La competencia es por la credibilidad
FORBES- 12 de enero de 2017
La negativa de las mass media
convencional en México a creer en el crecimiento expansivo de Internet como un
desafío a sus cimientos, ha cobrado sus primeras facturas.
Pareciera que siempre ha sido
así, pero las virtudes inherentes a los medios convencionales que por muchos
años les dieron credibilidad por consecuencia de monopolio de existencia -y
transmisión-, alteraron las prioridades, ofreciendo, incluso, opciones de uso
de esa credibilidad para el fenómeno de la manipulación que bien podría ser
definida como el abuso de esa credibilidad.
La competencia por la
credibilidad a la que me refiero es por la búsqueda de la confianza y la
indudabilidad de los mensajes que son aceptados por el receptor en medio de la
abrumadora cantidad de emisores que existen hoy en día desde el mundo de
Internet y que están enfrentando a la mass media convencional. La
reconfiguración del mapa de conexiones con las que establecemos relación
diariamente para informarnos de la vida, se encuentra sobrecargado, aun cuando
es nuestra decisión la ruta de dialogo con la noticia, el entretenimiento, el
intercambio virtual. Esa sobrecarga tiene como consecuencia que, en esa
competencia, se den escenarios de cuestionable ética que, dispuestos a llamar
la atención, son capaces de alterar la información, inventar la información o
deformar la información con el fin de empatizar con un grupo de receptores que,
al final del día, son únicamente considerados números que ofertar a los
anunciantes que financian alcances de volúmenes de personas para promocionar un
producto o servicio, o una idea o actividad política. La semana pasada en
México se vivió una situación de ‘propaganda del miedo’ que, más allá de los
fines políticos buscados -la auténtica rebelión de la gente, organizada por
alguna fuerza clandestina; o la elaborada simulación de escenarios de miedo
para la contención de la sublevación popular- es definitiva para entender el
balance de los medios de información y comunicación en el 2017. Información
generada en las redes sociales, tanto privadas -WhatsApp-, como públicas
-Twitter, Facebook-, creó un clima de tensión social y pánico colectivo que fue
replicado por los medios convencionales que se vieron rebasados tanto en la
generación de información, como en el seguimiento de la misma, posicionándose
como simples replicadores del universo paralelo del mundo digital. La forma
como fueron incapaces radio, tv y prensa escrita, de asimilar el fenómeno y de
alguna manera ofrecer una perspectiva alterna, muestra que, sumado a una falta
de actualización en el oficio y al entendimiento del nuevo universo de la
comunicación y sus nexos e interpretaciones personalísimas, el crecimiento de
la influencia y cobertura de los nuevos medios alternativos apropiados por
nuevas generaciones que ya no heredaron la credibilidad inherente a la mass
media, o la negaron como parte de un proceso evolutivo natural ante la
identificación y cercanía de nuevas formas de dialogo e interacción, es una
realidad contundente que modifica totalmente el plano intelectual y emocional
con el que consumimos hoy en día la información.
La negativa de las mass media
convencional en México a creer en el crecimiento expansivo de Internet como un
desafío a sus cimientos, alimentada por la arrogancia equivocada de suponer que
solo por existir en una dinámica perversa de complicidades financieras y
políticas eran intocables, ha tenido como consecuencia, en nuestro país, una
agonía por inanición que llega en 2017 al punto de inflexión en donde las
líneas de la gráfica de crecimiento y decadencia de la media convencional e
Internet se cruzan, una con tendencia a la baja, otra con tendencia a la alza,
rompiendo el paradigma de la dominación colectiva acentuando las deficiencias
acumuladas por años de deprecio a las necesidades reales de comunicación e
información de la gente.
Internet confirmó su poder la
primera semana de enero 2017 y las consecuencias comienzan a sentirse al quedar
al descubierto la fragilidad intelectual y conceptual con que fueron
administrados la radio y tv nacionales en donde es increíble que el consorcio
más grande de comunicación de América Latina sea incapaz de producir un solo
‘talk show’, uno solo, a la semana. O la radio vea como sus receptores han
desaparecido del inventario casero, sobreviviendo, y en espacios cada vez más
estrechos, únicamente confinada al automóvil.
En la pasada entrega de los
Globos de Oro, conté, cuando menos, 10 series de producción reciente -Goliath,
American Crime, The Night Manager, The Night Of, This Is Us, Westworld,
Atlanta, Transparent, Ray Donovan, Mr Robot, The Crown, etc- que competían con
normas de calidad excepcionales comparables con la delicadeza y perfeccionismo
cinematográfico. Algunas financiadas por la tv abierta, otras por la tv por
cable y otras más por los servicios de stream. La tv abierta, convencional,
dando la pelea entendiendo la revolución de contenidos y características
específicas de los nuevos lenguajes con que se mueve el dialogo colectivo en la
red. Competencia que ha logrado mantener vigentes a las cadenas y la tv
restringida en un entorno en donde la migración a los servicios de stream cada
vez es más masiva, manteniendo un relativo liderazgo de opinión e influencia
que aún conserva nichos importantes de credibilidad que compiten frontalmente
con el mundo virtual. Adicionalmente han desarrollado plataformas portátiles
‘on demand’, así como lenguajes paralelos multiplataforma que completan una
experiencia híbrida entre la convencionalidad y la virtualidad. Entendieron la
revolución y buscaron su trinchera.
La experiencia inicial de 2017
nos ha demostrado que en México no se entendió la batalla y se perdió el
territorio de la credibilidad, de la competencia por la credibilidad,
sentenciando a nuestra infraestructura mass media a una extinción paulatina que
exigirá una reinvencion que necesariamente tendrá que partir de los breves
espacios que dejara la invasión abrumadora del mainstream de la nueva
comunicación del siglo XXI definida por la Internet, confirmada por Internet en
un ejercicio equivocado de influencia negativa, pero que definió clara y
contundentemente el papel que indiscutiblemente ha ganado en esta competencia
por la credibilidad a una radio y tv agotados.
Luis Gerardo Salas-Creador y
fundador de Rock 101 desde la FM hasta rock101online.mx siempre explorando
nuevas formas de provocacion. En el curriculum dice: Rock Stock, W Radical, y
una lista larga de noches que se convirtieron en mañanas llenas de música.
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