¿Qué plan tiene China para Latinoamérica?
FORBES- 7 de julio de 2017
China está aprovechando los
contextos geopolítico y económico para aumentar su influencia e inversiones en
América Latina. Aquí te contamos cuál es su plan para la región.
Si bien China superó a EU como la
mayor economía mundial desde 2014, a valores de paridad de poder adquisitivo
(PPA), nunca antes había tenido una mejor coyuntura internacional para
fortalecer su liderazgo global. Con el efecto acumulado de las políticas de
Donald Trump, incluyendo la salida del Acuerdo de Asociación Transpacífico
(TPP) o el retiro del Acuerdo de París sobre cambio climático, pareciera que EU
abdica un liderazgo mundial que el gigante asiático está listo para tomar.
A principios de este año, en el
marco de la Reunión Anual Foro Económico Mundial en Davos, el presidente de
China, Xi Jinping, defendió rotundamente el libre comercio y la globalización,
a tan solo días de la llegada de Trump a la Casa Blanca. Además, China devino
líder en la lucha contra el calentamiento global, ratificando su compromiso con
el Acuerdo de París y convirtiéndose en tercer inversionista mundial, sumando
183 mil millones de dólares (mmdd) de Inversión Extranjera Directa (IED) anual,
según el último informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio
y Desarrollo (UNCTAD).
Con sus antecedentes alrededor
del comercio, la inversión y el financiamiento, vale la pena preguntarse, ¿qué
estrategia tiene China para Latinoamérica?; ¿cuáles son sus prioridades y
acciones? Y, ¿cómo debe interpretar Latinoamérica el contexto actual y qué
oportunidades puede encontrar?
Antecedentes de inversiones
La participación china en América
Latina va en aumento. Actualmente, China es el primer socio comercial de
Argentina, Brasil, Chile, Perú y Uruguay, y el segundo de México. El comercio
bilateral entre China y Latinoamérica se ha multiplicado por 26 del año 2000 al
2016 y se han invertido más de 110 mmdd en la región desde 2003, la mayoría en
los últimos cinco años. El 65% de las inversiones chinas desde 2001 se destinó
a materias primas, sector donde se creó la mitad del empleo por inversión
china.
Según documenta el Monitor de la
OFDI de China en ALC, Brasil ha sido el destino preferido de las inversiones chinas.
La República Popular China (RPC) no ha dejado de invertir, ni siquiera en medio
de la turbulencia política brasileña o ante el debilitamiento de la izquierda
latinoamericana. Al contrario: ha aumentado su apuesta en México, Argentina,
Perú, entre otros.
La misma fuente reporta el número
de transacciones por país en los últimos 15 años, las cuales superan las
trescientas:
Igualmente se recuenta del número
de empleos que han generado las inversiones chinas en la región, sumando más de
254.000.
La necesidad de inversiones en el
extranjero por parte de China no venía principalmente de su ahínco por
incrementar influir en el mundo, sino por su propio modelo económico. Con
crecimientos de dos dígitos por más de tres décadas, la RPC debió encontrar
fuentes seguras de energía y acceso a recursos naturales con al más bajo costo
posible.
Con estos antecedentes, la
potencia asiática se decantó por invertir en el sector primario (combustibles
fósiles, agricultura, metales y otros recursos naturales), teniendo preferencia
por materias primas que complementaran o potenciaran su modelo, ya sea por
disponibilidad, precio o localización. Así fue como se llegó a la siguiente
distribución de inversión:
Cambio de estrategia
Conforme ha evolucionado la
economía de la RPC hacia actividades más sofisticadas, las empresas privadas y
públicas chinas han mirado hacia países y regiones del mundo con sector
servicios en pleno desarrollo, y clase media ascendente, ambas características
de la China actual. Esto para facilitar compatibilidad económica y de mercado
entre las partes, tomando en cuenta que muchas empresas chinas dependen en
demasía de su mercado interno y requieren colocar inventario en los mercados
internacionales.
Así, China ha cambiado su interés
en minas y metales por ensambladoras automotrices, fábricas de
electrodomésticos, maquinaria, plantas de baterías y paneles solares, entre
otros. Un nuevo proyecto, mencionado en medios como “Cooperación práctica
1+3+6”, prioriza: una sola planificación de cooperación entre China, América
Latina y el Caribe; tres motores dados por la trifecta del comercio, la
inversión y el financiamiento; así como seis áreas prioritarias dadas por
infraestructura, tecnología informática, cultura, industria manufacturera,
energía y recursos, innovación científica y tecnológica.
En materia de comercio, la RPC
busca ejercer su experiencia como la gran fábrica del mundo en las últimas
décadas, especialmente tocando nuevas puertas y abriendo mercados para que sus
empresas se expandan. En este sentido, además de exportaciones tradicionales,
el comercio electrónico desempeñará un papel muy importante. Como ejemplo
relevante destacan las recientes reuniones de Jack Ma, fundador de Aligroup,
con los presidentes de México, Argentina e inclusive EU, a quienes transmitió
su deseo de invertir en América Latina y comerciar sus productos en China.
Con respecto al financiamiento,
China también se ha convertido en el principal acreedor de la región
latinoamericana, al prestar más de 29 mmdd en 2015, casi el doble de los
créditos ofrecidos por el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo
(BID) en el mismo periodo. El gigante asiático seguirá teniendo iniciativas,
como el reciente paquete de arreglos financieros por 35 mmdd presentado en la
reunión con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC. A este
fondo le seguiría otro por 30 mmdd para mejora de la capacidad productiva
regional, y otro de 3 mmdd para países caribeños que se administraría con el
BID.
A propósito de la IED, hoy China
invierte más recursos de los que recibe. Esta inversión se hace generalmente
por empresas públicas, que en la mayoría de los casos participan en industrias
extractivas. De hecho, casi la mitad de toda la inversión china proviene de
empresas públicas: Sinopec, CNPC, Sinochem, China Three Gorges, MMG, State Grid
Corporation of China, Wisco, China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) y
BCEG.
China: industrias y proyectos en
Latam
Con la implementación de su
estrategia regional, China ha pasado en pocos años de ser un actor secundario a
ser un jugador fundamental para definir las prioridades y desarrollar los países
de América Latina. Pero su estrategia aún no está completa, pues espera
duplicar sus inversiones en la próxima década, destinando dichos recursos para
hacerse de cadenas de valor en las seis industrias consideradas como
estratégicas, además de empresas clave que le puedan aportar conocimiento
tecnológico, activos estratégicos o valor de marca.
Así, la presencia china se puede
describir según el país en cuestión:
En Brasil, China ha invertido más
de la mitad de la IED que ha colocado en la región. Se ha enfocado en proyectos
como la fábrica del autobús eléctrico y paneles solares “Build Your Dreams”, o
BYD, y en diferentes proyectos con Petrobras.
En Argentina, China tiene una
participación importante en la red ferroviaria en el área suburbana de Buenos
Aires. Además, Congqing Grain Group, Sany, el Banco Industrial y Comercial de
China y Chery han hecho inversiones relevantes.
En Perú, empresas como China
Minmetals (MMG), CNPC y Chinalco han comprado minas, compañías energéticas y
fábricas de aluminio, respectivamente.
En México, ganó dos bloques para
extracción petrolera en la frontera marítima con EE.UU. y firmó un convenio
para ensamblaje de automóviles JAC Motors. Con México ha firmado más de 40
acuerdos de 4 mdd o más, según el reporte “IDE china en Latinoamérica:
tendencias nuevas e implicaciones mundiales” de la OCDE.
En Venezuela, estableció la
fábrica de celulares ZTE.
En Bolivia, tiene inversiones
importantes de Shengli International Drilling Co y un proyecto conjunto de la
china Sinosteel con la paraestatal YPFB.
¿Cómo debe leer Latinoamérica el
contexto actual?
Tomando en cuenta que EU ha
prestado menos atención a América Latina desde el fin de la Guerra Fría, y que
la Administración Trump se ha encargado de volver deficientes las relaciones
con algunos gobiernos latinoamericanos -notablemente México-, se han ofrecido
oportunidades a la expansión política y comercial china; no obstante América
Latina se encuentra lejos de ser un socio prioritario de la potencia asiática.
Los latinoamericanos no deben
esperar grandes concesiones en las mesas de negociación, al menos no sin antes
preparar una estrategia integral, que entienda los diversos intereses de sus contrapartes
y los ponga sobre la mesa. Esto se debe a dos razones principales. En primera
instancia, EU prevalece como socio principal de la región y, de manera más
relevante, ha desarrollado desde el siglo XIX un entramado de instituciones
formales e informales que le permiten proyectarse como potencia regional en
Latinoamérica. Está condición difícilmente puede ser retada por una China que
aún carece de las ventajas estadounidenses y que, además, busca se respete su
propia zona de influencia en Este Asiático.
Este último punto nos lleva a la
segunda instancia: las prioridades chinas se mantienen focalizadas en su propia
región, donde se encuentran sus principales inversiones y donde se ubican las
principales amenazas a su soberanía. Como ya se observó, la Administración
Trump también ha dejado un vacío en el este de Asia, que China aprovechó de
inmediato para promover diversas iniciativas, destacando tres:
El Foro Un Cinturón, Un Camino
(OBOR, por sus siglas en inglés y también conocido como la Ruta de la Seda del
Siglo XXI.
La Asociación Regional Económica
Integral (RCEP, por sus siglas en inglés), entendido como el Mega TLC chino.
El Banco Asiático de Inversión en
Infraestructura (AAIB, por sus siglas en inglés), descrito anteriormente y que
ya agrupa a 56 países miembros y 24 prospectos.
Estas tres iniciativas proyectan
a la República Popular China como líder regional en Asia (desde el Bósforo y
Suez, hasta Seúl y Singapur), e incluyen a socios fuera de región que
tradicionalmente ha tenido importantes relaciones comerciales con EU:
Australia, algunos países de Europa Occidental y Chile, entre otros.
¿Qué oportunidades debe
aprovechar la región latinoamericana?
América Latina debe sacar
provecho de la creciente multipolaridad mundial diversificando sus relaciones y
los beneficios que puede obtener del comercio. Esta extensión debe ir más allá
de comerciar con muchos socios de distintos orígenes. Diversificar implica
modificar la manera de relacionarse con el exterior, preparando profesionales
capaces de interactuar de nuevas formas y capaces de crear estrategias de
persuasión originales, más allá del dominio comercial.
Latinoamérica ha aceptado gustosa
el dinero chino, pero no ha impuesto muchas condiciones en las negociaciones,
por lo que China tiene una posición dominante en la relación y se encuentra
mejor preparada para tomar ventaja. Invariablemente y con objetivos de
diversificación, la República Popular de China ofrece cada vez mejores
oportunidades para la región, ya que su transición económica ha empujado a que
sus inversiones en la región superen la tradicional barrera de los modelos
agroexportador y extractivo.
En cuanto a las manufacturas
chinas, queda en manos de los gobiernos latinoamericanos decidir en qué
condiciones se dará la competencia, pues en este rubro es donde generalmente
surgen conflictos derivados de la desregulación. De hecho, la calidad de las inversiones
de China en la región ha atraído la atención internacional dadas las
implicaciones ambientales, laborales y otros estándares.
Quedan tres incógnitas
irresueltas: ¿Cuál será la estrategia de unos EU comandados por Trump en
América Latina? ¿Cuándo abrirá China su mercado doméstico a Latinoamérica? Y,
¿seremos capaces de aprovechar esa oportunidad?
*David Yao es estudiante de
Economía en el ITAM. Arturo Palacios es estudiante de Relaciones
Internacionales en El Colegio de México.
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