FORBES - 6 de junio de 2017
Se comienza a evidenciar la
distancia que el Estados Unidos de Trump mantendrá de la agenda política,
social y económica global.
A pesar de los excesos en el
presupuesto, el Presidente de Estados Unidos ha dirigido la agenda del país
desde la Casa Blanca en Washington y su club privado en Palm Beach, demostrando
que durante su administración la relación entre el sector privado y el poder
público es central y consensuada como eje de su estrategia.
Una de las principales
consecuencias de esta alianza público-privada implica el distanciamiento de
Estados Unidos en la agenda global. Para Donald Trump cumplir con el ‘Make
America Great Again’, implica bajarle el tono a su influencia internacional,
para darle mayor espacio de acción a los empresarios locales.
Un buen ejemplo es la llamada
‘Orden Ejecutiva de Independencia Energética’, con la cual Trump logra cumplir
una de sus promesas de campaña: Impulsar la Industria del Carbón que lleva más
de una década en detrimento gracias al crecimiento del negocio de Gas Natural y
Energías Limpias impulsado por Barack Obama, como parte del cumplimiento con
agenda de cambio climático.
“Vamos a poner a nuestros mineros
a trabajar otra vez”, dijo Donald Trump al firmar la nueva orden ejecutiva,
donde se establece e impulsa el uso del carbón como fuente de energía. Un mes
después el presidente anuncio la salida de Estados Unidos del acuerdo de cambio
climático de Paris, afirmando que este asunto “no se considera un motivo de
preocupación urgente”.
Estados Unidos y China son
responsables del 40% de las emisiones de carbono del mundo de acuerdo con
cifras presentadas en la última edición del Foro Económico Mundial, ante la
mirada de la opinión pública global uno de los principales responsables del
sostenimiento ambiental del planeta sale de la agenda, buscando apoyar
intereses privados.
En este nuevo gobierno la
combinación entre el modus operandi gubernamental y corporativo y el
distanciamiento global es parte del día a día, bajo el mismo camino también
está el llamado ‘Travel Ban’ impuesto a varios países de mayoría musulmana
limitando su entrada a Estados Unidos, con la cual Rudy Giuliani (bajo
funciones de asesor de campaña) y Trump le cumplen la promesa a los productores
de armamento de “mantener la compra necesaria de elementos para sostener la
seguridad en medio de la amenaza latente que viven los norteamericanos”.
Vale la pena recordar que, como
candidato, la promesa era aún más arriesgada: “un total y completo corte a la
entrada de musulmanes a Estados Unidos”; sin apoyar los conflictos relacionados
con el Estado Islámico y las necesidades medioambientales, Donald Trump
comienza a distanciar a Estados Unidos de la agenda de los llamados ‘Países
Desarrollados’, de la cual era el eje central. Europa Occidental, Canadá,
Australia y Japón al parecer seguirán su camino sin el Tío Sam.
Rusia Especulativa
Sin embargo el tema que mantiene
en suspenso a los ciudadanos estadounidenses es la relación entre el Kremlin de
Putin y Donald Trump (Washington-Palm Beach-Nueva York). Cuando se conoció que
el Presidente había compartido información clasificada sobre el estado islámico
con el ministro de relaciones exteriores y el embajador Ruso en la oficina
oval, para muchos confirmó lo que todos temían: al final si hubo influencia de
Moscú en la campaña presidencial de 2016.
Dentro de la escena política de
Estados Unidos es un secreto a voces que Rusia es uno de los temas que
obsesiona a Trump, por todo lo que representa en su imagen (a favor y en
contra) a sabiendas que dentro de su estrategia mediática la constante polémica
y el distanciamiento con los medios, son parte de la fórmula para estar
constantemente en la cima del rating.
La opinión pública y los medios
quedaron atónitos cuando despidió al James Comley, director de FBI a partir de
la investigación de que este estableció alrededor de intervención de los
servicios de inteligencia rusos en correos electrónicos, noticias en medios
digitales y otros usos que al final influenciaron a favor del Republicano.
Para muchos ciudadanos y los
llamados “Medios Liberales”, esto ratifica que ambos mandatarios son aliados.
Para la Casa Blanca la situación no es relevante ya que, de acuerdo con sus
fuentes los estadounidenses “creen que hay muchas noticias falsas en los
medios”. Exceso de especulación que se enfrenta día a día.
De acuerdo con diferentes teorías
del comportamiento humano que incluyen a Lacan y Skinner afirman que los
humanos viven en la búsqueda de culpables, con el fin de ocultar o justificar
sus propias culpas. Si de acuerdo con Gallup el 38% de los norteamericanos
apoya a Trump, de alguna forma el ‘affaire’ con Putin significa para muchos que
no es culpa de los ciudadanos que este sea el nuevo presidente. Todo comunica.
Negocio y Entretenimiento
Si revisa las decisiones que ha
tomado Trump en sus primeros cuatro meses de trabajo, se pueden visualizar dos
patrones: Todo tiende a estar enfocado en el beneficio del negocio de alguien,
esto incluye la influencia republicana del congreso (donde el 88% de los
miembros de este partido votan a favor de las propuestas presidenciales), sus
relaciones con el mundo (cerrando fronteras y apoyando industrias locales) e
incluso su propio imperio (según Washington Post la acción de club Mar-A-Lago
duplicó su precio ante un repentino incremento de solicitudes desde finales de
2016).
Toda la agenda de gestión
política de Trump conecta y beneficia de alguna forma el plan de negocios de
alguna industria dentro de Estados Unidos, a cambio las corporaciones entregan
una tasa de desempleo del 4.3%, la menor en dieciséis años.
El segundo patrón ratifica que
Trump, además de ser negociante también entiende el poder del Storytelling,
creando historias y una caracterización completa de un personaje que está
enfocado en ser el eje del poder, que logra sin miedo alejarse del mundo,
buscando proteger al ciudadano común, víctima de la globalización y las
políticas demócratas. El rating es el rey.
Trump lo sabe, porque en algún
momento estuvo en la cima con el reality show ‘El Aprendiz’, donde el despedía
y contrataba al mejor ejecutivo para que hiciera parte de su imperio
corporativo, sin embargo el mundo cambió y la llegada de una generación de
emprendedores hizo que los líderes de contenido de la cadena NBC reemplazan
este formato por Shark Tank. Sin rating no hay negocio.
En este nuevo show, donde
negocios y política van de la mano, los protagonistas son todos aquellos que
han “impactado” el porvenir de los estadounidenses y sus empresas, será
mandatorio para México y sus industrias estar preparado para diferentes
contingencias, ante un protagonista que busca con sus actitudes darle impacto a
historia para mantener el rating.
*Consultor global en prospectiva,
estrategia e innovación.
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