Cuatro síndromes de las redes
sociales
FORBES- 5 de abril de 2017
Imprescindibles y con muchos
beneficios, las RRSS facilitan muchas cosas, generan grandes ventajas, abren
caminos y seguirán a la vanguardia generando nuevas tendencias.
Muchas de las mayores y más
radicales transformaciones de los años recientes se deben a las redes sociales.
No queda duda del tremendo impacto y trascendencia que tienen en los negocios,
la educación, la cultura, publicidad, comunicación, información, trabajo y las
relaciones personales.
Hace un par de años, una empresa
multinacional latinoamericana nos pidió realizar diversos estudios para evaluar
el impacto del uso excesivo de las redes sociales sobre las conductas de sus
trabajadores. Recientemente, decidimos extrapolar esa investigación a más
empresas y a los contextos sociales amplificados. He aquí un resumen muy breve
y con menor rigor científico de algunos de nuestros hallazgos.
La combinación de red y zombie;
no sabes si la persona es sólo un operario, una extensión ambulante o un
accesorio del celular, no puede separarse de él, lo mismo en el cine que en el
antro, el gimnasio, el trabajo o la escuela. Parece estar muy ocupado siempre,
comentando todo, come, duerme, vacaciona y podríamos asegurar que hasta en el
sexo sigue conectado.
Ausentes, distraídos,
insensibles, distantes, las relaciones cibernéticas absorben los trazos de
personalidad hasta que el individuo ya no coordina más sus conductas. Sus
sueños, el paisaje, el sabor, el ambiente son sólo digitales. Hasta la
(in)expresión del rostro, la postura, la forma de hablar y caminar dan cuenta
de los síntomas de este padecimiento. La vida se fue en bits y los ciclos se
acumularon, ¿Qué era la familia? ¿Cómo se llamaba J.? ¿Te acuerdas de la
Chiquis? ¿Cuál? ¿La Chquis89 o la Chiquis Hot?
El síndrome del círculo social
inexistente
Reconocer la diferencia entre
contacto y amigo; conocer y enlistar; pertenencia y suscripción es fundamental
para que no te veas afectado por este síndrome. El número de likes y “amigos”
es una de las mayores obsesiones de los afectados están en todos los sitios
posibles,” conocen” lugares por que vieron un video o fotos, pero nunca han
visitado; recomiendan, comentan consumen todo y de todo sin saber de nada; pueden
incluso introducir candidatos a novio, esposo, calificar de buena o mala onda y
proponer para puestos de trabajo a alguien a quien jamás han visto en su vida.
Se sienten populares por cifras y
cuando comprueban que en verdad a nadie le interesan o que todos están ocupados
en la vida real se sienten perdidos, abandonados, son un eslabón de una cadena
que no opera en términos humanos, realistas o temporales. Forjan relaciones
efímeras, desechables, borrables, asisten a eventos de desconocidos sólo por ser
parte de algo. Postear la fiesta o la comida reemplaza toda sensación, sabor,
disfrute, contacto o ritmo, después de todo mañana ni quien se acuerde.
Un momento crítico en quienes
padecen este síndrome es la depresión, nerviosismo, vacío o soledad recurrente
que dejan la no respuesta, la bandeja vacía, la temida desconexión, ¡Por favor
no me borres! ¡Comunidad les juro que cambiaré!, el terrífico 0 comentarios, el
lastimoso 0 reenvíos y el impacable 0 likes.
El mundo de los gurúes o como
encontrar humanos fantásticos
Como si fuera un concurso de
belleza o campaña política, donde los candidatos hablan cuatro idiomas, son
ingenieras de la NASA, bailan, cantan, van al gimnasio, trabajan y además hacen
trabajo caricativo; para quienes padecen este síndrome no es posible vivir sin
inventar cualidades, estilos de vida, descripciones de su “personalidad”.
No falta quien se adjudica
calificativos como El poeta del amanecer, El arcoíris de las 50 sombras, La
soñadora de la flama eterna, El alma gemela del espejo candente, El experto
profeta, La monja seductora, El visionario inventor del rayo telepático, La
hermana de la luz o El extraterrestre perdido. ¿Pantallita, pantallita, quien
es el más egocéntrico en el ancho de banda?
Los voyeristas se alimentan de
los exhibicionistas y viceversa. Las redes sociales te ayudan a crear tus
propias fantasías todo el mundo debe despertarse a ver qué haces, dónde estás y
qué comes, les estás haciendo el favor de compartírselos, no se lo merecen,
pero como no tienen nada en su vida, ni modo.
Todas son creaciones de
personajes y atributos que permiten a los afectados sustituir sus miedos,
construir una autoestima basada en sus fantasías, reponer o suplantar su
inseguridad por términos aspiracionales que esconden sus frustraciones y
carencias. Todo es fácil pues con una escena, una foto, una pose, una frase
copiada o una ocurrencia puedes lograr seguidores que te lo crean, duro golpe
cuando descubres que eres un fraude, te perdiste y ya no sabes ni quien, como o
que eras.
Que alguien se sienta mal y me
ayude a criticar e insultar.
No falta el obsesivo, el seguidor o acosador
que disfruta bulear, trolear, degradar y amenazar. ¿Todo está mal y todos están
mal, cómo puede alguien ser indiferente a sus emociones? Requieren y urgen
respuestas, presionan permanentemente, reclaman, hostigan, te escriben y
reescriben, buscan explicaciones y justificaciones porque no les has contestado
un mail que llegó a las tres de la mañana ¿Dónde andabas que no checaste mis
mensajes? Se entrometen en todo, buscan pretextos para citas, le dan
connotaciones sexuales a todo, repiten un chistecito miles de veces, te quieren
vender algo, afiliarte o pasarte propaganda, publicidad o hablarte de religión,
política o eventos que no te importan. Les encanta comer gente, pero sus
comentarios siempre son negativos, escandalosos, quieren que te sientas
culpable, miserable o hasta igual de deprimido. No falta quien se la toma de
vigilante, reportero, juez o vengador anónimo y le encanta andar buscando.
En conclusión, no faltará algún
político que exija que todos los sitios expongan fotos de los efectos negativos
del excesivo consumo de redes sociales con un impuesto para pagar el
tratamiento de los que padecen estos síndromes, sin duda es un área de
oportunidad que los gobiernos deben ir explorando. (sarcasmo)
Alfredo Paredes-CEO de Capitol Consulting&Communication. Experto
en comunicación estratégica. Consultor y académico internacional. Asesor de
empresas y gobierno.
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