La visión actual en protección de
datos
FORBES- 12 de mayo de 2017
Si bien hay avances en la
protección de los datos personales, un gran número de organizaciones aún carece
de un plan adecuado ante incidentes.
Cada día, un gran número de
organizaciones maneja extensos volúmenes de información de sus clientes, socios
de negocio, proveedores, empleados, entre otros. A manera que las empresas
crecen, estas enormes cantidades de datos también van creciendo, volviéndose
crítico para las empresas el adecuado manejo y control que apoye la toma de
decisiones y ofrezca a las empresas una ventaja competitiva. Manejar tanta
información personal dentro de sus procesos de negocio conlleva un gran riesgo
para las empresas, ya que cada vez más esta información se encuentra bajo un
mayor escrutinio regulatorio.
Hoy en día, las empresas afrontan
el gran reto de cómo administrar, manejar y compartir esta información a través
de múltiples medios de comunicación, lo cual deben alinear a sus objetivos y
necesidades negocio, además de dar cumplimiento a los requerimientos aplicables
en los diversos países en donde manejan dicha información.
La gran pregunta es: ¿por dónde
comienzo? La clave es entender los datos personales que manejamos, para qué los
manejamos y dónde residen dichos datos. El primer paso es realizar una
identificación de los diversos tipos de datos que se manejan de clientes,
empleados, candidatos, proveedores, etc. Para ello se requiere de la
participación de los usuarios clave de los procesos para identificar el valor
que tiene el uso de esta información. Una vez identificados los tipos de datos,
es necesario entender y mapear el flujo de dicha información y cómo se maneja o
cuál es su finalidad, considerando a través de qué canales se obtiene, adónde
se procesa, a quién se transfiere (interna y externamente), qué uso se le da, tiempos
de resguardo, entre otros.
Realizar este mapeo (ciclo de
vida de la información), permite identificar posibles riesgos al manejar está
información ya sea por uso indebido, alteración, divulgación incorrecta,
accesos no autorizados, etcétera. Este análisis de riesgos permite a las
empresas identificar y ponderar el valor de la información y así clasificarla
de acuerdo con su nivel de criticidad e impacto hacia el negocio, proceso que
facilitará establecer controles adecuados para protegerla.
Al definir una estrategia de
clasificación de la información, las organizaciones podrán poner en marcha
procesos y controles de TI efectivos y diseñados para minimizar el impacto al
usuario final. Otros de los beneficios que se obtienen son: uso eficiente de
los recursos de la empresa para proteger la información; consistencia en el
manejo de los datos personales al crear una taxonomía común; inversiones
adecuadas para la protección de la información confidencial de la empresa;
detección más rápida y tiempos de respuesta para aislar y contener brechas de
datos, así como mitigar el riesgo de pérdidas económicas.
A mediados del próximo mes, PwC
publicará su reporte Estado de la Privacidad en México 2016: más allá de los
compromisos, convirtiéndolo en el primer informe en la materia de nuestro país,
y que, en primera instancia, identifica que para las empresas la clasificación
de datos es un medio para llegar a un fin y se vuelve una de las estrategias e
iniciativas claves de donde se derivan todas las acciones para para dar
cumplimiento a la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de
los Particulares (LFPDPPP).
Como resultado del reporte, aun
cuando 88% de los encuestados declaró que sus compañías han iniciado acciones
en la materia, sólo 54% cuenta ya con un responsable de hacer cumplir las
normas vigentes; no obstante, destacan también las razones de las
organizaciones para implementar medidas al respecto, como: cumplimiento legal o
regulatorio, el fortalecimiento de la reputación de la empresa, el apoyo a la
estrategia de riesgos y gobierno, y diferenciarse de la competencia.
Otro hallazgo del estudio muestra
que mientras no se implemente una estructura de administración de la privacidad
en toda la compañía, cualquier acción será endeble, es decir, fijar políticas y
procedimientos institucionales, además de los lineamientos y directrices para manejar
y proteger los datos personales en todo su ciclo de vida, será la clave para
lograr una gestión integral. Además, el constante monitoreo, así como una
ejecución que se alinee con los objetivos de negocios, llevará al fin último
que toda organización debe perseguir: cumplir las regulaciones relacionadas con
la protección de datos personales.
La inversión y el gasto en
privacidad son imprescindibles para alcanzar dichas metas y así evitar en lo
posible riesgos e incidentes que puedan vulnerar a las empresas. En el caso de
México, hay todavía mucho por hacer; por ejemplo, ocupa aún el octavo lugar a
nivel mundial por el robo de identidad y las organizaciones tienen la gran
tarea de redoblar esfuerzos para contrarrestar los incidentes operativos en
materia de datos personales.
Las consecuencias económicas de
omitir las amenazas y sus impactos pueden ser muy grandes si no se tiene claro
cómo proceder o si hay una estructura débil ante eventos que pueden mermar a la
organización. No sólo es un asunto de cumplimiento, sino de una visión integral
que involucre medidas de seguridad (administrativas, físicas y técnicas) y una
sensibilización de la empresa y empleados que fortalezca la madurez en la
cultura de la privacidad.
*Juan Carlos Carrillo es Director
de Ciber Seguridad y Privacidad PwC México.
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