¿Cuán saludable está el sistema
financiero mundial?
El Economista - sábado, 22 de
julio de 2017
Durante las últimas semanas, los
responsables de la formulación de políticas de ambos lados del Atlántico han
afirmado que el sistema financiero es sólido y estable. La Reserva Federal de
Estados Unidos anunció en junio que todos los bancos estadounidenses aprobaron
su última prueba de estrés anual. Y, la presidenta de la Fed, Janet Yellen,
ahora ha sugerido que puede que no atravesemos por otra crisis financiera
durante "el transcurso de nuestras vidas".
Al mismo tiempo, el Consejo de
Estabilidad Financiera (FSB) - que monitoriza las prácticas regulatorias en
todo el mundo con el propósito de cerciorarse de que cumplan con los estándares
acordados a nivel mundial - ha declarado, en una carta a los líderes del G20,
que se han eliminado las "formas tóxicas de banca paralela".
En resumen, las medidas en curso
para reforzar el sistema financiero mundial, sin lugar a dudas, han dado sus
frutos, especialmente en lo que se refiere al fortalecimiento de las reservas
de capital y la limpieza de los balances contables de sectores importantes del
sistema bancario. Las más recientes aserciones de los responsables de la
formulación de políticas son reconfortantes para aquellos de nosotros que
tememos que no se haya hecho lo suficiente por reducir el riesgo financiero
sistémico y por garantizar que los bancos sirvan a la economía real en lugar de
amenazar su bienestar.
Sin embargo, es demasiado pronto
para dar al sistema financiero en su conjunto un certificado de buena salud.
Los esfuerzos por reforzar el sector bancario en algunas partes de Europa
continúan muy rezagados. Y, lo que es más importante, los riesgos financieros
han continuado migrando hacia actividades no bancarias.
Después de que en el período
2007-2008 una irresponsable toma de riesgos hizo tambalear a la economía
mundial, casi sumergiéndola en una depresión de varios años de duración, los
reguladores y los bancos centrales en las economías avanzadas pusieron en
marcha un gran esfuerzo para fortalecer sus sistemas financieros. Para ello, se
centraron inicialmente en los bancos, que desde entonces han reforzado las
reservas de capital para absorber riesgos, limpiaron los balances contables
turbios, incrementaron la liquidez, mejoraron la transparencia, aminoraron el
alcance de las actividades riesgosas, y realinearon parcialmente los incentivos
internos para desalentar el comportamiento imprudente. Asimismo, se mejoró el
proceso para dar solución a los casos de bancos fracasados y en camino al
fracaso.
Además de fortalecer al sector
bancario, los responsables de la formulación de políticas también avanzaron
hacia la estandarización de los mercados de derivados y hacia lograr que estos
sean más sólidos y transparentes, lo que también reduce el riesgo de que los
contribuyentes tengan que realizar rescates de instituciones irresponsables en
el futuro. Por otra parte, se logró que el sistema de pago y compensación sea
más seguro, reduciendo de esta forma la amenaza de una "parada
súbita" en la actividad económica, como la que se produjo en el cuarto
trimestre del año 2008.
Ha sido alentador observar a las
autoridades nacionales coordinar sus esfuerzos bajo los auspicios del FSB. Una
mejor coordinación redujo el riesgo de arbitraje regulatorio, y abordó la
amenaza de que los bancos serán, tal como lo expresó el ex gobernador del Banco
de Inglaterra Mervyn King en su memorable frase, "internacionales durante
su vida, pero nacionales el momento de su muerte".
Estados Unidos y el Reino Unido
tomaron la delantera en la reforma, y Europa se ha estado poniendo al día.
Suponiendo que lo haga, como es la intención de los responsables de la
formulación de políticas allí, la garantía de Yellen sobre que se tiene un
sistema bancario "mucho más fuerte" en EEUU, también se aplicará a
todas las otras jurisdicciones bancarias sistémicamente importantes en el mundo
desarrollado. Y, la confiada afirmación del FSB sobre que "las reformas
han abordado las grietas que causaron la crisis financiera mundial"
recibirá más apoyo.
Aun así, es demasiado pronto para
declarar la victoria. Aunque el FSB describe el sistema financiero como
"más seguro, más simple y más justo", también reconoce "riesgos
incipientes que, si se dejan sin control, podrían socavar el objetivo del G20
sobre un crecimiento fuerte, sostenible y equilibrado".
Como observador y participante en
los mercados mundiales de capitales, en mi opinión, tres de estos riesgos son
destacables.
En primer lugar, a medida que los
bancos que ahora son más cuidadosamente regulados han cesado ciertas
actividades, ya sea de forma voluntaria o de otra manera, ellos han sido
sustituidos por bancos que no están sujetos a las mismas normas de supervisión
y regulación.
En segundo lugar, algunos
segmentos del sistema no bancario se encuentran ahora atrapados por un
"espejismo de liquidez", en el cual algunos productos se arriesgan a
hacer promesas exageradas de liquidez que ellos podrían proporcionar a clientes
que operan en algunas áreas - tales como los bonos de alto rendimiento y los
bonos corporativos de mercados emergentes - que son particularmente vulnerables
a la volatilidad del mercado. Y, al mismo tiempo, los fondos que se negocian en
bolsa han proliferado, mientras que los intermediarios financieros se han
reducido en comparación con usuarios finales más grandes y complejos.
En tercer lugar, el sistema
financiero aún no ha sentido el impacto pleno que las perturbaciones
tecnológicas impulsadas por los avances en grandes datos, inteligencia
artificial y movilidad, mismos que ya están en el proceso de alterar a un
número creciente de otros sectores establecidos. Y, las actividades de
tecnología financiera (fintech) que se han expandido se encuentran
inadecuadamente reguladas, y aún no se han puesto a prueba en un ciclo de
mercado completo.
Sin duda, probablemente en el
sistema bancario no se origine otra crisis financiera sistémica que amenace el
crecimiento y la prosperidad económica en todo el mundo. Sin embargo, sería
prematuro afirmar que hemos logrado que todos los riesgos que enfrenta el
sistema financiero sean cosa del pasado.
Debido a que los riesgos se
transformaron - y migraron hacia fuera del sistema bancario - los reguladores y
supervisores tendrán que intensificar sus esfuerzos y ampliar su enfoque para
ver más allá de los bancos. Después de todo, como Greg Ip del Wall Street
Journal señaló en el año 2015, "Exprimir hasta sacar el riesgo de la
economía puede ser como presionar sobre una cama de agua: el riesgo a menudo
resurge en otros lugares. Esto es lo que ocurre sucesivamente con los esfuerzos
por hacer que el sistema financiero sea más seguro tras la crisis
financiera".
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