Las confusiones más generalizadas
del coaching
FORBES- 4 de julio de 2017
Es momento de bajar el volumen en
esta que es una de las conversaciones más ruidosas en el mundo empresarial, del
desarrollo y la vida personal: la conversación sobre el coaching.
Es hora de hablar con la verdad.
Es momento de bajar el volumen en esta que es una de las conversaciones más
ruidosas en el mundo empresarial, del desarrollo y hasta la vida personal: la
conversación sobre el coaching.
Las consecuencias de ignorar
estas que son las confusiones más generalizadas en el mundo del coaching pueden
ser fatales, y de hecho muchas de estas consecuencias ya están generando que la
industria viva una era de desprestigio y descalificación.
Primera confusión: El coaching es
una moda o una nueva forma de hacer las cosas.
Se dice que el coaching como lo
conocemos surge en los años sesenta o setenta. Inclusive hay decenas de coaches
allá afuera que se llaman a sí mismos los “fundadores” del coaching o los
“precurspreses del coaching del coaching en español”, etc. Estoy aquí para decirte
que, si bien el término coaching puede ser relativamente nuevo en sus más
modernas aplicaciones, la práctica como tal es prácticamente tan antigua como
las más antiguas civilizaciones.
De forma mucho más precisa,
quiero decirte que es totalmente válido afirmar que el coaching surge en la
antigua Grecia, cuando Sócrates empieza a usar el término “Mayéutica”, que era
un concepto para referirse al acto de ayudar a nacer a un bebé.
Sócrates empieza a aplicar este
principio, pero aplicado al nacimiento de nuevos pensamientos, en dónde él
trabajaba directamente con las personas haciendo las preguntas correctas para
que sus estudiantes concluyeran por sí mismos conclusiones y aprendieran de una
forma experiencial.
Como casi en todo, los griegos ya
sabían cómo hacer las cosas, lo que sucede es que durante mucho tiempo nos
olvidamos, y a mediados del siglo pasado empezamos a redescubrir la mayéutica
con diferentes nombres, entre ellos coaching.
Segunda confusión: Todos
necesitan un coach.
De hecho, no, de hecho, hay
muchas personas que pasarán toda su vida sin realmente necesitar un coach. Es
verdad que el trabajo personal siempre suma, y que el crecimiento es algo que
nunca está de sobra, eso es verdad. Lo que sucede es que trabajar con un coach
es solamente una de muchas formas de superarse como persona.
Están por ejemplos quienes
aprenden mediante la lectura, mediante el ejemplo, mediante la religión, la
meditación, la introspección, el trabajo, la auto observación, etc.
La realidad es esta: Existen 3
grandes áreas en las que una persona puede dar o recibir coaching.
Área número 1: Coaching de vida.
El coaching de vida es útil para
todos aquellos que tienen problemas en su vida personal porque están atorados
con creencias limitantes sobre sí mismos, sobre lo que merecen y sobre lo que
pueden alcanzar.
Trabajo personal, de relaciones
sociales, de pareja y familiares son algunas de las aplicaciones que un proceso
de coaching de vida puede tener.
Área número 2: Coaching de negocios
El coaching de negocios es el
tipo de coaching en donde el coach trabaja con el coachee en términos de
productividad, trabajo en equipo, negocios, inclusive en algunos casos
cuestiones estratégicas y tácticas.
El coach de negocios puede
complementar su práctica de coaching con actividades de consultoría, auditoría,
capacitación y más, pero esto es algo que depende 100% de las habilidades del
profesional y de las necesidades del coachee.
Área número 3: Coaching de
resultados
Esta es probablemente el área que
gesta un mayor número de confusiones porque es en dónde la actividad del coach
es más variable.
El coaching de resultados suele
ser un proceso de acompañamiento en donde el profesional es un experto en un
tema determinado y acompaña al coachee en un proceso hasta que este alcanza los
resultados deseados.
Algunos ejemplos son: coaching en
ventas, coaching en relaciones de pareja y “dating”, coaching de imagen
personal, e inclusive el coaching deportivo entra en esta categoría.
Tercera confusión: Cualquier
persona que quiera puede trabajar con un coach y tener buenos resultados
Lamentablemente contratar un
coach no es un acto de magia que va a trasladarse de forma automática del lugar
a donde estás en este momento a dónde quieres estar, de hecho, antes de
contratar un coach es necesario que te preguntes si verdaderamente te
encuentras en un momento de tu vida o de tu carrera en el que puedes
aprovecharlo
Antes de contratar un coach
necesito que sepas que tienes que convertirte en una persona coacheable, ¿se
entiende?
¿Cómo es una persona coacheable?
Una persona coacheble es una persona que primero es capaz de seguir
instrucciones. El trabajo del coach es proporcionar una estructura, un
“framework”, y dar dirección dentro de esta estructura. Si tu empiezas a
trabajar con un coach, pero por soberbia o falta de fe, no eres capaz de jugar
al juego de rol del liderazgo, simplemente no te va a servir de nada.
Antes tienes que ser una persona
capaz de seguir instrucciones y después puedes buscar la ayuda de un coach que
te lleve a alcanzar tus objetivos.
Cuarta confusión: Un coach puede
ayudarte a resolver cualquier problema
Cada coach tiene una especialidad
diferente, experiencia diferente, enfoque, prioridades, método y vocación
diferente a la de todos los demás. Si tienes un problema de vida, negocios o
resultados que es muy específico, lo que tienes que hacer es buscar al coach
indicado que haya trabajado en tu contexto y que honestamente sea capaz de
ofrecerte soluciones a tu problema.
Es como ir al doctor. Si tienes
estrés y vas al cardiólogo puede diagnosticarte un problema del corazón, si vas
al psiquiatra quizás te diga otra cosa, o al psicólogo, misma situación.
Pregúntale a tu coach cuál es su especialidad antes de involucrarte en una
relación que quizás no te de los resultados que esperas.
Quinta confusión: No importa que
el coach no viva la vida que promueve
He escuchado más de una vez: el
coach no tiene la necesidad de vivir según su palabra, el coach está ahí para
facilitar. Esta es una forma de ver las cosas y está bien, pero si me
preguntas, el tipo de coach que yo más respeto es el que vive según su propia palabra
y se esfuerza en mantenerse en integridad total.
El trabajo del coach es inspirar,
una de las mejores formas de inspirar es con el ejemplo, y no puedes dar
ejemplo si tu propia vida no es lo que prometes.
Es el error más común: contratar
a un asesor en bienes raíces que no tiene inversiones inmobiliarias, o
contratar a un administrador de la riqueza que no tiene una riqueza que
administrar. Le guste a quien le guste, el coach debe vivir según sus
principios y proyectar integridad en cada acción, dentro o fuera del salón,
antes y después de la llamada y esté o no esté presente el coachee con el que
está trabajando.
Sexta confusión: El coach debe
ser perfecto
Así como el coach tiene la
obligación de vivir siempre según sus principios es importante que sepas que el
factor humano siempre va a estar presente. El coaching es una de las
actividades más humanas y al ser el coaching una disciplina con un método
social enfocado en la persona y su desarrollo siempre existe la posibilidad de
que el coach falle.
Si trabajas con un coach o si
eres coach y en algún momento fallas o tu coach falla, recuerda siempre que el
coach como tu es una persona de carne y hueso y puede y va a tener errores.
Séptima confusión: El coach debe
motivar
Esta es una de las creencias más
generalizadas, quizás heredada de las corrientes de coaching en los Estados
Unidos. La realidad es que hay una diferencia muy importante entre un
conferencista motivacional y un coach o un coach grupal.
El coach tiene la obligación de
inspirar con el ejemplo, pero inspirar y motivar regularmente son conceptos
diferentes que conviene distinguir para evitar confusiones.
Motivar es cargar de energía,
pero la motivación es temporal y se extingue con facilidad.
La inspiración en cambio es el
proceso de empoderamiento a través del cual el coach aporta ejemplo y
herramientas prácticas para trasladar el poder al coachee de forma permanente.
Octava confusión: Cualquiera
puede ser coach
La historia típica: alguien toma
un curso de coaching o inicia un proceso de coaching, le encanta y descubre su
nueva pasión y su nueva vocación.
Déjame ser perfectamente claro
contigo: el trabajo del coach es un trabajo que tiene que ver con un llamado y
una vocación de servicio, pero además hay habilidades que para bien y para mal
no todos tienen, no todos pueden desarrollar rápidamente y además no todos los
aspirantes quieren desarrollar.
Lo que ninguna escuela, ningún
mentor, ninguna asociación y ninguna certificación te va a decir es que hay
habilidades que, si no tienes ya, te va a hacer muy difícil hacer un trabajo
significativo con las personas.
Algunas de estas habilidades son:
la capacidad de escuchar, la inteligencia de sacar conclusiones deductivas, la
capacidad de tener un pensamiento claro y centrado en la lógica, la capacidad
de venderte, de marketearse, de distinguirte y de encontrar una propuesta única
de valor.
Novena confusión: Solamente puede
ejercerse si tengo una certificación
La industria de las
certificaciones de coaching es una de las industrias con más vicios en la
actualidad. Las técnicas de marketing de prácticamente todas estas asociaciones
promueven el mensaje: no puedes trabajar como coach si no tienes una marca
global que te avale.
La realidad es que muchos de los
mejores de coaches que yo conozco no tienen certificaciones, tiene resultados.
Hoy en día, decir “Soy coach
certificado” tiene prácticamente ningún valor. Ser un coach y tener
determinados resultados, y que tus coachees tengan resultados es en realidad la
mejor forma de presentarte y de ejercer.
Décima confusión: Tener una
certificación me dará las herramientas necesarias para ser coach
De hecho, quiero decirte que la
mayor parte de las certificaciones de coaching lo único que harán es enseñarte
las bases del coaching. No sé si me vayas a creer, pero hay certificaciones que
te dirán en un fin de semana lo que yo acabo de decirte en este texto.
Si vas a entrar a un programa de
mentoría necesito que comprendas que los conocimientos que te van a dar tienen
muchas limitantes y que eres tú quien debe desarrollar tu propia capacitación
con base en tus características contextuales únicas.
Décima Primera confusión: No hay
una forma correcta o incorrecta de hacer coaching, cada quién tiene su estilo
La realidad es que, si hay una
forma correcta de hacer coaching, lo veíamos en el primer punto. No cualquiera
puede empezar a dar consejos y trabajar con un grupo, es necesario que
comprendas la técnica de hacer preguntas poderosas y ver cómo llevar a tus
clientes con sus propios medios es la forma más rápida de enseñar y generar el
cambio.
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