Gestión por competencias, buena forma de
concretar propósitos empresariales
FORBES- 11 de enero de 2017
La gestión por competencias es un
enfoque que busca tender un puente entre los puestos de trabajo y las personas,
haciendo énfasis en el talento para generar una ventaja competitiva.
Empezamos el año con noticias tan
agradables como un puñetazo en el estómago. La manera de lidiar con la ansiedad
que genera la incertidumbre es pasar de la angustia a la acción. Ocuparse en
vez de preocuparse. Planear y aterrizar lo que tenemos en la mente. Ponernos en
acción. Para ello, la gestión por competencias representa una alternativa.
La gestión por competencias es el
método que busca una relación estrecha entre los empleos y las personas. Busca
un modo de desarrollar y explotar las capacidades individuales y en equipo,
haciendo énfasis en el aprovechamiento óptimo de los talentos. El centro es la
persona que es quien detona los resultados que las organizaciones buscan, con
independencia del rubro, sector, tamaño o clasificación que tenga.
La gestión por competencias tiene
ventajas que son valiosas para los individuos en concreto y para las
corporaciones.
Mejora el clima laboral, ya que
se centra en que la persona esté feliz en su lugar de trabajo. Esto significa
contar con las herramientas necesarias para desarrollarlo, con los recursos
suficientes y con un grupo de apoyo que ayude a que las actividades fluyan
adecuadamente.
Aumenta la eficacia y eficiencia
de los empleados porque cuentan con lo necesario para realizar sus labores
adecuadamente. Además, cuando una persona está satisfecha y contenta en su
espacio de trabajo, se detona la chispa de la creatividad.
Incrementa las capacidades de la
organización dado que se centra en los talentos de las personas. Si un empleado
tiene la capacidad de desarrollar sus talentos a máxima capacidad, la
corporación tendrá un mayor potencial de desarrollo.
Mejora el desempeño general de la
organización. La consecuencia inmediata de que una persona en particular,
potencie a su equipo de trabajo y cada equipo de trabajo a la empresa en
general, es precisamente una mejora directa en el desempeño de la organización.
Para lograr estos beneficios, es
necesario llevar una adecuada gestión de competencias. Es decir, tenemos que
identificar las capacidades requeridas de las personas para cada puesto de
trabajo. En esta condición es necesario diseñar un perfil cuantificable y
medible en forma objetiva. La intención principal es implementar un estilo de
dirigir que permita gestionar el talento en forma integral que se relacione con
la planeación estratégica del negocio.
El éxito se sustenta en la
calidad del recurso humano y la disponibilidad para encontrarlo. Ahí es donde,
tanto como empleadores como buscadores de empleo deben centrarse. Cuando más
sensatos en la integración de las cualidades requeridas para una posición, se
tendrá una mayor consciencia de los factores que se necesitan para generar un
perfil. Así, tanto un candidato como un seleccionador podrán entender si esa
posición y sus requerimientos embonan. El aprovechamiento de las
características particulares de un individuo para desarrollar una tarea en
concreto hará que la integración sea más sencilla y el trabajo específico de
esa persona sume al colectivo de la empresa o del proyecto.
Con la gestión de competencias se
incide en el desarrollo profesional de cada integrante del equipo, permite al
cuerpo directivo vincularse en la administración de recursos y contribuye a que
la toma de decisiones se lleve a cabo en forma transparente, objetiva y con
criterios homogéneos. Las malas prácticas como proteccionismos, favoritismos,
berrinches jerárquicos, se ven anulados ante una gestión que busca una medida
del desempeño imparcial y justa.
Para lograrlo, es imprescindible
diseñar un perfil de puestos con las competencias necesarias para desarrollar
cada posición en forma alineada a la cultura organizacional y a la planeación
estratégica. Así, se deben tender puentes entre los procesos, las políticas y
la forma de gestión que deben impactar las siguientes áreas:
La selección de personal que debe
estar en concordancia con los perfiles ideales para las posiciones de trabajo y
los candidatos que se deben proponer.
Capacitación y desarrollo es una
función vital. Se deben identificar las necesidades formativas para desplegar
las competencias necesarias en el desempeño de las funciones.
Planes de carrera y sucesión, que
significa tener reconocidas las competencias más destacadas de nuestro personal
e identificar las capacidades de los elementos más talentosos que puedan
desarrollarse en el futuro.
Política retributiva motivadora.
Uno de los mejores detonadores de un buen desempeño son los incentivos por
resultados. Un salario variable en función de los objetivos concretados y una
evaluación de desempeño clara con criterios objetivos y medibles es una forma
de potenciar el crecimiento.
En definitiva, si sabemos lo que queremos
lograr y contamos con los recursos necesarios para hacerlo, las posibilidades
de concretarlo, aumentan. Los planes y propósitos empresariales encuentran un
camino bien definido y, por lo tanto, más fácilmente alcanzable. Si contamos
con un perfil de competencias bien diseñado, una buena lista de parámetros de
desempeño, valoraciones objetivas, evaluaciones justas, tenemos una base sólida
para sustentar el crecimiento.
Evidentemente, la incertidumbre
del mercado, las variables financieras, las condiciones macroeconómicas, deben
ser consideradas dentro de los parámetros. Pero no son las únicas
consideraciones, es necesario humanizar nuestras empresas, es fundamental
entender que el factor humano es la clave detonante de los buenos resultados.
Cecilia Durán Mena- le gusta contar. Poner en secuencia números y
narrar historias. Es consultora, conferencista, capacitadora y catedrática en
temas de Alta Dirección. También es escritora.
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