Consejos para lograr tus
objetivos de Año Nuevo
Vanidades - diciembre de 2016
Muchos se proponen hacer cambios
en su vida cuando se acerca fin de año. En general, sobran las buenas
intenciones: el que es sedentario se propone salir a caminar, el que fuma
quiere dejar el vicio, el que vive a las corridas sueña con pisar el freno. Sin
embargo, la mayoría de las veces, la lista interminable de propósitos fracasa
ya el 2 de enero. Aquí, algunas sugerencias para proponerse objetivos
realizables:
1. Plan o intención: Lo que
muchos llaman planes no son más que buenas intenciones. Quien quiera
alimentarse más saludablemente en el año que viene, tiene una buena intención.
Quien, en el futuro, se propone pedir sólo ensalada cuando va a un restaurante,
tiene un plan. La diferencia es que cuando se tiene un plan, se establece cómo
y cuándo lograr algo. Quien quiera, por ejemplo, hacer más deporte, debería
fijarse una fecha fija en la semana para salir a correr. Las posibilidades de
concretar algo aumentan cuando se pasa de la intención a un plan.
2. Querer o deber: Los planes son
buenos porque dan cuenta de que se tiene un objetivo o se quiere un cambio. Sin
embargo, hay que preguntarse cuál es la motivación detrás de todo ello. ¿Tiene
que ver con algo que se quiere o que se siente que se debe hacer? La categoría
"debería-podría" promete menos éxito. Tampoco funciona el "me
gustaría". Siempre es más efectivo el "quiero".
No está de más buscar buenas
justificaciones para el plan. ¿Se trata de un objetivo personal o se está
haciendo algo por otro? Y lo más importante: ¿realmente se desea eso? Cuanto
más justificado está el objetivo, más fácil es llevarlo a cabo.
3. Querer y hacer: La voluntad es
una motivación fuerte, la fuerza que pone todo en movimiento. Pero no basta con
eso. El problema es la implementación. Por eso, es importante que lo que uno se
haya propuesto sea realizable. Para ello, son necesarios el amor propio y la
ambición. Si no se logra caminar ni cinco manzanas por día, no es razonable
fijarse por objetivo caminar 40 diarias.
4. Secreto y público: Lo mejor es
no mantener los objetivos en secreto. Cuando se hacen públicos, se asume una
mayor responsabilidad. Además, de esta forma se puede pedir incluso apoyo al
círculo íntimo para la concreción de los planes, lo que aumenta las chances de
éxito.
5. De a poco o todo junto: Lo
ideal es empezar de a poco. Es decir, no fijarse grandes propósitos todos a la
vez, sino establecer pequeños objetivos. Por ejemplo: si fuma mucho y quiere
dejar de fumar, no se proponga más que eso, que ya es bastante.
6. Desafío y éxito: Hay que
elegir como primer paso algo realizable; es decir, adecuar el desafío a las
capacidades actuales. Si nunca se salió a correr, no se aconseja fijarse como
objetivo correr una maratón, sino apenas correr una pequeña vuelta al parque,
ya que nada motiva más que el éxito.
7. Ahora o nunca: Que una semana
se haya ido menos al gimnasio o que alguna vez se haya visto tentado por la
bolsa de patatas fritas no significa que debe arrojar todos sus objetivos por
la borda. El problema no es tanto el fracaso, sino considerar que un fracaso es
motivo suficiente para dejar de lado todo el plan.
8. Solo o acompañado: Siempre
ayuda tener un compañero con el que llevar adelante los objetivos, ya que esto
permite elogiarse y motivarse mutuamente. Sin embargo, este acompañamiento no
debe ser exclusivo: si el compañero está en cama una semana o se va de viaje,
no es excusa para no llevar adelante las actividades propuestas. El otro debe
ser un aliciente, no una condición.
9. 1 de enero o cualquier momento: Fijar una
fecha ayuda, pero puede ser cualquier día, no sólo el 1 de enero. Lo importante
es elegir el momento adecuado. Si quiere dejar de fumar y el 2 de enero tiene
una cita laboral importante, lo mejor es proponerse dejar el cigarrillo una
semana después.
10. Estar seguro: Piensa bien lo
que necesitas cumplir y visualiza los resultados, de esta forma te imaginarás
logrando tus objetivos con mucho éxito.
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