Plataformas digitales vs.
libertad de expresión
FORBES- 13 de julio de 2017
¿Existe un duopolio en la
distribución de contenidos en Internet? Los medios estadounidenses dicen que sí
y quieren legislar para una competencia más justa.
Este martes, la News Media
Alliance, una asociación de medios de comunicación en Estados Unidos que
concentra a más de dos mil empresas, entre las que se encuentran el New York
Times y el Wall Street Journal, hizo un llamado al Congreso Estadounidense para
legislar el negocio de las noticias con el fin de acabar con el duopolio que
supone Facebook y Google.
La intención, dice el comunicado
es permitir que editores y medios puedan sentarse a discutir las condiciones de
los productores de contenido frente a las exigencias que los dos mayores
condensadores y distribuidores de contenido en línea tienen para así asegurar
la disponibilidad a largo plazo del periodismo local producido por las salas de
redacción de Estados Unidos.
En pocas palabras, los medios
estadounidenses consideran que las condiciones, algoritmos y condiciones de
pauta de Google y Facebook no sólo deciden qué medios pueden ser leídos e
incluso, ser exitosos, sino va más allá: deciden incluso la supervivencia del
periodismo, las características de la libertad de expresión y la permanencia o
supervivencia de un medio de comunicación.
Las redes sociales digitales se
han convertido en una de las principales fuentes de información y noticias no
sólo en México, sino en prácticamente todo el mundo. Poco a poco, han ganado
los espacios informativos que los medios tradicionales no han podido llenar y,
además, algunos muy importantes como The Washington Post, sucumbieron ante el
cambio de modelo en la distribución y comercialización de la información.
En sí, las redes sociales y los
motores de búsqueda como Google no producen noticias: son una especie de
repositorio de información que se actualiza cada segundo con una cantidad de
temas que resulta imposible para un solo medio de comunicación competir contra
dichas plataformas.
Sin embargo, hay peligro latente
para el periodismo en sí mismo, puesto que si las plataformas deciden qué
medios pueden consultarse de acuerdo con sus estándares de distribución de
contenidos, pueden desaparecer fácilmente del negocio a cualquier empresa que
no se adecue a sus condiciones de mercado.
Ya hemos visto casos muy
concretos en los que los algoritmos de distribución de contenido y los sistemas
de compra de publicidad no sólo han colocado temas en la opinión pública, sino
que incluso han tenido efectos sospechosos, como en el caso de las noticias falsas
y las elecciones en Estados Unidos.
No obstante, legislar respecto a
los contenidos en Internet puede ser muy arriesgado. En primera instancia hay
que distinguir claramente entre contenidos y leyes de mercado y distribución.
Cualquier intento de limitar o filtrar temas para que no se distribuyan en
redes sociales y motores de búsqueda, es en sí mismo un atentando contra la
libertad de expresión y ninguna empresa o búsqueda de ganancias debería estar
por encima de ese principio.
Por otra parte, obligar a las
plataformas a distribuir contenidos o a limitar otros, puede ser visto como una
acción forzada de colocar temas en la discusión pública no porque la gente
hable de ellos, sino porque estamos siendo obligados a consumirlos.
La discusión del tema, sin
embargo, se antoja sumamente productiva para una ciudadanía digital que
lentamente se da cuenta de los derechos y obligaciones que tiene y de cómo debe
ir construyendo los principios de una convivencia a través de las plataformas.
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