres. De hecho, nunca lo han sido. Sin embargo y a pesar de sus discursos de
odio, las redes sociales han logrado hacer visibles los casos de violencia y
sensibilizar a una parte de la población que, de no escuchar las
manifestaciones digitales, seguirían pensando que la culpa es de la víctima.
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