Trabajadores, una especie
amenazada
El Periódico - marzo de 2017
En este instante, el ordenador
chino 'La Luz de la Divinidad Taihu' realiza 93.000 billones de operaciones por
segundo. ¿Imaginan a un bróker midiéndose con él? Sería como competir con Usain
Bolt calzando unos 'stilettos'. Y a las puertas llama una nueva ola de
inteligencia artificial no solo más veloz, sino "más lista que el humano
más listo", según el visionario Elon Musk, fundador de Tesla.
"Cuando perdamos nuestra importancia
funcional en la red, descubriremos que, después de todo, no somos la cúspide de
la creación", ahonda en la herida el historiador Yuval Noah Harari en
'Homo Deus'. "Nos sumiremos en el olvido, como los mamuts".
Hasta que no llegue la
humillación total como especie, los economistas ponen sobre la mesa un dato del
impacto de la robotización en el empleo: de aquí al 2030, 5 millones de oficios
se destruirán en los 15 países más industrializados por culpa de ser tan poca
cosa. ¿Hay que darle crédito o pensar que Keynes ya vaticinó el fin del trabajo
en 1931? De momento, dos visiones echan un pulso: 1/ No. Los trabajadores
desplazados en la cuarta revolución industrial encontrarán nueva colocación,
como ocurrió en la segunda; y 2/ Sí. La tecnología nos conducirá a paso ligero
a un progresivo apocalipsis social y político.
Un 47% de empleos son
susceptibles de automatización, según un estudio de los ingleses Frey y Osborne
LOS EXPULSADOS
La versión apocalíptica tiene su
sostén en un muy citado –y discutido– estudio firmado por Carl Benedikt Frey y
Michael Osborne. La pareja de economistas de Oxford Martin analizó 70
profesiones (y sus ramales, hasta llegar a 702) y concluyó que el 47% de los
empleos actuales en EEUU desaparecerán. Ese dato ha sido recogido y refrendado
por el alemán Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial y autor de 'La
cuarta revolución industrial' –prologado, ojo, por Ana Patricia Botín–, quien
aventura que "crecerán los puestos de trabajo cognitivos y creativos de
altos ingresos y las ocupaciones manuales de bajos ingresos (y altamente
inestables)". Y esas "élites cognitivas –añade Tyler Cowen, de la
George Mason University de Virginia– no solo controlarán el conocimiento y el
capital, sino también la intermediación entre humanos y máquinas".
¿Es teleoperador, taxista, agente
de seguros, bibliotecario...? La robotización llama a su puerta para comunicar
el desahucio
¿Está usted en la franja del
medio? ¿Es teleoperador, taxista, asesor inmobiliario, agente de seguros,
radiólogo, bibliotecario…? Pues, según Schwab, lo tiene crudo. La robotización
llama a sus puertas para comunicar el desahucio. Y el resto, que tampoco se
confíe en lo imaginativo y sensible de su empleo: Schwab dice que un algoritmo
es capaz de crear narrativas (el 'New York Times' ha demostrado la
imposibilidad de distinguir entre una pieza escrita por un humano de la de un
robot). "Las tecnologías disruptivas tienden a aumentar la productividad
mediante la sustitución de los trabajadores, en lugar de crear nuevos productos
que necesiten mano de obra", afirma Schwab. "La cuestión es cómo de
rápida se hará".
A este lado del Atlántico la cosa
no mejora. Daniel Raventós, titular del departamento de Teoría Sociológica de
la Facultad de Economía y Empresa de la UB y fundador de la Red Renta Básica,
explica que "las conclusiones para Europa hablan de la destrucción de más
del 50%". "Solo algún economista de la escuela austriaca y los
neoliberales en general sostienen que eso siempre ha pasado, y que los trabajos
sustituidos quedarán compensados por los otros nuevos". Calcula Raventós
que, si sigue la tendencia actual, "habrá un 0,0001% de la población muy
rica y completamente bunkerizada, y el resto malvivirá".
CAMBIOS A EMPUJONES
Menos catastrofista se muestra
José García Montalvo, profesor de Economía de la UPF y uno de los pocos que
predijo la llegada de la crisis en voz alta. A su juicio, Frey y Osborne
manejan "una agregación un poco burda", y sostiene que "los últimos
números que se manejan hablan de una destrucción del 25%". Sí coincide con
los ingleses en que los más afectados por la automatización serán los que hoy
ocupan las franjas medias ("los que pagan impuestos"). En su opinión,
en la economía digital, la gente con poca cualificación se podría recolocar en
otros sectores, "como la atención a la infancia y a la tercera edad",
pero oficios como "cajeros de banco, asesores financieros y traders"
serán barridos porque "los algoritmos decidirán y lo harán muy bien".
"Será un proceso
exponencial, pero irá a empujones", pronostica el economista José García
Montalvo a la luz de fallos en determinados algoritmos
García Montalvo pronostica que
"será un proceso exponencial, pero avanzará a empujones". ¿Y eso?
"Pensamos que hay cosas que las máquinas hacen mejor y luego resulta que
no tanto –señala–. Los algoritmos para el cálculo del 'mortgage backed
security' [activo que acumula obligaciones de deuda ligadas a hipotecas] han
salido todos mal, igual que los sofisticadísimos modelos para calcular el
'rating' [calificación crediticia] de las empresas". El economista prevé
que en el futuro "el trabajo será complementario, no sustitutivo".
CIBEROPTIMISTAS
Otro estudio, el de la OCDE,
cifra la destrucción de un 12% de los empleos en España, mientras que desde la
UB hablan del 50%
En el club de los optimistas
están Melanie Arntz, Terry Gregory y Ulrich Zierahn, autores del estudio
encargado para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
(OCDE). Prestando atención a la heterogeneidad de las tareas de los trabajadores
en sus puestos, el trío afirma que en los países de la OCDE solo "el 9% de
los empleos son susceptibles de automatización" (en Austria, Alemania y
España, por este orden, será del 12%) y que, en todo caso, "las máquinas
asumirán muchos de los trabajos sucios, peligrosos, aburridos o
repetitivos".
El estudio de la OCDE también
pone en entredicho las cifras de Frey y Osborne porque, opinan, "la
proporción de puestos de trabajo en riesgo no debe equipararse a las pérdidas
de empleo reales". Por tres motivos: 1/ la utilización de las nuevas
tecnologías es un proceso lento, debido a los obstáculos económicos, jurídicos
y sociales. 2/ Los trabajadores pueden adaptarse a las dotaciones tecnológicas
cambiando de tareas. 3/ El cambio tecnológico genera empleos adicionales.
El huso del textil tardó 120 años
en difundirse fuera de Europa. En menos de 20 la taiwanesa Foxconn ha
reemplazado a 60.000 empleados por robots
Ustedes se preguntarán –y harán
bien– ¿cómo explicar el desajuste entre el 9% y el 50%? Va el pan de muchos.
Primero, porque los datos no son neutros. Segundo, porque el galope digital ha
coincidido con los espasmos de la crisis, y esa espantosa convergencia mueve el
pulso de cualquiera que saque la foto. Y tercero, según Erik Brynjolfsson y
Andrew McAfee, economistas del Massachusetts Institute of Technology (MIT),
porque "los avances digitales están transformando el poder mental de una
manera similar a la forma en que la máquina de vapor". Solo que mientras
el huso del textil tardó 120 años en difundirse fuera de Europa, en menos de 20
años el taiwanés Foxconn, el primer fabricante de móviles del globo, ha
reemplazado ya a 60.000 empleados por robots.
EN EL TEJADO POLÍTICO
"Si unos pocos se lo llevan
todo, crecerán el malestar social, las migraciones y el extremismo
violento", alerta Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial
En la segunda década de este
siglo, avanzan Brynjolfsson y McAfee, "comenzaremos a ver los efectos
económicos y políticos de esa transformación", y la pelota estará en el
tejado de la Administración, para regular la carrera "con, y no contra,
las máquinas". La importancia de la política es compartida por García
Montalvo, más si cabe en España. Primero, para la adaptación de los ciudadanos.
"El Estado debe darse cuenta de que no se pueden afrontar los retos del
siglo XXI con un sistema educativo del XIX –dice–. Mientras en EEUU se
preguntan si los niños tienen que dejar de aprender a escribir a mano y empezar
a programar a los 7 años, aquí nos preguntamos si la nota de religión debe o no
contar en la calificación final".
La política también debe evitar
que la brecha sea intolerable. "Hay que asegurarse de que zonas enteras
del mundo no se queden atrás. No es un imperativo moral, es una meta crítica
que mitigaría el riesgo de inestabilidad mundial", alerta Klaus Shwab a
las élites. "Si unos pocos se lo llevan todo (...) crecerán aún más el
malestar social, las migraciones masivas y el extremismo violento".
Otro astado que tendrán que
capear los titulares de Hacienda es la recaudación de impuestos. La economía
digital irá a buscar trabajadores independientes en la nube, ya sean de Nueva
Delhi o Lima, lo que eximirá a los empresarios de pagar impuestos como empleadores
y prestaciones sociales, y condenará al resto aún más al precariado.
QUE PAGUEN LOS ROBOTS
Bill Gates propone que los
gobiernos graven a las máquinas con un impuesto equiparable a los sueldos de
los desplazados
Ante este panorama, Bill Gates,
el cofundador de Microsoft, reclamó hace unos días desde las páginas de la
revista 'Quartz' que los gobiernos graven a las máquinas con un impuesto
equiparable a los sueldos de los trabajadores desplazados. Pero esa idea
bienintencionada no es viable, según García Montalvo, como sí lo es gravar a
las empresas que contaminan el medioambiente. El economista también descarta el
impuesto convencional de la renta, porque "las actividades en red se
pueden deslocalizar, y del pago del 35% de impuestos pasas al 1% y lo recibe
vete tú a saber quién".
"Si no queremos caer en el
populismo –añade–, hasta completar la transición, hará falta algún tipo de
renta básica para prácticamente una generación entera afectada por la llegada
de la robotización". A su juicio, una solución podría ser "un
impuesto negativo sobre la renta", un complemento para aquellos que se
sitúen por debajo de un nivel de ingresos, tengan o no empleo. Una fórmula para
mantenerles en el sistema y no abonar el terreno de los vividores. "Es una
propuesta social de Milton Friedman que se aplica a baja intensidad en EEUU y
que Ciudadanos ha propuesto al Gobierno de Rajoy".
Daniel Raventós, al frente de Red
Renta Básica, asegura que es viable una asignación de 7.471 anuales para todos
los españoles adultos
750 EUROS PARA TODOS
El economista Daniel Raventós,
que preside la Red Renta Básica, tiene otra perspectiva. Partiendo de un
principio republicano –"quien no tiene la existencia material garantizada
no puede ser libre"–, propone "una asignación monetaria incondicional,
acompañada de una reforma de la política fiscal que redistribuya la
riqueza".
Junto a Jordi Arcarons y Lluís
Torrents, y disponiendo de casi dos millones de declaraciones del IRPF para
confeccionar su estudio, Raventós concluye que es posible financiar una renta
básica para todo español adulto de 7.471 euros anuales y de 1.494 para los
menores ("unos 750 euros al mes por mayor de edad y a los menores, la
quinta parte"). Y eso "sin tocar un céntimo de Sanidad, Educación ni
Casa Real", aunque sí sacando recursos a través, por ejemplo, del impuesto
sobre las transacciones financieras.
¿Qué se ahorraría el Estado?
"113.000 millones". ¿Cómo? "Toda asignación pública monetaria
inferior a la renta básica desaparecería, y no tendría costes administrativos,
como sí los tiene el control de los subsidios condicionados". ¿Y la gente
no se echaría a la bartola? "La realización de trabajo remunerado no
implica la pérdida de la prestación –asegura Raventós–. Podremos ir acumulando
ingresos procedentes de las fuentes que sean, y en caso de que superen cierto
umbral, corresponderá aportar a la sociedad a través del sistema
impositivo".
LA TERCERA RESPUESTA
No es la revolución digital, sino
la contrarevolución neoliberal, la causante de la creciente precariedad",
afirma el economista Dean Baker
Al inicio hemos dicho que había
dos posturas sobre el futuro del empleo. En realidad hay una tercera, la de
economistas como Dean Baker, cofundador y codirector del Center for Economic
and Policy Research de Washington. Baker está convencido de que el excesivo
foco que se pone ahora sobre la digitalización como causa de la pérdida de
empleos tiene como objetivo evitar que se analicen las causas reales de la
precarización de millones de trabajadores iniciada en los 70, cuando se rompió
el pacto firmado tras la segunda guerra mundial entre sindicatos, patronales y
gobiernos para cimentar la sociedad del bienestar.
"No es la revolución digital
–clama Baker–, sino la contrarrevolución neoliberal, la causante de la
creciente precariedad". Una interpretación que daría cierto sentido a las
prisas con las que el último Foro de Davos –conciliábulo del neoliberalismo–
ondeó la bandera de la renta básica. "Para ellos es la oportunidad de
extender un cheque a cambio de desmantelar de una vez por todas el estado del
bienestar", anota Daniel Raventós.
LA CESIÓN DEL YO
"La clase dominante ya no
explota a la multitud, ha logrado que se explote a sí misma y crea que obra con
libertad", según el filósofo Byung-Chul Hano
Mientras todo esto va haciendo
chup chup, el filósofo Byung-Chul Han advierte que el capitalismo de la razón
ha mutado en capitalismo de la emoción: ya no impone, seduce. Ha puesto un
dispositivo móvil en 5.000 millones de manos, asegura que nuestra opinión
cuenta y todos a ceder con una entrega obsesiva datos que procesan 'sus'
algoritmos. "La clase dominante ya no explota a la multitud, ha conseguido
que se explote a sí misma y crea que obra con libertad", subraya Han.
'Libertad' para hacer, según el 'Informe Big Data 2015', 4,1 millones de
búsquedas en Google, 347.000 tuits, 3,3 millones de actualizaciones en
Facebook, subir 38.000 fotos a Instagram y más de 100 horas de vídeo a YouTube,
enviar 34,7 millones de mensajes instantáneos por internet y descargar 194.000
aplicaciones. Por minuto.
Parte de esos raptos de
exposición narcisista –que ya facilitan un retrato del inconsciente colectivo–
van a parar a empresas como, por ejemplo, Acxiom, que comercia con datos de 300
millones de norteamericanos y tiene un catálogo de 70 'categorías' (humanas):
están los 'waste' (basura), a los que se les niega el crédito, y los de mayor
valor, los 'shooting star', que son los dinámicos, de 35 a 45 años, 'runners',
casados, sin hijos y que les gusta la serie 'Seinfeld'.
"Eso es el fin de la
libertad", avisa Han. No solo el fin del trabajo.
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