La emoción de sentirse bien en el trabajo
FORBES- 21 de abril de 2017
Alta Dirección debe permear el
bienestar de las personas en todas sus dimensiones, haciendo énfasis en el
aspecto emocional, muchas veces olvidado en las estrategias de wellness.
¿A quién le gusta la idea de
llegar a su lugar de trabajo y sentirse bien? Y esto no tiene que ver con
sentimientos intensos y desbordados llegando a la oficina bailando, en una
escena tipo Singing in the rain. El hecho de sentirnos simplemente bien,
relajados, donde podamos tener la tranquilidad de ser nosotros mismos, es algo
que todos, en algún momento deseamos.
Es real que la mayoría de las
personas tenemos demasiados asuntos por atender en nuestras vidas y esto muchas
veces nos hace sentir preocupación, donde se conjugan variedad de factores como
la situación económica, los hijos, la pareja, las redes sociales, las
actividades del hogar e incluso hasta las mascotas que terminan sumando una
piedra más al saquito del estrés.
Y, la cereza en el pastel: el
trabajo representa para muchos una de las presiones más fuertes en sus vidas,
lo que hace que el llegar al lugar de trabajo y pasar ocho (o más) horas
laborando sea un suplicio y se distorsione en estrés, convirtiéndose entonces
en un verdadero riesgo para su salud física y emocional.
Más allá de la aplicación de la
ergonomía y el cuidado de la salud física dentro de las organizaciones (aspecto
que ha sido ya adoptado por un sinnúmero de organizaciones), el “sentirse bien
emocionalmente” es un ámbito que todavía falta por permearse; sobre todo por
muchos líderes que consideran que el trabajo es para trabajar, y no es un club
social. Es más, me imagino que muchos líderes pueden estar pensando en estos
momentos: “¡Ahora resulta que tengo que ser responsable por que la gente se
sienta bien, feliz y sin estrés!”.
Antes de descartar el tema, hay
que considerarlo desde una perspectiva holística: Persona-Organización. No se
trata de ser responsable por los sentimientos del otro, sino el tener un
interés por el talento de la organización (personas), desde un punto de vista
holístico e integral.
Emociones en paquete
Es cierto que las emociones y los
seres humanos vienen en paquete. Las emociones, “como una serie de estados
fisiológicos asociados a una experiencia psíquica determinada, cuyo significado
biológico es el de modular el comportamiento”, se convierten entonces en una
onda expansiva cuyos impactos se permean en todos los aspectos de una persona,
incluyendo el laboral.
Es un aspecto sumamente
importante dentro de las dimensiones bio-psico-sociales del ser humano en los
lugares de trabajo, en específico de la parte psicológica. Estas, en conjunto,
crean el “capital emocional” de la organización, englobando las emociones,
percepciones, sentimientos y creencias de las personas, que inevitablemente
impactan en los resultados de las organizaciones.
Cuando estas interpretaciones de
las experiencias cotidianas se tornan en emociones desagradables, se cae en el
riesgo de que las circunstancias rebasen la capacidad adaptativa de la gente
ante las diferentes situaciones que pueda experimentar, trayendo consecuencias
verdaderamente graves que hoy en día ya representan focos rojos en materia de
salud física y mental.
El desequilibrio entre las
exigencias y las presiones dentro del lugar de trabajo (a lo que se denomina
estrés) lo que resulta en un deterioro de la salud mental, ha tenido un gran
impacto en México y en el mundo.
Por ejemplo, en nuestro país, se
estima que 40% de los trabajadores viven bajo altos niveles de estrés. Incluso,
un trabajador puede llegar a faltar hasta 25 días al año por depresión, nueve
por ansiedad generalizada y 20 por ataques de pánico, entre otros trastornos.
Otro indicador alarmante es el aumento registrado en la prevalencia de
trastornos mentales diagnosticados secundarios a la actividad laboral en la
población trabajadora que, desde 2007 a 2014 aumentó 7.3 veces.
En el mundo, por ejemplo, se
estima que cada año 200,000 personas mueren por cáncer relacionado al trabajo.
Algunos ejemplos puntuales reflejan sus consecuencias: En Reino Unido, casi
tres de cada 10 empleados sufren anualmente problemas de salud mental, siendo
de los más comunes las enfermedades relacionadas al estrés, en Finlandia, más
del 50% de los trabajadores sufre algún tipo de síntomas relacionados con el
estrés, y en Estados Unidos se estima que llega a afectar cada año a una décima
parte de la población en edad de trabajar, llegando a representar pérdidas de
200 millones de días de trabajo anuales .
Tal es el impacto del
desequilibrio emocional en el trabajo que los trastornos mentales y
relacionados con el estrés están incluidos en las listas nacionales de
enfermedades profesionales de algunos países miembros de la Unión Europea,
Latinoamérica, Asia y Pacífico.
Influencias negativas
Más allá de las consecuencias a
nivel personal o a nivel de países, es importante identificar en qué parte de
las relaciones internas, la cultura, y condiciones de trabajo existen riesgos
que puedan tener influencia negativa en la salud, rendimiento, satisfacción y
bienestar en las organizaciones. Es decir, identificar los riesgos psicosociales
que acontecen en el trabajo.
En este punto ya podemos darnos
cuenta de lo importante que es tomar este tema como líderes y actuar, para
evitar que las personas (o incluso nosotros mismos, si es que somos parte de
las estadísticas), caigamos en situaciones de estrés cuyas consecuencias
lleguen tan lejos que sea difícil revertirlas.
El atenderlos y generar acciones
orientadas a cuidar aspectos como medio ambiente, estructura interna,
organización del trabajo, estilos de mando, comunicación, relaciones laborales,
condiciones de empleo y carga mental (entre otras), pueden contribuir al
bienestar emocional de las personas y propiciar una experiencia enriquecedora
donde puedan permitirse liberar su potencial y desarrollarse plenamente.
Comenzar a revisar el tema dentro
de las organizaciones puede ser tan complejo y ambicioso como se quiera. Todo
parte de la firme convicción de la Alta Dirección por permear el bienestar de
las personas en todas sus dimensiones, haciendo énfasis en el aspecto
emocional, muchas veces olvidado en las estrategias de wellness.
Existen estrategias sumamente
creativas que hoy en día excelentes lugares de trabajo en México llevan a cabo,
considerando al ser humano como un todo. Entre las más exitosas destacan
aquellas donde, bajo una estrategia integral “paraguas” se incluyen diferentes
programas y prácticas vinculados entre sí.
Tal es el caso de una empresa del
sector financiero donde se incluyen prácticas y programas vinculados bajo un
Modelo en específico considerando la dimensión física, espiritual, intelectual,
social-familiar y personal; entre los que se incluyen iniciativas de salud,
maternidad y paternidad, desarrollo de habilidades, actividades recreativas y
familiares, entre otras.
Una organización perteneciente al
sector de cuidado de la salud lleva a cabo de manera específica diagnósticos de
inteligencia emocional, además proporciona talleres y conferencias como
recursos que ayuden a tomar consciencia en los colaboradores. Otra práctica
similar es la de una empresa del sector automotriz denominada “Reconocimiento
de emociones”, con la cual cada colaborador puede identificar su estado
emocional al llegar al trabajo y obtener una recomendación que le ayude a
gestionar adecuadamente su sentir.
Mejora continua
Asimismo, todas las iniciativas
de mejora continua para eficiencia y reingeniería de procesos, optimización de
la comunicación interna de dos vías, fortalecimiento de habilidades de
liderazgo, esquemas flexibles de trabajo e iniciativas que promuevan el salario
emocional; todas suman a fomentar el bienestar emocional en el trabajo.
Nos encontramos entonces ante el
gran reto y la gran responsabilidad que conlleva el ser líder en una
organización. El ver a la persona como un número de empleado ya no es
sostenible con la realidad que viven nuestros colaboradores, es necesario rotar
nuestra visión y observar que el “capital emocional”, tal como sucedió con el
“capital intelectual” en su momento, representa ya uno de los activos más
importantes para las organizaciones.
Realmente es emocionante sentirse
bien en el trabajo. Lo he vivido en carne propia y además de ser un motor, es
un multiplicador de beneficios y satisfacciones. ¿Te sumas a la idea de
replicarlo en tu organización?
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