Cómo trabajar menos pero producir
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Emprendedores - miércoles, 21 de
junio de 2017
Hacer menos, pero mejor. Este es
el objetivo que dice haberse marcado para 2017 Miguel Arias en su blog
emprender a golpes. También el libro del autor británico Greg McKeown,
Esencialismo, la búsqueda de lo importante, alerta del riesgo de la adicción al
trabajo. El peligro es que la obsesión por la productividad acaba
convirtiéndose en un catalizador para el fracaso ya que conduce a la búsqueda
indisciplinada de hacer cada vez más. El antídoto sería, pues, el que ha
decidido aplicarse Miguel Arias para este año: la búsqueda disciplinada de
hacer menos, pero mejor.
Esto es lo que propone también
Isra García en su libro Ultraproductividad. Trabajar menos, producir más y
vivir mejor, donde recoge el método que él mismo ha desarrollado para conseguir
trabajar menos de 5 horas al día obteniendo, cada vez, mejores y más rentables
resultados. El método es personal, es decir que cada cual deberá adaptarlo a
sus circunstancias y preferencias, pero el autor facilita unas líneas generales
para ayudar a diseñarlo.
Las 4 dimensiones que debes
cultivar
Si solo produces y produces,
llegará un momento en el que te vacíes y ya no tengas nada nuevo que aportar.
Para ser eficiente y creativo, además de arrojar, hay que nutrirse y cultivar
otras áreas que nos proporcionen la vitalidad necesaria. Podría resumirse con
la expresión popular de recargar las pilas. Las áreas que hay que trabajar son
las siguientes:
Lo físico: Se trata de
desarrollar hábitos saludables. Las principales propuestas en este apartado
son: dormir lo suficiente, preferiblemente las 8 horas seguidas, mantener una
alimentación sana y practicar ejercicio diario en franjas horarias que cada
cual determine.
Lo emocional: Una vida social
gratificante con personas que nos aporten energía, leer, escuchar música que
nos levante el ánimo, escuchar una charla Ted que nos motive, hacer algo nuevo
cada día…hay muchas maneras de activar esa parte emocional que, con frecuencia,
reservamos sólo para los fines de semana.
La parte espiritual: Requiere de
la introspección y de la reflexión. Son muchas las personas que huyen de la
soledad porque temen enfrentarse a sus propios pensamientos. Sin embargo, es la
mejor vía para ser conscientes de cómo somos, de lo que hacemos o del entorno.
La práctica de mindfullness o de yoga son muy recomendables para relajar la
mente.
Intelectual: Incluye tanto el
aprendizaje permanente como el trabajo. En este último caso, Isra García habla
de las ventanas de eficiencia, esto es, identificar cuáles son aquellos
momentos del día en los que somos más productivos y aprovecharlos para realizar
las tareas más importantes. Él suele aplicarse 2 franjas al día de 90 minutos
de trabajo intensivo porque ahí sitúa el límite de máxima concentración.
Los 3 hábitosque debes
desarrollar
Sabiendo ya cuáles son las 4
áreas en las que debemos trabajar a diario para mantener el equilibrio
personal, falta desarrollar los hábitos que conviertan ese planning inicial, en
acción hasta implantarse de forma natural en la rutina diaria. Para ello hay
que desarrollar 3 hábitos que, “si los consigues, ya puedes ir a cualquier
sitio”, dice el autor. Son estos:
Autoconsciencia: Lo primero es
ser plenamente consciente de lo que eres, de lo que te gusta y de lo que
quieres cambiar. “Si no eres consciente y sincero contigo mismo, no harás nada”.
Disciplina: Una vez que hayas
diseñado tu plan, tendrás que cumplirlo en la frecuencia estipulada. Así, si te
propones media hora de lectura y otra media de ejercicio diario, recuerda que
son innegociables.
Iniciativa: Se refiere a la
fuerza de voluntad. La que te hace dar el salto de la idea a la acción. Una
idea no vale nada si no se ejecuta, hay que validarla fuera. Así que “hazlo y
deja de embellecer ideas”.
Plan de acción para hacer menos
Ya hemos dicho que el objetivo
final es mejorar el ratio de productividad trabajando menos y que el provecho
de esa eficacia repercuta en beneficio propio. Cada cual aprenderá a
conseguirlo a base de prueba y error, pero Isra García facilita unas pautas
generales:
Márcate objetivos: Da igual del
tipo que sean, personales o profesionales, y a esa lista de objetivos les
asignas un tiempo para su ejecución. Puedes empezar con cosas pequeñas, pero
tendrás que cumplirlas en el tiempo fijado y hacer un seguimiento.
Segmenta el día por horas: Lo
mejor es hacer un calendario y repartir las tareas que te has propuesto para
cada día de las 4 dimensiones. Como mejor te venga.
Sistematiza: Lo relaciona con
categorizarlo todo al objeto de no repetir errores o replantearnos situaciones
que ya hemos vivido. Fijar una respuesta de antemano a lo que nos interesa y lo
que no, es una habilidad para ganar tiempo y eliminar ítems absurdos de la
agenda. Él lo sistematiza todo mediante listas que acotan la toma de
decisiones. Utiliza plantillas para contestar mails, elabora black list, se ha
desprendido del televisor, no retuitea y escribe absolutamente todo lo que le
viene a la cabeza por si acaso lo puede aprovechar más adelante.
Prioriza: Hay que aprender a
distinguir entre lo que es urgente, importante y esencial y realizar una lista
con las cosas que incluimos en cada categoría. Su consejo para la lista de
cosas urgentes es romperla, si se puede, porque suelen corresponder a las
prioridades de otro. Las importantes las apreciamos nosotros y aquí también es
importante priorizar y no procrastinar. En su opinión, es imposible realizar
bien más de tres tareas al día, por eso las cosas importantes deben realizarse
en esos momentos de mayor productividad. Una manera de ganar tiempo, es irse a
la cama sabiendo ya cuáles son esas tres tareas importantes que deberás hacer
el día siguiente.
Aprende a decir no: tanto a las
personas como a las situaciones que no te aportan nada. Muchas reuniones,
correos, actividades…podrían eliminarse de la lista sin que notásemos el
efecto. Aprender a decir no es difícil cuando siempre has cumplido órdenes,
pero es un hábito que hay que desarrollar, con elegancia pero sin pedir
disculpas.
El arte de las decisiones: Este
podría enlazarse con la de sistematizar, dado que cada día tomamos más
decisiones de las que pensamos, muchas de ellas absurdas. Así, para evitar
plantearse la ropa que viste cada vez que pronuncia una conferencia, Isra
García ha decidido vertir siempre de negro, de la misma manera que en las
comidas se ha impuesto una dieta regular, ”macrobiótica, que es la que a mí me
funciona”. Otra estrategia es delegar la toma de decisiones en gente de tu
equipo o contratar a terceros servicios que sabes lo que van a hacer mejor que tu.
“La cosa es eliminar decisiones que no aportan nada”.
Haz una dieta digital: Se refiere
al hábito, cada vez más arraigado, de estar las 24 horas del día conectado.
“Hay gente que lo primero que hace al despertarse es consultar el whatsApp y
empresas obsesionadas con los likes y la comunicación, cuando lo realmente
importante es tener un buen producto. Eso es lo que debe preocuparles porque,
si lo consiguen, las estrellas y los likes llegarán solos”. Como experiencia,
cuenta que él prescindió durante meses del iphone y no le pasó nada ni a él ni
a su empresa.
Practica la aleatoriedad: Es útil
para entrenar la creatividad. Él la consigue planteándose retos como trabajar
un día con un ojo tapado, usar los pies para escribir o un ayuno voluntario de
20 días. “Igual no tiene sentido, pero es divertido y me sirve para ser más
creativo”.
Cuida a tu equipo: Es también
pata fundamental. “A mí me preocupa ayudarles a cumplir sus sueños. Si lo
consiguen, su brillantez se multiplica y me ayudan, también, a cumplir los míos”.
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