Diplomacia en tiempos de Trump
FORBES- 2 de enero de 2017
México saldrá adelante porque su
gente, sus empresas y sus servidores públicos sabrán tomar al toro por los
cuernos y no dejar que décadas de trabajo se arruinen.
Estimado lector: Donald Trump
será presidente de Estados Unidos. Se trata de un escenario en el que México
tendrá que reinventarse para lidiar con varios años de políticas agresivas
que, seguramente, aplicará nuestro vecino del norte.
Ante ello, propongo dos cosas:
primero, redoblar esfuerzos y estrechar la relación que tenemos con nuestro
país vecino. En segundo lugar, atender a nuestra población migrante, tanto a la
que ya está allá, como a la que está lista para dar el salto del otro lado del
Río Bravo.
Empezando por lo básico, México y
Estados Unidos tienen una importante relación comercial, en gran medida por el
Tratado de Libre Comercio (TLC), que entró en vigor en 1994.
Para muestra basta un botón:
nuestro país es el tercer socio comercial de Estados Unidos, sólo después de
Canadá y China. Además, entre México y la Unión Americana se comercian más de
1.1 millones de dólares… ¡por minuto!
La estrecha relación no se queda
únicamente en lo económico. Para el tema de la inseguridad, ahí está la Iniciativa
Mérida, que implica una serie de acuerdos para combatir el crimen organizado.
En el caso del medio ambiente, y sobre todo en la frontera México-Estados
Unidos, hay un buen número de tratados y organismos de gobierno que trabajan
para la protección de importantes recursos naturales.
Una presidencia como la de Donald
Trump, que pretende deshacer este delicado equilibrio de acuerdos, que ha
tomado décadas de cooperación, tendría costos enormes.
Quizá no en el corto plazo, pero
sí en el largo, el proceso de aislamiento estaría sujeto a muchas más
restricciones, ya fuera porque las empresas estadounidenses demandaran a las
acciones de su presidente por daños a sus ganancias, o porque el Congreso limitara
la acción del Ejecutivo en la derogación de tratados internacionales.
La relación que se ha establecido
entre México y Estados Unidos es sumamente estrecha y benéfica, y está anclada
de maneras tan complejas que difícilmente un gobierno puede cambiarla de la
noche a la mañana.
Es por ello que en México tenemos
que redoblar nuestros esfuerzos de integración hacia una economía y un país con
el cual estamos destinados a tener relación por la cercanía territorial.
Eso no significa que debamos
sentarnos y esperar lo mejor en el trato que se le dará a nuestros migrantes.
Para ello, rescato dos propuestas muy concretas que Guillermo García Sánchez
escribió recientemente en Animal Político:
Primero, generar una estrategia
robusta de repatriación a todos los connacionales que serán deportados; para
esto, se requerirá que la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) detenga los
recortes al personal consular, y que la Secretaría de Desarrollo Social
(Sedesol) se prepare para integrar a los niños repatriados a los programas
educativos y sociales.
Segundo, dada la amenaza de
Estados Unidos de salirse del TLC, la Secretaría de Economía (SE) debería
pensar en la manera de equiparar la dirección general encargada de los litigios
con gente especializada en procesos internacionales de comercio y de
inversión. En vez de subcontratar algún despacho, debe generar un capital
humano dentro de la SE que sea capaz de llevar estos casos a nombre del mayor
interés de la nación.
Éstos serán años en los que
México tendrá que demostrar que está a la altura de las circunstancias. Ante
una política internacional que se augura agresiva y neorrealista por parte de
Estados Unidos, tendremos que desempeñarnos de modo más estratégico e
inteligente con los recursos que tenemos.
México saldrá adelante porque su
gente, sus empresas y sus servidores públicos sabrán tomar al toro por los
cuernos y no dejar que décadas de trabajo se arruinen, sino que se privilegie
una relación productiva y benéfica para ambos lados.
Alejandro Legorreta-Es presidente
del Consejo de Administración de Sabino Capital. Como presidente de Opciona
trabaja para combatir la corrupción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario