El resurgimiento del populismo
FORBES- 22 de marzo de 2017
El populismo se ve a sí mismo,
como la antítesis de las élites. Es la voz de los olvidados, del
"patriotismo" que surge históricamente, de la izquierda y hoy surge
en los países occidentales.
Al final de la Guerra Fría, el
mundo fue testigo del surgimiento de un sistema internacional liderado por
países cuyos gobiernos fueron moviéndose poco a poco, de la izquierda al centro
dejando un vacío político que ha sido ahora ocupado por el populismo. Ejemplo
de esto, fue el gobierno de Bill Clinton en los Estados Unidos y el periodo de
Tony Blair en el Reino Unido.
Este vacío permaneció intacto
hasta el 2008 cuando inició la crisis de los mercados desencadenando el colapso
del sector hipotecario en los Estados Unidos y generando daños en el mercado
laboral en Grecia y España; resultando en la peor crisis internacional desde la
Gran Depresión.
Desde entonces, la agenda de la
“nueva” izquierda da evidencia de su gran similitud con la de la izquierda de
antaño. Aquella que cobró importante fuerza en los países emergentes de los
años 70 que buscaba generar reformas económicas y gobiernos austeros para
equilibrar más la balanza en lo que respecta a la distribución de la pobreza y
la igualdad social.
Así transcurrieron los primeros
años del nuevo orden internacional, con el intento de la derecha por mantener
la idea de la globalización y la integración económica como un proyecto viable
y sustentable; y por otro lado, con la izquierda encontrando en el nuevo orden
internacional los elementos necesarios para revivir al populismo.
Hoy en día, sabemos que el
declive económico es el pivote más importante de la política. El resurgimiento
de gobiernos de centro-izquierda se ha dado en países con mayor gasto público,
con bases de Estado benefactor y con más regulación sobre el mercado. Esto,
asociado a bajos índices de votación y participación social efectiva y a qué
los asuntos no económicos han pasado a formar parte de una agenda para el
desarrollo que incluye temas como la equidad de género, el medio ambiente y los
derechos humanos.
El resurgimiento del populismo es
un fenómeno global, lo vemos en Europa, en América Latina y en los Estados
Unidos. El populismo encuentra un campo fértil en cada país en el que ha habido
poco crecimiento económico, en donde la clase media está a punto de la
extinción, en dónde hay un alto índice de desempleo, poco poder adquisitivo y
en dónde los efectos de la globalización han sido menos favorables.
La realidad es que, en países
como los Estados Unidos, el discurso populista apunta no sólo a temas
económicos; sino que, lleva una carga discursiva nacionalista, de desarrollo
hacia adentro, anti-inmigrante, con la promesa de proveer de empleo a los
estadounidenses, sin olvidar por supuesto la lucha contra el terrorismo.
Por otro lado, en países como el
Reino Unido, Francia y Alemania; el populismo regresa gracias a la fuerza que
le imprimen los movimientos anti Unión Europea, nacionalistas y
proteccionistas; y también, anti-inmigrantes.
Si bien es cierto que al final de
la Guerra Fría, la izquierda quedó desacreditada; en América Latina los
gobiernos de los países bolivarianos intentaron reivindicar a la izquierda
evitando su transición al centro; la crisis en Venezuela es el parteaguas en el
que también estos gobiernos con un nuevo discurso populista pertenecen ahora a
la centro-izquierda.
La convergencia en la política
económica y en el discurso populista de algunos gobiernos occidentales tienen
un común denominador: el re-establecimiento de patrones culturales, de
instituciones, normas, ideas y patrones sociales, que se materializaron en
votos a favor de Trump, del Brexit o de los acuerdos de paz en Colombia; por lo
que no debe sorprendernos (negativamente, por supuesto) que el Trumpismo (por
ejemplo) perdure incluso, después de Trump.
Arlene Ramírez Uresti-Arlene
Ramírez Uresti es Licenciada en Relaciones Internacionales por el Tec de
Monterrey Campus Estado de México, con Mención Honorífica (1998), Maestra en
Diplomacia con especialidad en Terrorismo por la Universidad de Norwich (2010)
donde también realizó estudios de Doctorado en Relaciones Internacionales.
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