El
problema es nuestro lado del muro
FORBES- 9 de marzo de 2017
Aun cuan peligroso sea Donald
Trump, nuestra actual dinámica político/social es más peligrosa para el futuro
inmediato
En el último año he visto como
hijos de amigos míos murieron por el estado decadente de nuestra sociedad
política. Con la atención puesta en incrementar la riqueza personal, los
políticos que han tomado el control del país en el Siglo XXI son personas sin
conciencia histórica que, sin el mínimo interés por la labor social, por el servicio
público, han llegado a posiciones de poder -algunas de responsabilidades de
vida o muerte como la legislación de camiones asesinos en carreteras
nacionales, o la responsabilidad de diseñar y cuidar la aplicación de las
normas de relación entre policías, sociedad y delincuentes- únicamente con la
visión de obtener dinero fácil que no pasa por
el rendimiento de cuentas ante nadie y si acaso, ante cómplices que
persiguen el mismo interés. Sin conciencia histórica, sin un revisionismo de
nuestra historia, estos políticos han destruido los principios y cimientos
básicos de nuestra estructura social y cultural rompiendo los hilos conductores
de lo que se ha llamado el ‘tejido social’ liberando conductas que en una
óptica armónica serían conductas delincuenciales. Con un altísimo grado de
cinismo, estos políticos, al no respetar las estructuras históricas de décadas
de convivencia y construcción de esqueletos comunicantes en los que convivían
fuerzas dinámicas en todos los sentidos de la inercia legal, cultural, social,
fueron desgajando la estabilidad emocional y de convivencia de los distintos
órdenes sociales, sin proponer una alternativa de dirección, dejando vacías las
reservas de lógica y razón que dieran sustento a nuevas normas básicas de
convivencia.
Sin una alternativa de dirección,
como es el caso de la teoría revolucionaria -que destruye el orden establecido
para sustituirlo por un nuevo orden preconcebido, prediseñado, que busca nuevas
fronteras de desarrollo- la explotación de las posiciones políticas con fines
económicos, ha destruido sistemáticamente el marco teórico del Estado Mexicano,
dejándonos al país en la indefensión total.
Como ya lo hemos mencionado aquí,
la insistencia en buscar y crear a Trump como un ‘punching bag’ a quien culpar
de todos nuestros males, desde una perspectiva autocrítica, debería de
servirnos para, al mirar hacia adentro de nuestro país, señalar las fallas
sistémicas que nos están colocando en esta frágil posición en el teórico campo
de batalla en el que ya estamos metidos frente al embate de las nuevas
políticas de Estados Unidos. Culpar a Estados Unidos de sus políticas
antinmigración, como un acto de agresión contra México, es el ejemplo más claro
de esta lógica invertida. Si México tratara con dignidad económica, oportunidades
laborales, distribución de la riqueza, a sus pobladores, estos no tendrían la
necesidad de buscar opciones de supervivencia en Estados Unidos. Si bien, allá
se ven beneficiados por la mano de obra barata y de alta calidad, ciertamente
el ciclo comienza con la pobreza -y ahora la violencia- que expulsa a su gente,
en México.
En el mensaje que Trump dio ante
el Congreso norteamericano, destaca su política de incentivos fiscales para que
las empresas norteamericanas no busquen salirse del país. La propuesta mas
notoria es la reducción del equivalente al ISR de 35 a 20 puntos sobre
utilidades declaradas. Una propuesta arriesgada para los ingresos del estado,
que se verá compensada con una acción de ampliación y cumplimiento de la base
fiscal. Se pueden reducir impuestos en tanto haya cada vez más personas
pagándolos. En nuestro país, lejos de buscar ensanchar esa plataforma
socioeconómica que genera impuestos, la acción ha sido cautivar más a los
cautivos, incrementando los impuestos que paga una base reducida, en lugar de
buscar la generación de más impuestos a lo ancho, es decir, en una base
poblacional más amplia y activa. Una de las razones fundamentales ha sido el
clientelismo que utilizan todos los partidos para generar votos a su favor.
Tolerando el comercio informal, el hacinamiento poblacional, el reclutamiento
extraoficial de sindicatos y asociaciones diversas, es el propio gobierno el
que genera grandes cantidades de dinero que no se reporta al fisco. A ello hay
que sumar que los funcionarios de partidos políticos, así como toda la
plataforma del poder legislativo -por ejemplo- no pagan un solo peso de
impuestos. Este clientelismo, que es el que, además paraliza ciudades en
manifestaciones, deteriora la eficiencia de los servicios públicos y explota la
tramitología como fuente adicional de ‘cobro de piso’, destruye la base
económica al no ingresar sus recursos al sistema formal, manejando una sub
economía en el terreno de una informalidad que, además, propicia el paso rápido
y dinámico a negocios de carácter totalmente ilegal. Una vez zanjada la
frontera de lo aparentemente legal -que sería el recibir dinero registrado
fiscalmente, cumplir con obligaciones de impuestos, documentar las
transacciones en la formalidad-, el terreno de movimiento del dinero ‘fácil’ se
puede extender hacia cualquier frontera: la fayuca, la piratería… el narco, el
tráfico de personas, el cobro de piso, etc. Acciones todas, toleradas por los
políticos que, en su afán de crear riqueza, no voltean hacia la pirámide de corrupción
que crean desde el inicio mismo del ejercicio de autoridad.
Así, la muerte de jóvenes
consecuencia de la anarquía con la que circulan los tráileres de doble remolque
en nuestras carreteras, es nota momentánea en la que se discute, la sociedad
presiona, los periodistas presionan… hasta que se llega a un precio de
negociación que concederá el silencio del ‘periodista’, la anulación de los
políticos ‘activos’ a favor de una nueva legislación, y el sostenimiento del
status quo por la clase política en pleno -poderes Judicial, Legislativo y
Ejecutivo de todos los niveles- que actúan como pandilla que se autoprotege en
beneficio del sostenimiento del sistema que, eventualmente, recompensara a
todos los participantes. Así también, el asesinato de una joven se pierde no
solo en el marasmo de la información convenientemente dirigida a la destrucción
del ánimo nacional, sino también en círculos de protección en donde los
policías, los jueces, los investigadores, desacreditan a la víctima y sus
defensores, siempre a la búsqueda de un silencio que protege y mantiene la
clase política, que, en su nuevo papel del Siglo XXI, es un grupo de personas
que obtienen el poder para ofrecerlo a quienes quieran delinquir, abusar,
utilizar el sistema en beneficio de acciones dudosas, pudiendo llegar incluso a
la protección de acciones francamente delincuenciales, siempre y cuando genere
dinero.
Por muy loco o descarrilado que
parezca Trump, debemos de voltear a vernos a nosotros para darnos cuenta de
que, mientras el ejercicio de poder en EU conserva contrapesos que limitan
acciones que podrían rayar en la anarquía, en nuestro México no hay tales. Una
reducción de 15 puntos en el ISR en México, sería impensable dada la estructura
fiscal diseñada para el fraccionamiento clientelar. Una reducción de 15 puntos
en el ISR en Estados Unidos, puede significar no solo la contención de empresas
norteamericanas en Estados Unidos, sino también la atracción de otras muchas
empresas y negocios que, de México, encontrarían allá las oportunidades
financieras de desarrollo que aquí no existen… y no van a existir.
Aun cuan peligroso sea Trump,
nuestra actual dinámica político/social es más peligrosa para el futuro
inmediato de México. Sin argumentos contundentes de defensa, sin estructuras
solidas de cultura histórica que den sustento a los argumentos de defensa -que
la propia clase política ha destruido-, difícilmente pasaremos este episodio
sin un sacudimiento intenso. El que ese sacudimiento sea externo y destruya aún
más nuestra idea de país, o que sea interno, y contribuya a un cambio de
paradigma, dependerá de la habilidad que tengamos para esquivar el bombardeo
oficialista de información y pongamos el ojo en la discusión necesaria de
transformar nuestra ideología.
Luis Gerardo Salas-Creador y
fundador de Rock 101 desde la FM hasta rock101online.mx siempre explorando
nuevas formas de provocacion. En el curriculum dice: Rock Stock, W Radical, y
una lista larga de noches que se convirtieron en mañanas llenas de música.
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