Las Tablas de la Ley del diseño
del campo de golf
FORBES- 16 de enero de 2018
Para darnos una mejor idea de lo
que debe considerar un buen arquitecto dentro del diseño, es preciso mencionar
los 13 puntos de Alister MacKenzie.
En nuestro país el término
“restauración” de campos de golf es inusual ya que no existen campos con valor
tan histórico en su diseño que se requiera conservar. En contraste, la
industria del golf en lugares como las Islas Británicas e Irlanda lo tiene como
un término común.
Como una obra de arte plástica,
la restauración parte del estudio histórico de todos los documentos que tengan
relación con el campo en cuestión, el arquitecto está encargado de conocer
profundamente la filosofía del diseño con la que fue trazado en su origen,
además del contexto, respetando los métodos de construcción para acercarse lo
más posible al original. Este tema es muy delicado en Europa ya que el
arquitecto debe estar altamente capacitado y calificado para hacer que una
restauración sea todo un éxito. Casi toma un papel de arqueólogo.
La remodelación es completamente
flexible, aunque un buen arquitecto partiría de las principales características
del campo existente. Este proceso se da sobre todo cuando un campo envejece y
hay que mejorar en infraestructura y sustentabilidad. Algunos de los objetivos
que se buscan con una remodelación son: nuevas áreas de práctica, lagos
artificiales para mejorar la estrategia y utilizarlos al mismo tiempo como
reservas de agua, la modificación y reacomodo en la flora pues los años van
encerrando los fairways, tees y greens; reevaluar las distancias de cada hoyo y
decidir si sus características aún presentan relevancia en la estrategia del
juego, y por último el estudio hidráulico ya que el drenaje y la irrigación son
lo más importante para el buen funcionamiento y rentabilidad económica y
ecológica del campo de golf.
Finalmente, el diseño es por
lógica el más complejo de los tres. El arquitecto debe comenzar, entre otras
cosas, por hacer un estudio cabal del posible impacto ambiental, estudiar el
terreno: topografía, tipo de suelo, orientación, flora y fauna y resolver todas
las circunstancias especiales que el terreno presente, entre lo más importante.
La información que de los diversos estudios resulte, se debe registrar en
planos que serán tomadas en cuenta para cada paso del diseño. Sólo con un
estudio fundamentado y sólido se tiene la posibilidad de lograr un óptimo
resultado en el diseño de campos de golf.
El arquitecto debe producir una
serie de planos arquitectónicos que explican las diferentes etapas de
construcción y acompañarlos con su libro de especificaciones con todos los
detalles constructivos. Algunos diseñadores contemporáneos acostumbran hacer
muchos cambios en obra y obviamente la inversión resulta mayor a la
presupuestada. Entre mejor logrados y detallados están los planos menos serán
los cambios en obra. A partir de esto, la supervisión regular y detenida del
arquitecto en la ejecución del proyecto es parte fundamental; el logro de la
unión entre la imagen del proyecto en la mente del arquitecto y su fiel
reproducción impresa, es el éxito.
Para darnos una mejor idea de lo
que debe considerar un buen arquitecto dentro del diseño, es preciso mencionar
los 13 puntos de Alister MacKenzie. Hasta la fecha muchos arquitectos
contemporáneos los reconocen como los “13 mandamientos” del diseño de golf.
Golf Architecture, Alister
MacKenzie:
El campo de golf debe contar con
dos vueltas de 9 hoyos que regresen al club house.
Debe de haber un número alto de
buenos hoyos par 4, dos o tres hoyos drive and pitch, y por lo menos cuatro
hoyos par 3. No menciona hoyos par 5, sin embargo, en muchos de sus diseños,
sus mejores estrategias eran en hoyos de este tipo.
Los caminos entre greens y tees
deben ser cortos para poder caminar.
Debe haber movimientos en los
greens. (En la época victoriana se acostumbraron mucho los greens planos y
cuadrados).
Cada hoyo debe tener carácter
diferente. (Fue el primer arquitecto que hizo énfasis en esto).
Se debe reducir al mínimo los
tiros ciegos al green. (Hay que recordar que los campos de golf anteriores a
1910 se trazaban. El movimiento de tierras masivo era prácticamente imposible,
MacKenzie estudia más detenidamente sus trazos y diseña para reducir este
fenómeno al mínimo).
El campo debe tener un entorno
bello y todos los movimientos artificiales deben ser “tan naturales# que no
serán identificados por los visitantes, sino involucrados con la naturaleza.
(Recuerden que el estilo penal fue muy usual antes de esta época y era muy
artificial en apariencia).
Que el jugador menos fuerte tenga
siempre la oportunidad de llegar al objetivo con no más de un golpe de castigo.
Se requiere que haya una variedad
infinita en los tipos de tiro y bastones a usar en una ronda de golf.
No deben existir el estrés ni la
molestia de que el golfista está buscando su pelota perdida. (Antes de su época
los fairways eran muy delgados, él enfatiza el fairway amplio).
El campo tiene que ser tan
interesante que hasta el golfista más capaz debe motivarse a experimentar una
estrategia distinta cada vez que se pare a jugar.
El campo debe estar tan detallado
y con tanta armonía con la naturaleza que el jugador de hándicap alto e
inclusive el principiante, disfrute su vuelta sin importarle acumular muchos
golpes.
El campo debe ser igual de bueno
durante el invierno que en verano, la textura de los greens y fairways tiene
que ser perfecta y las aproximaciones, poseer la misma consistencia que los
greens.
Como podemos apreciar, este
arquitecto estaba adelantado a su tiempo; sin embargo, nunca menciona en sus
puntos la seguridad de los jugadores en cuanto a un golpe de pelota. Un punto
importantísimo en nuestra época es mantener al golfista lo más seguro posible
en una ronda de golf. Es muy común, en diseños antiguos, que existan
intersecciones peligrosas o fairways cruzados en los 18 hoyos. Asimismo, es
usual en diseños modernos que los diseñadores pasen por alto estas normas de
seguridad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario