Los CEO, más frágiles ante
errores éticos
FORBES- 9 de junio de 2017
Ante la vulnerabilidad de los CEO
al escrutinio público, su conducta ética podría estar propiciando su salida
prematura.
En muchas ocasiones, el liderazgo
de una gran organización es ampliamente reconocido cuando sus colaboradores,
liderados por el director ejecutivo (CEO), han mantenido una percepción
intachable ante entidades reguladoras y sociedad en general, más allá de su
probado desempeño de negocio y productividad. En este escenario, los resultados
podrían dar la razón al crecimiento y la reputación de la compañía. Sin
embargo, hay un elemento muy frágil que podría derrumbar en corto tiempo todo
lo que se ha construido: los errores éticos cometidos por los CEO.
Ya sea con intención o por
omisión, el precio que las empresas pueden pagar por estas faltas puede ser
millonarias, pero el daño hacia su imagen, incluso si estas son subsanadas
subsecuentemente, puede ser irreversible: la exposición ante la opinión pública
y los medios de comunicación puede representar un lastre insuperable, dejando
una marca muy difícil de borrar.
Los CEO, si bien son responsables
de su actuar, también lo son de aquellos a quienes supervisan -como los
gerentes, los directores o los jefes, etcétera-, por lo que un error ético de
éstos, es “su error”.
Aumenta sucesión forzada de CEO
En este sentido, el estudio de
PwC “CEO Success Study 2016”, encontró que la sucesión forzada de directores
ejecutivos por problemas éticos aumentó 36%, resultado que se dio a partir del
análisis de 2,500 de las empresas más grandes del mundo en los últimos 10 años.
La incidencia mayor la muestran
Estados Unidos y Canadá, ya que comparando el periodo de 2007-2011 con el lapso
2012-2016, ésta aumentó 102%, por arriba de Europa Occidental y las economías
BRICS. Las organizaciones más afectadas son las grandes corporaciones, ya que
el entorno regulatorio, así como la mayor vigilancia que tienen de la opinión
pública, las hace candidatas idóneas.
Si bien no hay algún dato que
refuerce la idea de que estos errores se derivan de actos ilícitos, las
violaciones de tipo ético se cimentan ya sea en omisiones de los propios CEO o
conductas de sus colaboradores que no fueron identificadas oportunamente, aun
siendo legales, que no éticas. En ocasiones las señales que desembocan en un
problema ético pueden desarrollarse con el tiempo, por lo que ignorar cualquier
información por increíble que parezca podría impactar al futuro de la
organización.
Acciones rápidas y tendencias en
rendición de cuentas
La respuesta inmediata es
crucial. No basta con enmendar los errores en el momento, sino reconocer cuáles
fueron los deficientes procesos históricos que llevaron a un indeseable
desenlace ético. Todavía resuenan los casos de grandes corporativos como Enron,
Worldcom o Yahoo, en los que, en mayor o menor medida, las transgresiones
éticas han acabado con organizaciones enteras, la transformación de otras y, en
algunos casos, altas penas carcelarias.
El estudio de PwC identifica
cinco tendencias que hoy definen la rendición de cuentas de los CEO: la opinión
pública, el gobierno corporativo y regulaciones, el entorno operativo; la
comunicación digital y el flujo constante de información.
Es claro que el escrutinio
público ha jugado un papel fundamental, incrementando su ojo crítico y
desconfiando de lo que se le presenta en primera instancia. No obstante, las
normas y procedimientos más estrictos en Gobierno Corporativo, así como el
endurecimiento de las regulaciones, han permitido una mayor vigilancia y una identificación
más oportuna de desviaciones éticas.
Otro aspecto importante es la
relación que las compañías mantienen globalmente, lo que ha incrementado los
casos de vincularse con otras organizaciones que no poseen esquemas éticos
sólidos, lo que podría causar eventos indeseados de gran impacto.
Finalmente, los CEO y los
colaboradores en general están bajo una mayor exposición sobre sus actividades
en medios digitales, lo que ineludiblemente los enfrenta con riesgos más
grandes, así como con el hecho de rastrear con más facilidad evidencia que
pueda comprometerlos. A esto se suma el flujo diario y constante de la
información, que puede incidir rápidamente en una imagen negativa y
perjudicial.
Indiferencia u omisión, una bomba
de tiempo
La conducta que se espera de un
CEO siempre va atada a las mejores expectativas, no obstante, en muchos casos
esto no ha sido así. El elemento positivo es que se han dado pasos firmes para
que los casos identificados se castiguen, y crear así una cultura a través de
un sistema de conducta ético que permee a lo largo de la organización.
La indiferencia u omisión hacia
las señales de advertencia, dejar pasar información valiosa o no darle
seguimiento a alguna denuncia, por más inverosímil que parezca, podría tener
consecuencias desastrosas. Si bien no todo error ético tiene que ser un
ilícito, la reparación del daño es larga, si no imposible. Es así que todo
líder debe encarar y actuar ante cada situación que implique un problema de
ética, no sólo estableciendo políticas al respecto, ya que no hacer nada o
encubrir alguna situación de este tipo sólo creará una bomba de tiempo
esperando estallar.
*Sergio Meneses y Carlos Navarro
son Socios de Strategy& de PwC México.
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