Evita el drama con tus
colaboradores… ¡sé claro!
FORBES- 25 de enero de 2018
Existen dos temas que tienen
grandes repercusiones en los equipos de trabajo: la incertidumbre y la falta de
claridad.
Casi a nadie le enseñaron cómo
ser líder. En el mejor de los casos, algunas personas tuvieron la fortuna de
contar con modelos impecables de liderazgo donde pudieron aprender habilidades
de comunicación y gestión asertivas.
Sin embargo, muchos de nosotros
(incluyéndome a mí), en nuestras primeras experiencias como líderes, no tuvimos
a una de estas figuras con las que aprendiéramos acerca de procesos como
comunicación, manejo de equipos de trabajo, gestión de emociones, entre otras.
En medio de muchos de los
fenómenos que intervienen en las organizaciones, existen dos temas que tienen
grandes repercusiones en los equipos de trabajo: la incertidumbre y la falta de
claridad.
Tal vez coincidas conmigo en que
ambos pueden causar estragos en una persona o en un equipo de trabajo, y que, a
pesar de que podemos adquirir los conocimientos y habilidades para gestionarlos,
en el día a día son temas que generan un reto para cualquier persona.
Es como si fuéramos agregando
continuamente “piedras” a un costal que, inevitablemente se llenará y se
desbordará. En este caso, las “piedras” pueden ser todas estas situaciones
donde no compartimos la información completa a nuestros equipos de trabajo,
donde no resolvemos oportunamente malentendidos en la comunicación o donde no
somos consistentes en los mensajes o trato hacia cada miembro del equipo.
Las consecuencias a nivel
individual y organizacional pueden ser muy graves y pueden repercutir en la
estabilidad de los equipos de trabajo. Los efectos en los colaboradores pueden
pasar desde la confusión, temor, ansiedad, pérdida de enfoque, ambigüedad,
conflicto de roles y ruidos en la comunicación, hasta provocar conflictos
interpersonales o con otras áreas de trabajo impactando en la productividad y
el desempeño.
La claridad da certidumbre y la
transparencia en la comunicación aporta un sentido de seguridad y calma a las
personas. Coadyuva a crear entornos propicios para que la gente pueda dar lo
mejor de sí mismas y desempeñar mejor su trabajo, al sentir respaldo para poder
ser ellos mismos, asumir riesgos y cometer errores. Esto, por consiguiente, da
soporte para crear una mejor experiencia de trabajo y una cultura ética y
justa.
Por otro lado, es uno de los
pilares para crear confianza en las organizaciones y representa un elemento
esencial para generar credibilidad en los líderes. Mientras más honren su
palabra y demuestren consistencia, transparencia y congruencia, las personas
los considerarán con mayor capacidad para gestionar equipos y liderar personas.
De acuerdo con un estudio de
Ambiente Laboral llevado a cabo en 2017 aplicado a más de 200,000
colaboradores, se revela que aquellas organizaciones consideradas como
excelentes lugares de trabajo demuestran tener mejores niveles de credibilidad
que las organizaciones en donde los niveles de confianza son menores.
En las organizaciones cuyas
culturas son de Alta Confianza, 82% de sus colaboradores coinciden en que sus
líderes presentan una visión clara de hacia dónde va la organización y como
lograrlo, 72% consideran que sus jefes cumplen sus promesas, 73% opinan que las
palabras de los jefes coinciden con sus acciones y 85% percibe que su gestión
se caracteriza por la honestidad y la ética.
En cambio, las organizaciones en
donde la percepción de confianza es menor, dichos indicadores presentan en
promedio, una favorabilidad del 60%, demostrando que ser claros, transparentes
y congruentes conlleva a un ambiente laboral sano.
Ante este panorama es importante
tomar en cuenta algunos puntos importantes, para que organizaciones y líderes
contribuyan a elevar la credibilidad en sus equipos de trabajo:
Mantener una comunicación
transparente y abierta, aún en momentos de crisis, da el mensaje a los
colaboradores que pueden confiar en ellos y genera reciprocidad para con los
líderes.
Apagar fuegos de manera asertiva
y oportuna evita que los conflictos se conviertan en situaciones inmanejables
que lastimen las relaciones entre las personas.
La consistencia y el trato justo
aporta un sentido de imparcialidad entre líderes y colaboradores, fortaleciendo
la cohesión en el equipo de trabajo.
La claridad en la estructura
organizacional, así como en los roles, funciones, posiciones y tareas, aporta
seguridad y certidumbre en las personas, lo que da poco espacio para la
confusión y la percepción de favoritismo.
Mantener espacios formales e
informales para fomentar la retroalimentación continua fortalece el vínculo
entre líderes y colaboradores, y abre los canales de comunicación y apelación.
Ser líder puede no ser fácil. Es
una evolución constante y un aprendizaje que nunca termina, independientemente
si dirigimos a un equipo de trabajo de un importante corporativo, a dos o tres
personas dentro de una Pyme o a un número importante de personas en una obra
arquitectónica.
Todos somos seres humanos a los
que nos puede invadir la inseguridad o temor al comunicarnos con los demás, al
vivir situaciones que pueden dejarnos vulnerables y a lidiar con emociones que
fácilmente pueden afectar nuestra gestión en la organización.
Lo que importa, a final de
cuentas, es lo que podemos seguir aprendiendo para que podamos convertirnos en
esos líderes que puedan dejar un legado a sus equipos de trabajo, ya sea con
aciertos o desaciertos. En tener la inteligencia para tomar lo mejor de los
conflictos y evolucionar como personas.
Después de todo, llevarnos a ser
mejores personas crea mejores negocios y un mejor mundo.
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