Caminabilidad: Eje de bienestar y
desarrollo
FORBES – 2 de septiembre de 2017
Caminar vuelve a estar de moda,
ya sea por evitar el tráfico o por el avance de ciertos estilos de vida. Aquí
te decimos qué es la caminabilidad y qué beneficios trae a tu vida.
Piensa en la última vez que
caminaste por las calles alrededor de tu casa, escuela o trabajo. ¿Esa zona en
la que te mueves te permite realizar actividades cotidianas -compras básicas o
acceso a servicios como restaurantes o bancos- sin tener que depender de un
automóvil? ¿Puedes llegar a esos lugares a pie, de manera cómoda, práctica y
segura?
Si al pensar en lo anterior lo
primero que viene a tu mente son banquetas rotas, coladeras destapados,
encharcamientos, basura, puestos ambulantes, mobiliario obstruyendo el paso o
autos invadiendo la banqueta; o bien, si consideras que en la zona aledaña a tu
casa o trabajo hay que usar automóvil para hacer la mayor parte de tus
actividades cotidianas, es muy probable que la zona tenga una mala calificación
en cuanto a caminabilidad. Ante ello vale la pena preguntarse, ¿qué es la caminabilidad?
¿Por qué importa? Y, ¿cómo volvemos las ciudades más caminables?
Caminar, ¿para qué?
Caminabilidad (walkability, en
inglés) es el término dado a la medida de qué tan amigable es un área para
llevar un estilo de vida en el que la mayor parte de las actividades cotidianas
puedan hacerse moviéndose a pie, sin depender de un automóvil. Caminar es uno
de los dos principales medios de transporte y cada día se vuelve más atractivo
para aquellas personas que no quieren perder más tiempo en el tráfico.
La planeación urbana en el siglo
anterior estuvo basada en la dicotomía de desarrollar áreas urbanas -en la
parte neurálgica de las metrópolis, con alta densidad de personas,
construcciones y actividad- y suburbanas- para uso principalmente residencial en
las periferias de las metrópolis. Esto
dejó como herencia ciudades de gran extensión territorial e infraestructura que
da prioridad a los autos, sobre el resto de los elementos urbanas.
Sin embargo, una serie de
factores como las aspiraciones a cierto estilo de vida, los modelos de
innovación, las crisis económicas, las necesidades de movilidad, entre otros,
han acelerado un fenómeno creciente en la mayoría de las grandes ciudades: los
ciudadanos quieren reducir la distancia que hay entre donde viven y donde
trabajan, y toman medidas para ello.
Lo anterior ha dado pie a la
revalorización del caminar como medio de transporte, derivando en el estudio de
la caminabilidad a partir de la oferta de servicios variados y de utilidad
(comercios, bancos, entretenimiento, conexiones con sistemas de transporte), y
qué tan fácilmente son accesibles a pie. Además, la caminabilidad evalúa las
condiciones físicas de la infraestructura peatonal para llegar a los mismos:
desde la existencia de banquetas amplias y en buen estado hasta paisajismo,
elementos de confort (bancas para descanso, protección de la intemperie),
seguridad, limpieza y accesibilidad para personas con dificultad para moverse.
Un estándar comúnmente usado
establece que son deseables hasta 400 metros (tres o cuatro cuadras) de
distancia de caminata entre dos puntos de interés o actividad para las
personas. También hay investigaciones
que han encontrado que son aceptables las distancias promedio de caminata de
hasta poco más de 1 km (unas 10 cuadras). Estos factores pueden variar
notablemente entre diferentes regiones e incluso entre distintas personas en
una misma zona.
La dicotomía urbano-suburbano ha
evolucionado a un nuevo binomio: urbano y caminable, así como suburbano y
conducible. En él, lejos de antagonizar entre los dos principales medios de
transporte, se busca extraer lo mejor de cada uno. Pero para lograrlo, se debe
rescatar a la caminata como un proceso clave de la planeación urbana. Se
anticipa que, así como nos tardamos una generación en garantizar la oferta
vial, probablemente nos tardemos otra generación en acometer la oferta
peatonal.
Con estos antecedentes,
Leinberger y Rodriguez identifican los siguientes ocho tipos de áreas
caminables, donde las primeras cinco se concentran principalmente en áreas
urbanas y las tres siguientes están en áreas suburbanas, también se dan
ejemplos para la Ciudad de México:
Centro. El centro tradicional en
la ciudad principal dentro de una metrópoli. El asentamiento de instituciones
gubernamentales, así como de actividades estratégicas y neurálgicas lo
distingue de otros centros de importancia secundaria y terciaria. Ejemplo:
Centro Histórico de la Ciudad de México.
Centro Adyacente. Son centros
secundarios y terciarios que se agrupan alrededor de la ciudad principal de una
metrópoli. Ocasionalmente tienen parecido a un pueblo dentro de una ciudad.
Ejemplos: Centro de las Delegaciones Coyoacán y Tlalpan.
Urbano Comercial. Fueron
distritos comerciales de importancia histórica, que quizá por un tiempo
estuvieron en declive, y que ahora han sido revitalizados, alcanzando una
relevancia significativa dentro de la metrópoli. Ejemplos: Colonias Roma y
Condesa.
Universidad Urbana. Se trata del
área donde instituciones de educación superior están bien establecidas y se han
integrado a los vecindarios aledaños. Ejemplos: Ciudad Universitaria,
Universidad Panamericana en Mixcoac.
Distritos de Innovación. Lugares
en los que se concentra la economía de la innovación basada en el
conocimiento–investigación, transferencia de tecnología, emprendimientos,
instalaciones empresariales, entre otras. Ejemplos: Zona de Hospitales y Paseo
de la Reforma.
Centro de la ciudad suburbana.
Ciudades que fueron establecidas hace décadas y que fueron devoradas por la
mancha urbana. Han sido revitalizadas recientemente. Ejemplos: Tlalnepantla y
Naucalpan.
Área suburbana rediseñada.
Lugares originalmente desarrollados como una franja comercial, pero que ha sido
urbanizada y rehabilitada. Ejemplo: Santa Fe.
Terrenos no urbanizados. Áreas
recientemente urbanizadas, reacondicionadas a partir de terrenos poco
desarrollados, donde probablemente hubo una industria cuya actividad vino a
menos. Ejemplos: Parque Refinería Azcapotzalco, Colonia Ampliación Granada.
Las Bondades de la Caminabilidad
En algunas ciudades de
Latinoamérica, las velocidades promedio de desplazamiento han caído a niveles
de hace cien años, cuando apenas se expandía la industria automotriz. En el otro lado de la ecuación, esto se
traduce en que una persona pierde cientos de horas al año que, multiplicado por
millones de personas, lleva a una brutal pérdida de productividad y actividad
económica.
“Desde el costo del combustible
adicional y el impacto ambiental de las emisiones asociadas, hasta el costo de
oportunidad del tiempo que los conductores pasan en el embotellamiento. Además, la medida en que las empresas
incurren en costos de congestión, que generalmente son transmitidos a los
consumidores en forma de precios más altos por los mismos bienes y servicios”.
De acuerdo con Inrix (Ibíd.),
Brasil, Colombia y México copan las ciudades latinoamericanas donde las
personas pasan más tiempo en embotellamientos. Aquí se muestra la gráfica de
las 20 ciudades más congestionadas en horas pico:
Esta lista contrasta fuertemente
con otro concepto de movilidad. Aquí se presentan los resultados del estudio
del Consejo de Comercio de Toronto, retomado por el Foro Económico Mundial, que
cuantifica qué porcentaje de la población económicamente activa se desplaza a
sus actividades sin usar el vehículo:
Los beneficios de lograr que
nuestras ciudades sean lugares caminables, son muchos y muy variados. Van desde la obvia mejora a la salud por la
actividad física que implica caminar -este tema es muy relevante para América
Latina, región con uno de los índices de obesidad más altos del mundo- hasta
las ventajas ambientales de reducir emisiones contaminantes y de ruido. Más sencillamente: si más personas caminaran
y menos personas manejaran, las ciudades también serían más placenteras. O por el otro lado, una ciudad sin peatones
parece una ciudad enferma.
En término económicos, las zonas
caminables resultan atractivas para inversionistas. Diversas investigaciones
han encontrado que en la medida en que las zonas urbanas se hacen caminables,
hay incrementos en el valor de mercado de las propiedades. Otras correlaciones
han mostrado que las zonas de alta caminabilidad tienden a atraer y desarrollar
más:
Personas con altos niveles
educativos y mayor promedio de ingresos.
Trabajadores que son claves para
el impulso del crecimiento económico y de la productividad.
Compañías tecnológicas, con altos
niveles de innovación y desarrollo de patentes.
Personas con alto desarrollo
cultural y creativo, así como mayor diversidad.
Plusvalía sobre las inversiones
en bienes raíces.
Interesantemente, buena parte de
las compañías del Índice Fortune 500 están expandiéndose o reubicándose en
zonas urbanas con alta caminabilidad y las razones son diversas:
Atraer y retener empleados
talentosos.
Construir una identidad de
empresa o una cultura organizacional.
Apoyar la colaboración creativa y
los procesos de innovación.
Estar más cercanos a sus clientes
y socios.
Centralizar operaciones.
Por responsabilidad social
corporativa.
Esa disposición del mercado a
pagar más por vivir y trabajar en lugares caminables podría explicarse por la
relación entre la caminabilidad de una zona y la calidad de vida que ofrece a
sus habitantes. Investigaciones en el Reino Unido han encontrado una relación
entre los tiempos de viaje para ir al trabajo y la satisfacción de las personas
con la vida: en la medida en que se incrementan sus tiempos de recorrido, su
satisfacción disminuye en comparación con personas que hacen menos de 15
minutos al trabajo.
La complejidad de los
asentamientos invita a una oportuna aclaración: la disposición de las personas
a caminar depende de varios factores interconectados, pero con variaciones
dependiendo del lugar en cuestión. Estos factores incluyen la densidad de
población en el área; la calidad, comodidad y seguridad en la red peatonal; así
como la facilidad y el número de alternativas de transporte que conecten una
zona con otra. Por ello, la mala noticia es que construir aceras no
necesariamente garantizará el uso de las mismas; la buena es que una red
peatonal aún pequeña trae beneficios inmensos a la población.
Entonces, ¿cómo hacemos nuestras
ciudades más caminables?
A partir de los conceptos aquí
expuestos, se pueden emitir las siguientes recomendaciones:
Volver a poner al peatón en el
centro de la planeación urbana: Se deben tomar en cuenta todas las ventajas de
este enfoque: caminar es la forma más barata, simple, saludable y amigable con
el ambiente para desplazarse. Además, es el principio y final para todas las
secuencias de uso de cualquier medio de transporte.
Cuidar la infraestructura
peatonal: Entre los ejemplos de componentes que mejoran la experiencia del
peatón se encuentran: Banquetas amplias, bien iluminadas, sin obstrucciones y
sin baches; cruces peatonales seguros a nivel de calle, sombras para protección
del sol o techos para protección de la lluvia; bancas para descanso, elementos
ornamentales como fuentes o jardines, así como elementos de ayuda y protección
para personas con discapacidad.
Realizar un óptimo diseño de
rutas y conexiones: Se requiere una buena mezcla de usos de suelo y destinos
para que las personas tengan realmente a dónde ir. Entre los elementos que dan
sentido a la decisión de caminar se encuentran: la oferta de espacios de
oficinas, la presencia de parques, los comercios con fachadas atractivas,
restaurantes o cafés, conexiones cómodas y seguras con transporte público, así
como rutas directas entre los orígenes y destinos más transitados.
Desarrollar la identidad y
personalidad de las zonas caminables: En el desarrollo de vecindarios vibrantes
y caminables, donde las personas quieran habitar y trabajar, se pueden imprimir
características que creen sentido de orgullo y pertenencia.
Asumir liderazgo gubernamental y
política pública: La mejora en la caminabilidad es una estrategia de desarrollo
económico noble y que da resultados. Pero también es exigente al requerir
planeación urbana, establecimiento de zonas, diseño, oferta de vivienda,
inversión en infraestructura, preservación y mantenimiento, transporte
multimodal y una comunidad activa.
Incluir al sector privado: En un
enfoque hasta ahora novedoso, existen empresas que están incentivando de
diversas formas que sus empleados vivan cerca de su lugar de trabajo. Estas
acciones complementan las estrategias tradicionales y positivas de
responsabilidad social corporativa o al modelo “Great Place to Work”.
Cuestionamiento de premisas: Por
un lado, es necesario educar a todos los jugadores para no caer en un debate
simplista “autos vs. peatones,” pues se trata de aprovechar lo mejor de ambas
modalidades. Por el otro, cada día será más cuestionable la posesión de uno o
más autos simplemente por cuestión de estatus; el no tener necesidad de manejar
se está convirtiendo en una nueva forma de estatus.
Finalmente, hay que mencionar que
dos fenómenos acelerarán la exigencia ciudadana de contar con más zonas
caminables. En primer lugar, las personas nacidas en las décadas de 1980s y
1990s ya son el primer segmento de población económicamente activa para la
mayoría de países latinoamericanos. Estos jóvenes prefieren vivir en centros
urbanos que congreguen restaurantes, centros de trabajo y entretenimiento.
Además, tienen menor índice de posesión de automóviles, por lo que diversifican
sus medios de transporte, incluyendo caminar, pedalear o usar transporte
público.
En segundo lugar, está comenzando
una era revolucionaria para el transporte, que en pocas décadas cambiará
dramáticamente cómo nos movemos. Ya sea que funcione y se masifique el
HyperLoop, que los drones se conviertan en los nuevos taxis, o que los
vehículos autónomos eliminen la necesidad de tener auto propio, es probable que
en el futuro se tenga que reocupar el inmenso espacio que hemos dispuesto a los
automóviles en el último siglo. Y dicho fenómeno será una gran oportunidad que
tendremos que aprovechar.
*Gerardo Gordillo es ingeniero y
consultor en movilidad. Estudia la forma en que nos transportamos; busca formas
de tener ciudades más eficientes y con mejor calidad de vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario