Quien desperdicia tiempo,
desperdicia vida
FORBES-14 de marzo de 2017
Te la pasas respondiendo e-mails
todo el día, WhatsApp, llamadas telefónicas, charlas de pasillo y esto, apenas
son fuentes de distracción normales que tienes en un día ordinario.
Contestas dos correos y mientras
lo haces, ¡te llegan otros tres! Apenas terminas de leerlos y ya recibiste la
respuesta a los dos anteriores que habías enviado ¡Parece como si se
reprodujeran más rápido que las bacterias!
Si eres de las personas que
terminan el día con una lista de tareas más grande que aquella con la que
empezaste, te tengo noticias: ¡tienes mucha compañía! Actualmente vivimos en un
mundo tan estresante, tan lleno de tareas por hacer, que la efectividad de las
personas y la productividad en las empresas pudiera estar bajando, en parte por
tantas distracciones que se traducen en falta de eficiencia de muchas personas.
¿Y cómo ser eficiente con tantas
distracciones? ¿Cómo priorizar lo que es verdaderamente importante? ¿Cómo
distinguirlo? ¿Cómo ser más efectivo en el trabajo sin sentirte culpable cuando
no hayas terminado todo lo que tenías pendiente para tu día? Te comparto dos
pasos para lograrlo:
1) Responde a “Las cuatro
preguntas”.
¿Qué cosas me harán sentir
orgulloso al final del año si las logro?
¿Cuáles de mis éxitos están
perfectamente alineados a los objetivos de mi área o de mi empresa?
¿Qué esperan mis jefes de mí, que
me generará un gran reconocimiento al final del año si lo consigo?
¿Qué les demostraría a mis
evaluadores que ya estoy listo para el siguiente nivel?
Las cuatro preguntas son muy
poderosas. Reflexiona bien y encuentra las respuestas. Te puede tomar algunos
minutos, varias horas o quizá, incluso, requieras una charla con tus jefes.
Sigue leyendo sólo hasta que las contestes con claridad. Cuando tengas las
respuestas, podrás estar seguro de cuáles son tus Metas reales y hacia dónde
debes estar enfocado.
Ahora, aquí está la clave: cada
vez que vayas a comenzar una tarea o cualquier actividad, crea el hábito de
preguntarte: “Esto que voy a hacer, ¿me acerca o me aleja de mis Metas
reales?”. Si la respuesta es que te acerca a tus metas, ¡te felicito!
¡Encontraste algo que verdaderamente es importante!
Recuerda que muchas personas te
pedirán tu colaboración a cada momento, con el argumento de que lo que te
solicitan “es muy importante”. Habrá quien incluso te diga “sé que estás
ocupado, pero esto es importante”. Quizá lo es, pero las cosas importantes
deberían sobresalir y cuando te dicen que todo es importante, entonces nada
realmente lo es, porque nada sobresale ¿Te das cuenta? La forma correcta de
priorizar es que independientemente de lo que digan los demás, sólo le
asignarás la etiqueta de “algo importante” a lo que hayas identificado con “Las
cuatro preguntas”. Esas son tus Metas reales. Desde ahora y para siempre: si lo
que vas a hacer o lo que te están pidiendo que hagas te acerca a tus Metas
reales, ¡esa es tu prioridad! ¡Eso es lo verdaderamente importante!
2) Permítete algunas excepciones.
Si te la pasas enfocado sólo a tus prioridades, serás una persona de alto
desempeño, pero la cooperación con los demás también es necesaria. Sin embargo,
para poder cooperar, primero define tu “Intervalo aceptable”; que es el número
de minutos que puedes dedicar a una tarea que no esté alineada a tus Metas
reales, sin que te afecte en tu trabajo o en tu vida personal. Si eres una
persona muy ocupada pueden ser 15 minutos, o media hora si tienes más
flexibilidad.
Ahora puedes dedicarte a otras
tareas al final del día, cuando ya hayas terminado tus prioridades o avanzado
en ellas, pero también puedes hacerlo en cualquier momento, siempre que cada
actividad esté dentro de tu “Intervalo aceptable”.
El día sólo tiene 24 horas y lo
ideal es que dediques ocho a trabajar y ocho a descansar ¡Asegurándote que no
coincidan! Quizá no tengas oportunidad de realizar todo en ocho horas, pero
siempre habrá tiempo para tus prioridades y éstas las identificas no por lo que
los demás dicen que es importante, si no por lo que tú definiste con las
preguntas del primer punto.
Al final, lo relevante es cómo te
vas sentir, porque si te sientes bien, tendrás más energía y trabajarás mejor.
Pero si haces mucho y al final no te sientes bien, significa que lo que hiciste
no te acerca a tus Metas reales y podrías estar desperdiciando tu tiempo y
recuerda: el que desperdicia su tiempo ¡Desperdicia su vida!
Arturo Luna-Director en el área
de Retiro de Mercer en la Ciudad de México. Participa en diversos proyectos de
consultoría actuarial para grandes empresas del mercado nacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario