Un implante cerebral nos acerca a volvernos ciborgs
FORBES- 30 de marzo de 2017
Un mundo automatizado trae
beneficios directos a los humanos, en especial los que tenían carencias
físicas, luego viene aceptar lo que hace mejor, y distinto, a un robot.
Bill Kochevar es el primer
paciente tetrapléjico del mundo en recuperar un movimiento de las extremidades
electrónicamente. Utilizando un implante cerebral logra reanimar los músculos
largos, que habían permanecido inactivos durante ocho años, a través del poder
de su cerebro. Un accidente en bicicleta lo dejó sin movimiento del cuello
hacia abajo y ahora la ingeniería biomédica juntó dos tecnologías para
permitirle realizar un movimiento esperanzador.
El estudio del equipo de
ingenieros biomédicos de Case Western Reserve University en Cleveland, Ohio,
reunió dos componentes de la neurotecnología que han mostrado un gran valor por
separado: implante a nivel corteza cerebral y un sistema de Estimulación
Eléctrica Funcional (FES por sus siglas en inglés Functional Electric
Stimulation).
La primera es una interfaz
cerebro-computadora que traduce los pensamientos en señales digitales. El
implante Braingate2 utilizado por Kochevar consta de dos series de electrodos
de 96 canales, cada una del tamaño de una píldora pequeña, colocada en la superficie
de la corteza cerebral motora, la que controla el movimiento. Dispositivos
similares al Braingate2 han permitido a pacientes con parálisis similares tener
control sobre brazos robóticos y operar teclados de computadora a través de sus
pensamientos.
La otra parte del sistema implica
la Estimulación Eléctrica Funcional del brazo y de la mano. La FES, que activa
los músculos paralizados con pequeñas pulsaciones de electricidad, se utiliza
ampliamente para restaurar o mejorar la movilidad en personas con discapacidad.
Sin embargo, no ha sido previamente controlado directamente por el propio
cerebro del usuario. El sistema iba activando reacciones eléctricas para
flexionar o estirar músculos (los cuales tienen que ir siendo activados poco a
poco, más después de ocho años de atrofia muscular).
Los logros que esto implica a
nivel individual ahora se enfrentarán a las partes complicadas de hacerlo
llegar a más personas. Como especie tenemos que juntar a un grupo de
inversionistas que le encuentren valor en el mercado para que se busque tomar
pasos claves. Para que un sistema como el de Kochevar salga del laboratorio
hospitalario universitario se tiene que invertir en interfaces de corteza
cerebral intercambiables, más compactas, portátiles, incluso pensar en un
sistema sin cables para que sea un tanto más portátil. Así como una fuente de
energía del EEF duradera y portátil (todavía no se puede hacer tan inalámbrica,
pero tal vez con inversión extra se podría).
Después de esto, hay que proyectar
cómo disminuir el costo de producción, si por demanda o por otros métodos como
seguros o incentivos. Además, hay que ver “nuevas aplicaciones” de esta
tecnología a nuevos mercados que también podrían ayudar a ampliar el mercado y
reducir costos. Es así que la tecnología que puede ayudar a controlar
movimientos con la mente podría ayudarnos a controlar robots Mecha como los
Jaegers de Guillermo del Toro en Pacific Rim. De ahí podríamos recolectar datos
y hacer cierta Inteligencia Artificial para que esos movimientos se vean
reflejados en androides, e incluso en robots de funciones específicas como los
brazos mecánicos en fábricas.
El impacto es grande y me
pregunto cada vez más sobre nuestra lentitud como sociedad para iniciar las
conversaciones de legislar alrededor de la automatización y el análisis de
impacto económico en naciones manufactureras. ¿Tal vez lo que requerimos son
robots que hagan ese trabajo por nosotros? Tal vez si nos conectamos con
sensores podríamos utilizar más que nuestra fuerza humana y capacidad de acción
limitada (por 10 dedos, o dos piernas, o lo que podemos cargar) y realizar
varias tareas a la vez.
Sabemos que nuestro cuerpo puede
hacer cosas impresionantes, también nuestra mente, es así que hemos creado
tecnologías que nos facilitan tareas que nuestro cuerpo no podría hacer. Pero
ya no hablamos de una sola tarea, hablamos de una serie de tareas múltiples y
capacidades de medición del mundo físico que no tenemos totalmente integradas
con nuestros sensores orgánicos. Con ciertas capacidades cyborg probablemente
demos un paso a entender lo que requiere la colaboración.
La tecnología es un beneficio y
recomiendo evitar conflictos de interés humano vs. artificial, encaminarlo
hacia la cooperación y generación de una mejor sociedad. Mantener el
conocimiento de las herramientas que nos dan control sobre los objetos, ya sea
conectándonos o dejándolos actuar independientemente, pero con un botón de
apagado. No ganamos nada peleando contra los robots y la automatización,
podemos ganar más de lo que perderíamos.
Ricardo Blanco-Ricardo Blanco
tiene licencia para comunicar y busca entender la tecnología para, en sus ratos
libres, escribir sobre sus descubrimientos. Actualmente dirige la comunicación
para Tesla en México, antes lo hizo para los productos de consumo de Google en
LatAm.
No hay comentarios:
Publicar un comentario