Construcción de equipos en
pequeñas empresas
FORBES- 28 de junio de 2017
¿Es posible aplicar los factores
de éxito de las grandes corporaciones en proyectos de emprendimiento y en
pequeñas empresas?
Las pequeñas y medianas empresas
forman un universo particular. Sus métodos son distintos a los que siguen los
grandes corporativos y sus procesos se deben de ajustar a la realidad del día a
día. La especialización y la segmentación de tareas y funciones es el modo en
la que las grandes organizaciones operan en el día a día y les funciona
adecuadamente para generar utilidades dado su nivel de gestión. Sin embargo,
los proyectos que van naciendo, las empresas con pocos empleados no pueden
darse ese lujo. En este entorno, es frecuente que los colaboradores se pongan
varias cachuchas y desempeñen muchas actividades que en un corporativo ni
siquiera estarían vinculadas a la misma área. Son pocos los empleados y por lo
mismo, es muy importante que el equipo de trabajo esté bien integrado y
alineado.
En general, es poco posible
aplicar los factores de éxito de las grandes corporaciones en proyectos de
emprendimiento y en pequeñas empresas por las diferencias radicales que
devienen de su naturaleza. Esto no es necesariamente una tragedia, al
contrario, de esta diversidad y de reconocer que lo chico tiene sus propias
características puede llevar a construir una ventaja competitiva a la medida, a
partir de la consolidación de equipos de trabajo eficientes.
Para las pequeñas empresas, es de
suma importancia entender que deben ser capaces de trabajar bien juntos,
intercambiar ideas, operar en conjunto ya que de otra manera se corre el riesgo
de tener las pocas manos con las que se cuenta, trabajando en un mismo asunto,
mientras otros quedan descubiertos o totalmente ignorados. Lo importante es que
cada uno de los miembros sea consiente de cómo es que están contribuyendo al
desarrollo de la empresa y cómo cada uno es un componente del éxito que se
pretende alcanzar.
Para lograrlo, es muy importante
que se fomente una cultura de trabajo que valora la colaboración. Los brillos
individuales ayudan a la totalidad del equipo, si y sólo si el protagonismo
contribuye a lograr los resultados del conjunto. Para lograrlo, es necesario
capacitar a las personas sobre la importancia del trabajo colaborativo. Si no
es así, la individualidad se subordina al conjunto. Para la formación de estas
culturas organizacionales es fundamental que los integrantes crean y entiendan
que las ideas, la planeación, las estrategias, la toma de decisiones y las
acciones son mejores cuando se hacen en forma cooperativa.
Evidentemente, no se trata de
creer que el mundo es color de rosa y que todos en automático estarán alineados
con la misma forma de pensar. Para ello se requiere un gran esfuerzo. Hay que
trabajar, capacitar, formar y estos procesos deben ser integradores. Más que
forzar un pensamiento común, lo cual es además de imposible, absurdo; se deben
buscar espacios de debate que propicien los consensos. Asimismo, es muy
relevante que los procesos de comunicación sean abiertos y propicien
retroalimentación sincera.
Estos equipos de trabajo se
conforman de la misma manera en la que se integran los equipos deportivos de
alto rendimiento. Se dan los lineamientos, se explican las tareas, se comunican
los resultados esperados, se reflexiona sobre las formas de hacer las cosas, se
privilegia la innovación flexibilizando los procesos, se reconoce la labor de
cada uno de los miembros y se premia el desempeño destacado. Se entrena a la
gente para hacer el trabajo duro y para construir las actividades en las que
van a estar interactuando.
Por supuesto, el primer paso para
lograr la construcción de equipos de trabajo eficientes en las pequeñas y
medianas empresas es tener un líder eficaz. En estas empresas, quien lleva la
voz cantante debe tener la habilidad de hacerse escuchar, de expresarse con
claridad y de construir una red de confianza por parte de los individuos que
tiene en su equipo. También será una persona que acepte nuevas ideas y que sea
capaz de facilitar el buen desempeño de sus colaboradores.
En las pequeñas y medianas
empresas los equipos efectivos de trabajo deben de:
Tener en cuenta las fortalezas y
debilidades de cada miembro del equipo, para aprovechar los puntos fuertes como
apoyo y para desarrollar el potencial de cada quien.
Apreciar las habilidades de cada
individuo, así como sus contribuciones y sus innovaciones.
Respetar las diferencias que
existen entre ellos, hacer de ellas una ventaja competitiva en vez de tomarlas
como una fuente de conflictos.
Animar a los demás colaboradores,
en forma individual y como grupo, para que sigan adelante en sus esfuerzos.
La gran ventaja con la que
cuentan las pequeñas y medianas empresas con respecto a las grandes
corporaciones es la facilidad que tienen de conocerse y de comunicarse. En
empresas enormes, tratar de innovar o de que alguna sugerencia sea tomada en
cuenta, es sumamente difícil. En consecuencia, los empleados tienden a
desmotivarse y a no encontrar un impulso para seguir tratando de hacer mejor su
labor. En cambio, en organizaciones chicas la proximidad natural propicia que
la gente se sienta alentada a conseguir objetivos y alcanzar las metas. Cuando
alguien sabe qué parte del engrane es, cambia la perspectiva y se siente
entusiasmada por el equipo hace una diferencia positiva en términos de
esfuerzos por el éxito.
Este tipo de optimismo tiene
efectos de amplio espectro en el entorno de las pequeñas y medianas empresas.
Por ello, la construcción de equipos de trabajo se convierte en una actividad
prioritaria. Si cada empleado entiende lo que sus compañeros hacen y cómo lo
hacen para que el negocio pueda seguir funcionando, independientemente de las
circunstancias, se propicia un ambiente ideal en el que el trabajo florece, las
operaciones dan fruto y las ideas fluyen.
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