Mesianismo político: cómo
funciona
FORBES- 6 de septiembre de 2017
¿En que se basa este estilo de
hacer política?; ¿cuáles son los fundamentos y mecanismos de persuasión que
utiliza? y ¿cómo construye candidaturas electorales?
Cuando la escena electoral se
vuelve tan tensa y negativa; factores como la crisis económica, la debilidad
institucional, falta de credibilidad, inseguridad, corrupción, impunidad y
deterioro social se convierten en la guía de las percepciones de los
ciudadanos. La paciencia se agota, la esperanza se derrumba y la voluntad
popular cae en el abismo de la mediocridad, la impotencia y el conformismo. No
hay alternativas de solución, todos los partidos son lo mismo y no hay líderes
verdaderos con capacidad, talento e integridad percibida para enfrentar los
grandes retos nacionales.
La gente votará por un impulso,
descontento, inconformidad, deseo de cambio, hartazgo, basando su decisión en
una evaluación de corto alcance; tratando de castigar más que elegir,
seleccionar o razonar su voto.
Este es el escenario perfecto
para el surgimiento de una figura carismática, quasi- iluminada, salvador,
redentor, capaz por sí mismo de cambiar todo de un tajo, con un discurso y
método simple.
La persuasión es la clave de las
campañas electorales, la mayoría de los votantes siempre desean, aspiran a que
llegue alguien a un puesto para estar mejor, para que las cosas cambien y para
que se atiendan los problemas sociales. Nos arrojaron del paraíso por culpa de
unos pecadores, pero nosotros tenemos forma de regresar y además mandar a los
culpables al infierno.
La figura mesiánica está del lado
de su pueblo, en contra de la élite romana (los privilegiados y poderosos)
viene a castigar a los modernos fariseos, a exigir y ajustar las cuentas a los
corruptos, los hundirá en el infierno y recobrará lo robado, sacará del templo
(el gobierno) a los ineptos y ladrones y se rodeará de los iluminados para
promover la equidad y la igualdad para todos por eso le temen, lo desprecian y
lo critican.
Sus discursos se llenarán de
parábolas y con el lenguaje sencillo, accesible, cotidiano, traerá la luz (las
finanzas públicas), las llaves del cielo (programas de gobierno) y la salvación
(chamba burocrática) para sus seguidores.
Dejará que los pecadores y los
niños se acerquen a él o ella; la estrategia electoral será incluyente y se
enfocará en los grupos que no encuentran acomodo, los que han sido relegados y
rechazados por otros partidos; sumando minorías logrará la mayoría mínima que
necesita para ganar; unirá grupos empresariales que no encontraron alianzas
corruptas en grandes licitaciones y que vienen por el desquite. Las encuestas
les devolverán la vista y el billete se levantará y andará (de un candidato a
otro).
Hablará de los demonios. Sus
seguidores son limpios y puros, si alguno cae en la corrupción es porque le
tendieron una trampa, lo tentaron o paso por un momento de debilidad que al
mismo tiempo ratifica la existencia de la amenaza de los malvados, de ese grupo
que nunca llegará al cielo pero que siempre ha mantenido esclavizado, sometido
y debilitado a su pueblo.
Traidores y detractores cumplen
la función de Judas, se venden por unas monedas para pactar con los adversarios
políticos y la gente cierre filas pues la tentación es una amenaza permanente.
Las amenazas también vienen del exterior, siempre es bueno contar con críticos
internacionales ya que el mesiánico puede usarlas como ejemplo del
intervencionismo de la bestia y sus falsos profetas.
Las burlas, los memes, las notas
editoriales contrarias son el veneno y los latigazos de los enemigos del
pueblo. La liberación está a la mano, no más privilegios para nadie, el salario
alcanzará para todo, educación y salud de primer mundo, nada de contaminación,
grandiosa investigación científica, crecimiento económico, desarrollo
sustentable, transporte público, vivienda, empleo pleno; seguridad, paz,
justicia efectiva y expedita, comercio internacional, deporte con campeonatos
mundiales y olímpicos.
Parafraseando con ironía, los
ciudadanos no tendrán que pensar en que pueden hacer por su país, sino que debe
hacer México y su gobierno por ellos. A lo largo y ancho del territorio
nacional sus apóstoles (candidatos a todos los puestos de elección locales,
estatales y federales) divulgarán la multiplicación de las becas, los apoyos y
los subsidios; la conversión de la bicicleta en un híbrido, el destierro de la
inflación, la cura de la lepra gubernamental y la resurrección de las
candidaturas negadas.
Reconstruirá la moral de la
nación, aboliendo los falsos ídolos, si es necesario escribirá una nueva
Constitución, para disfrazar los aumentos al predial, agua electricidad e
impuestos pero eso si dirigidos hacia quienes no votaron por él; un nuevo
reglamento de tránsito, cambiará el logo y los colores del gobierno, ya no
vivirá en la residencia oficial para devolvérsela al pueblo. Se impulsará la
iniciativa de reelección presidencial, para evitar el regreso del mal otro
sexenio más.
Cambiará el sentido de las calles
y abrirá espacios deportivos y recreativos, si hace falta un tercer piso se
hará aunque tenga que arruinar las calles, estrangule la circulación y colapse
el tráfico pues está escrito que es más fácil entrar al cielo que circular en
coche. Levantará muros contra la migración ilegal, el contrabando o los “bad
hombres”; las voces de las palomas o los pajaritos le dirán que más tiene que
hacer el pastor por su rebaño.
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