Ordenar el lugar de trabajo para
empezar bien el año
FORBES – 27 de diciembre de 2017
Ordenar el ambiente de trabajo
contribuye a que las personas exitosas tengan un espacio en el que fluya la
creatividad. El caos físico invade la mente y contagia al pensamiento.
Soy de las personas que a lo
largo del año voy acumulando papeles, libros, revistas, folletos. De hecho,
estoy segura de que muchos de ellos se reproducen por generación espontánea y
que tienen una vida propia que nada tiene que ver con la mía. Me pregunto si
algún duende travieso usa su magia para mover las cosas de lugar y llenar de
basura mis cajones. Quisiera que hubiera miles de duendecillos remendones, de
esos que tienen entre sus miles de talentos el don de ordenar las cosas y
dejarlas limpias y bien colocadas.
Dado que por más que lo invoco,
no logro encontrar a ese ser diminuto, alegre y vivaracho que esté impaciente
por ponerse a arregla mi escritorio por la noche y darme la sorpresa mañanera
de que ya todo está en su lugar: la basura fuera de mi alcance y los asuntos
clasificados por importancia y en orden alfabético, me parece que lo mejor será
ponerme manos a la obra y ordenar mis cosas.
Ordenar el ambiente de trabajo
contribuye a que las personas exitosas tengan un espacio en el que fluya la
creatividad. El caos físico invade la mente y contagia al pensamiento. Por el
contrario, el orden y la limpieza destraban el pensamiento creativo. Las
bibliotecas desordenadas, llenas de libros, papeles y gatos les funcionan a
pocas personas. Por lo general, el desorden genera angustia, o por lo menos,
peligro de tropezarse y ser tragado por el marasmo.
Lo cierto es que la mayoría de
las personas tenemos el espacio en el que trabajamos lleno de cosas que no
usamos. Tenemos objetos innecesarios como archivo muerto, computadoras o
material de oficina y, por lo general, están en desorden. El desarreglo puede
generar sensaciones de caos que derivan en estrés. Un espacio de trabajo
desorganizado deriva en una mente desorganizada o distraída.
Son pocas las ocasiones en las
que prestamos atención a todos los elementos contaminantes que nos rodean, nos
distraen y nos quitan el tiempo. Aunque el orden es una cualidad innata para
algunas personas, para la mayoría es difícil mantener las cosas bien organizadas.
Por supuesto, todos preferimos trabajar en una mesa de trabajo y en oficina
limpia y ordenada.
El orden en el espacio de trabajo
no solo ayuda a volvernos más productivos, también mejora el ambiente de
trabajo, ayuda a reducir el estrés y los conflictos de la empresa. Un entorno
laboral ordenado y limpio es clave para el bienestar de los empleados. Además,
hay beneficios que se empiezan a disfrutar inmediatamente al hacer una limpieza
y reorganización de tu espacio de trabajo:
El tiempo: Con una oficina en la
que todo está en su lugar, se ahorran los minutos que empleamos en encontrar lo
que traemos perdido. Cuando todo está limpio y en orden, se encuentra
fácilmente lo que se necesita.
El espacio: En una oficina, mesa
o escritorio bien organizados se aprovecha el espacio y se da una sensación de
amplitud que mejora naturalmente la armonía del lugar. Los movimientos se
llevan a cabo con mayor soltura y se inhibe la sensación de agobio o el peligro
de que todo se nos venga encima. Un espacio desordenado es un foco de posibles
accidentes, mientras que un lugar ordenado motiva la concentración.
La Confianza: En el mundo laboral
una persona ordenada siempre se ve con mejores ojos, y esta cualidad traspasa
el ámbito físico, denota una persona que tiene disciplina y que sabe con
precisión qué hace y dónde están los recursos para hacerlo. También es un
hábito que da ejemplo y que puede transmitirse de un empleado a otro, generando
un ambiente de trabajo profesional.
Para ponernos empezar es
necesario analizar. Tener menos objetos, menos papeles y menos cosas facilitará
el orden del escritorio. El objetivo es reducirse a lo esencial y despejar el
ambiente. Observa tu escritorio y todas las cosas que hay en él para empezar a
clasificar en tres grupos:
Cuántas de esas cosas se usan a
diario
Cuáles no se usan más que una vez
a la semana. Qué cosas no usas hace un mes.
Cuántas otras no necesitas
esporádicamente.
Es sorprendente ver la enorme
cantidad de objetos que ocupan espacio visual y físico y que encima no se
necesitan. Por supuesto, hay que buscar un lugar para todo aquello que no
usamos a diario y quitarlo de ahí. Mientras más limpio esté el escritorio, será
mejor. Por supuesto, hay que ser valientes y estar dispuestos a usar el bote de
la basura. Ahí tienen que ir a dar todas las porquerías: papeles, clips rotos,
migas de pan, envoltorios de galletitas, vasos de café, y todos los residuos
que generamos luego de un día de trabajo típico, pero también todo lo que hemos
guardado por meses y años -por si acaso los llegamos a necesitar- si no los
hemos usado es que no lo vamos a hacer.
Otro elemento que hace que todo
se vea desordenado son los cables. Hay que ordenarlos. Sólo tener una
computadora, un teléfono de línea y una impresora, puede generarse una telaraña
apta para atrapar cualquier tipo de insecto. Hay que arreglarlos. También es
necesario minimizar los papeles. El hábito ecológico de escribir sobre las
hojas de reciclaje no es una práctica muy prolija. Es mejor tener una libreta
de notas para que todas las anotaciones estén en un mismo lugar. El uso
desmedido de Post-it nos lleva a tareas de hace un año atrás. Es mejor usar
directamente la computadora escribir en una hoja de la libreta. Desde luego,
guardar en su lugar lo que se ha utilizado, poner cada cosa en su lugar y que
ese espacio esté bien definido y sea respetado es básico. Limpiar la mesa de
trabajo de todo tipo de residuo de comida, especialmente, si se tiene el hábito
de comer en la oficina sobre el escritorio.
Empezar el año haciendo limpieza
de escritorio y ordenando el lugar de trabajo es una buena idea. Es quitarnos
estorbos y abrir oportunidades a cosas nuevas. Lo que hacemos en nuestro entorno
físico tiene reflejos en nuestra mente. Una mente abigarrada de ideas
empolvadas no es propicia para la innovación y el desarrollo. Si estamos
buscando que los proyectos se destraben que las oportunidades fluyan, una buena
manera de hacerlo es preparar el entorno para desechar lo viejo y darle la
bienvenida a lo nuevo.
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