¿Qué competencias requieres para
ser un CEO vigente?
FORBES- 10 de enero de 2018
Qué capacidades necesitamos para
responder exitosamente la compleja labor de dirigir destinos según criterios de
desempeño del mundo laboral de hoy.
Es curioso, pero al platicar con
directores, altos ejecutivos, dueños de empresas —con independencia de la edad,
género, ramo industrial—, la mayoría se plantean con seriedad cómo afrontar el
reto de dirigir para generar utilidades en un mundo que parece avanzar más
rápido que nuestra capacidad para comprenderlo. En general, se plantean cómo
llevar a cabo la transformación digital del negocio, en dónde se puede
encontrar a los trabajadores más calificados y que a la vez sean leales y
entusiastas, qué hacer para reducir costos y aumentar márgenes de rentabilidad.
Claro, también se preguntan cómo mantener el equilibrio entre el trabajo y la
vida fuera de él, sin dejarse engullir por la tentación de forjar identidad a
partir de una nomenclatura o sin descuidar las responsabilidades. En fin, todos
buscan herramientas que los ayuden a enfrentar los desafíos que tendrán en los
próximos años.
Dentro de sus preocupaciones,
está el poder anticiparse a los requerimientos del mercado, el correr al mismo
nivel que la innovación tecnológica. Quisieran definir la capacidad, real y
demostrada, para realizar con éxito su labor. Para ello, es necesario contar
con competencias que nos ayuden a saber, es decir ciertos conocimientos
específicos; a saber hacer a partir ciertas habilidades y saber estar, o sea,
contar con las actitudes que aplicados en el desempeño de una determinada
responsabilidad o aportación profesional, aseguran su buen logro.
En términos generales, cuando nos
proponemos dirigir un proyecto y a un grupo de personas, debemos tener claro:
1. ¿Qué es? Es preciso tener la capacidad de
definir con mucha sencillez de qué se trata aquello que vamos a perseguir. Está
capacidad de enunciación es la piedra fundacional sobre la cual se construye un
propósito. El propósito es el elemento que aglutina, da cohesión y motivación
al equipo de trabajo. Es el puente mismo que se debe cruzar para lograr la
armonía necesaria entre los integrantes de un proyecto y es el principal
fertilizante de la creatividad y el compromiso.
El propósito es muy importante en
el mundo laboral de hoy ya que los pertenecientes a la Generación X y los
Millennials manifiestan sentirse más a gusto cuando su líder es una persona que
va sujetando el timón del barco sabiendo cuál es el rumbo que se debe seguir y
dándolo a conocer a su tripulación.
2. Capacidad para delegar y
desarrollar talento. Los empleos hoy en día son cada vez menos cuadrados y en
el futuro requerirán más habilidades de pensamiento crítico y será preciso un
proceso de capacitación constante. El reto será, por tanto, alimentar ese
talento para que germine. Saber delegar en los integrantes del equipo de
trabajo tareas de responsabilidad, que lleven a un propósito particular que se
sume al general. Mayor que el de los propios resultados, será una de las
mejores formas de motivación, así como invertir en el desarrollo profesional,
como aspectos claves para su retención.
3. Gestionar Talento. Una vez que
hemos hecho que el talento florezca, ahora hay que cuidarlo. Los directores,
ejecutivos y emprendedores tienen que aprender a contratar y gestionar el
talento. Para ello, hay que cambiar el punto de vista. En lugar de centrarse
exclusivamente en el salario o los beneficios, deben hacer de su organización
la mejor plataforma de impulso posible. Propiciar una alianza donde, unos y
otros, se apoyen para crecer y aumentar creatividad para construir poder
innovador.
4. Voluntad para aprender cosas
nuevas. Es verdad, los ejecutivos y los emprendedores quisieran encontrar la
forma de estirar el tiempo para enfocarse más en sus responsabilidades. Pero,
una forma de seguir vigente es seguir aprendiendo, abrir la puerta a nuevas
maneras de hacer las cosas. Lo mismo da si es un nuevo programa, un idioma, un
deporte, algo que no esté relacionado con el negocio. Se trata de generar
apertura de mente que siempre trae grandes beneficios.
5. Uso activo y responsable de
las redes sociales. La presencia activa en redes va a más allá del ámbito de la
empresa. Los líderes deben ser visibles y deberán inspirar a ese nuevo talento
que accede a estos medios. Sin embargo, tal y como expone Ryan Holmes, CEO de
HootSuite, el 61% de los directores ejecutivos comete el error de no estar presente
en estos canales. Se desaprovecha un canal de comunicación al que asienten
empleados, proveedores, competidores, inversionistas, socios y probables
interesados. Un líder tiene que ser visto para generar tendencia y debe estar
ahí para enterarse de lo que sucede en el mundo virtual. Estar en las redes
sociales ayuda a los líderes a dar a conocer su propósito y a dar a conocer
cómo la organización trabaja para alcanzar sus objetivos. “Aspectos
fundamentales para la creación, refuerzo y potenciación de la marca que como
empleadores se quiere y debe impulsar, de cara a atraer el mejor talento “,
según lo expresa Holmes.
Claro, las redes sociales son un
cuchillo de doble filo si no se usan en forma adecuada. Para ello, el perfil
debe ser eminentemente profesional. Sin compartir temas personales ni ventilar
problemas o exhibir sentimientos. Para ello, hay que crearse un perfil personal
y privado. No se deben de mezclar.
Por supuesto, una competencia
indispensable para un CEO que quiera permanecer vigente es la reflexión y
autodiagnóstico. Es decir, tener una mirada clara y profunda que sea capaz de
identificar sus fortalezas y sus áreas de desarrollo, conocer sus capacidades y
limitaciones en los roles que le tocan. Esa mirada debe ser objetiva para no caer
en la autocomplacencia ni en el flagelo excesivo. Verse a sí mismo, a su
proyecto y a su equipo significa conocer y estar atento. Sólo así, podremos
estar preparados para aprovechar todas aquellas competencias que le permitan
transitar exitosamente estos tiempos donde los cambios son rápidos y
pendulares.
Estar vigente es mucho más que
estar a la moda. Es ir a la vanguardia y generar tendencias, es tomar la batuta
en las manos y marcar el ritmo. Pero, para ello, necesitamos saber qué melodía
vamos a interpretar. Así transmitiremos el propósito a los demás y lograremos
una exégesis virtuosa.
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