Balance de vida y trabajo y otros beneficios
FORBES- 31 de enero de 2018
Generar una lista de beneficios
tradicionalmente no ofrecidos por los empleadores, atrae talento, sólo si
resultan atractivos, si no, resultan un gasto superfluo.
De un tiempo para acá, hemos
recorrido un amplio arco de opciones que los empleadores ofrecen a los
colaboradores que nos llenan de sorpresa. De repente, nos enteramos de que
Eddie Bauer ofrece comida para llevar a sus colaboradores, e-Bay tiene en sus
instalaciones de San José, California espacios para meditación y oración,
Procter and Gamble brinda masajes antiestrés para mejorar la concentración, los
empleados de Ben and Jerry tienen un espacio para ir a dormir una siesta. Todos
estos esfuerzos se hacen con la genuina intención de atraer talento y propiciar
un balance adecuado entre el trabajo y la vida. De repente, nos preguntamos si
esos beneficios son apreciados por la gente o si son extravagancias que tienen
las empresas sin que realmente sean utilizadas por alguien. Muchos de estos
pseudo-beneficios son subutilizados o totalmente ignorados.
Escucho a muchos directores de
empresas, altos ejecutivos y a emprendedores quejarse con amargura por la falta
de agradecimiento de la gente que no aprecia los esfuerzos que se llevan a cabo
para hacerles mejor la vida y hacer que ellos se sientan a gusto. Se mesan los
cabellos ante la ingratitud sin entender qué estuvo mal. No es tan difícil: hay
beneficios que la gente desea más que otros. Sucede con mucha frecuencia que lo
que la empresa ofrece le es transparente a los colaboradores. Hay ejemplos de
buenas intenciones que se quedan como parte de la decoración del espacio de
trabajo sin que jamás se utilicen: bicicletas de spinning que se sitúan en
medio del espacio laboral por si alguien se siente muy ansioso y quiere
desahogarse dando unos cuantos pedaleos. Por supuesto, las bicis terminan como
percheros para las bolsas y los portafolios. Nadie las usa y nadie las va a
usar.
Sucede a menudo, la empresa hace
un esfuerzo grande por tratar de consentir a su personal y los resultados son
poco apreciados. Cuando esto ocurre, generalmente son buenas ideas que se
tuvieron en una oficina y que brincaron del escritorio a la realidad sin
consultar a los usuarios finales. Nadie pregunta si acaso eso que les van a dar,
es algo que se desea. Pero, no es lo único. También pasa que se le ofrece un
ascenso a una persona que no se siente entusiasmada ante la posibilidad. ¿Quién
en su sano juicio se siente mal de recibir una propuesta para ocupar un mejor
puesto? Muchos: por ejemplo, una pareja de recién casados que está pagando el
crédito hipotecario de su casa y le dicen que tiene que cambiar de ciudad, o
una mamá que está de regreso de su incapacidad por maternidad, o una persona
que tiene una situación complicada y no puede -en ese momento- con una
dificultad más, alguien que no está capacitado para esa posición y la lista
puede seguirse hasta el infinito.
Tendemos a ver los beneficios
desde los lentes de quienes otorgan y no de quienes los van a disfrutar,
generando un efecto contrario al buscado. Se genera un gasto y cero
satisfacciones. Los principales objetivos que se persiguen al dar a los
colaboradores incentivos es incentivar la buena predisposición a la empresa,
generar lealtad, compromiso, lazos a largo plazo, retención de talento, en
síntesis, se persigue el amor de la gente a su empleador. Para alcanzar tan
apreciado cariño es buena idea acercarse a preguntar qué consideran que sería
un buen paquete que los dejaría contentos.
Pero, para que estos esfuerzos se
vean coronados, es preciso que las evaluaciones y las opiniones sobre los
beneficios sean eminentemente confidenciales para conseguir un diagnóstico fiel
sobre el sentir de las personas respecto a los estímulos que les otorga su
lugar de trabajo. Se busca saber el nivel de satisfacción que se genera.
Curiosamente, las prestaciones que más se valoran no son necesariamente
aquellas que suman pesos al ingreso, muchas tienen que ver con calidad de vida,
con planes de capacitación, con planes de carrera y capacidad de movilidad a
distintas áreas de oportunidad, buen ambiente laboral, estabilidad, opciones
para crecer, claridad estratégica.
A los colaboradores cada vez les
interesa más trabajar en un ambiente amable y cordial, en el que las bromas
pesadas no sean parte del paquete, que se tenga la posibilidad de tener un
horario flexible y se propicie un ambiente positivo entre los compañeros y el
staff directivo. También, a la gente le interesa más y más encontrarse
trabajando en condiciones incluyentes y que exista política de puertas
abiertas. Las empresas en las que la gente prefiere trabajar son aquellas en
las que el talento se aprecia sin importar la edad, la condición física, el
género. A las personas les gusta estar en un lugar profesional en el que valgan
más la competencia y los méritos que otros rubros.
En general, hoy en día los
equipos de trabajo quieren ser tomados en cuenta y buscan un balance entre el
goce y disfrute con el planteamiento de retos claros. Se valora más la
posibilidad de hacer home office que una bicicleta de spinning en la oficina.
¿Quién en su sano juicio se pondría a pedalear en medio de la presión del
cierre de mes? En cambio, políticas como horarios corridos, o facilidades para
trabajar a distancia suelen ser muy agradables.
Claro, los beneficios no
funcionan en general, deben de planearse en forma particular. Lo que a Google
le funciona a una Startup tal vez le pueda chocar, lo que a Facebook le resulte
una maravilla a un despacho de abogados le puede generar grandes conflictos. Lo
mejor es tocar base con aquellos a los que queremos beneficiar. Porque, mucha
gente prefiere echarse una siestecita en casa que, en la oficina; prefiere
descansar con los suyos que quedarse a meditar en la oficina.
Una vez que entendemos qué es
aquello que nuestra gente valora, entonces empatamos sus gustos y necesidades
con los objetivos que pretendemos conseguir. No es un menú a la carta, es
escuchar a los que tenemos con nosotros para generar un buen desempeño. La
valoración siempre tiene que propiciar el balance entre la vida, el trabajo y
los beneficios. Esa es la mejor fórmula para alejarnos de los disparates y las
ocurrencias y lograr un verdadero incentivo.
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