¿Cómo me alisto para mi futuro
empleo?
FORBES- 7 de abril de 2017
Los cambios tecnológicos son un
terremoto para las concepciones que tenemos sobre el empleo. Aquí un análisis
de los cambios para las personas, las empresas y los gobiernos.
En la primera parte en la que
abordé este tema, analicé las preguntas: ¿Por qué se dice que los robots
ocuparán los empleos de las personas? ¿Qué definirá y cómo será dicho
desplazamiento? El planteamiento de este tema lleva a las preguntas, ¿qué
tendencias hay actualmente sobre los empleos? ¿Cómo serán los empleos del
futuro? Y, ¿cómo nos preparamos para ellos?
Tendencias en los Empleos
La Organización Internacional de
Comercio estima que antes del 2020 se habrán creado hasta 500 millones de
empleos, mismos que serán ocupados principalmente por jóvenes -la generación
con mayor índice de desempleo- que, al mismo tiempo, se concentrarían en el
grupo poblacional mayoritario de la fuerza productiva.
El mercado laboral, con sus
inherentes oferta y demanda, está experimentando los siguientes puntos de
presión:
“La tecnología está cambiando las
industrias a un ritmo acelerado y el mercado de trabajo” está en un periodo de
incertidumbre que genera aprehensión.
La caída del desempleo en algunos
países también se ve influida porque algunas personas renuncian a encontrar un
empleo después de mucho buscar.
La automatización y la evolución
tecnológica están forzando a empleados y empresas a cambiar continuamente, y de
no hacerlo una de las partes, se abren brechas de habilidades relevantes.
En otro fenómeno a veces
conectado con el desempleo y otras no, se está resintiendo la falta de personas
calificadas para ciertos puestos especializados.
Un marco para explicar estos
fenómenos es la 4ª Revolución Industrial, dentro de la que se han identificado
ciertas tecnologías claves, a veces conocidas como “las Cinco Fabulosas”:
Inteligencia Artificial, Internet de las Cosas, Robótica, Impresión 3D y
Realidad Virtual. Lo sorprendente es que
estas áreas de innovación han existido por mucho tiempo, y ciertos avances de
los últimos años desencadenaron nuevo potencial.
Al aplicar estas tecnologías, la
clave de la producción va más allá de la fabricación, pues incluye toda la
cadena de valor -los procesos de diseño, producción, compra-venta, entrega, y
consumo-. Esto altera sustancialmente los modelos de negocio tradicionales de
las industrias y la velocidad de cambio está sobrepasando la capacidad de
adaptación de la población.
De acuerdo con el Reporte sobre
el Futuro de los Empleos del Foro Económico Mundial (WEF), los efectos que ya
se sienten y que están por llegar a los modelos de negocio son:
Actual: Incremento en volatilidad
geopolítica, tecnología de la nube e internet móvil, avances en capacidad de
procesamiento y Big Data, economía compartida a través de plataformas,
incremento en jóvenes y clase media en mercados emergentes, rápida
urbanización, cambio en el clima de trabajo y flexibilidad para su realización,
cambio climático y resistencia natural a la transición a una economía más
verde.
2015-2017: Novedades en cuanto a
oferta y tecnología energética, internet de las cosas, manufactura avanzada,
envejecimiento y longevidad de diferentes sociedades, nuevas preocupaciones de
consumidores sobre cuestiones éticas y de privacidad, e incremento en las
aspiraciones y poder económico de las mujeres.
2018-2020: Robótica avanzada y
transporte autónomo, inteligencia artificial y aprendizaje automático,
materiales avanzados, biotecnología y genómica.
¿Cómo serán los empleos del
futuro?
Cambios para las Personas
Para la persona de a pie, el
cambio más importante será alrededor del concepto de habilidades. Mientras que
hoy se buscan credenciales –conocimientos, títulos oficiales y certificaciones-
para realizar un trabajo con cierto título organizacional, en pocos años, tener
dichas credenciales no será suficiente para explicar los requerimientos para
dicho empleo.
Así, la requisición de
características estará dada por una aglomeración de habilidades que requiere
conocimientos, particularidades sociales y cualidades de rendimiento difíciles
de automatizar. De acuerdo con el mismo
reporte del WEF, las habilidades más importantes que la fuerza laboral
requerirá en 2020 será, en orden: Resolución de problemas complejos,
pensamiento crítico, creatividad, gestión de personas, coordinación con otros,
inteligencia emocional, toma de decisiones, orientación al servicio, negociación
y flexibilidad cognitiva.
Por otro lado, todos los empleos
tendrán un componente digital mínimo, que en palabras del CEO de Microsoft “no
significa que todo el mundo tiene que ser informático, sino que hasta la
población poco calificado tendrá que operar tecnología. Las organizaciones ganadoras serán las que
tengan un modelo de negocio que les permita recorrer todas las opciones y mover
continuamente el trabajo según sea necesario.”
Muchos “nuevos empleos”,
incluyendo de mercadotecnia, medicina y ejecutivos, serán generados en las
plataformas digitales que impulsan la economía “gig” -el mercado laboral donde
prevalecen los contratos de corta duración y no los empleos permanentes- y el
freelancing -el trabajo para diferentes compañías en diferentes momentos en
lugar de ser empleado permanente de una sola compañía-. La mayoría de los
empleos derivados de conectar con esta fuerza laboral ni siquiera eran
imaginables hace 20 años.
Existen actualmente diferentes
controversias, la primera de ellas evitar que se les llame “la nueva economía”,
al traer menores beneficios en comparación con los empleos tradicionales. Más aún, la proliferación de modelos tiene
diferentes implicaciones, entre las que hay que destacar las siguientes:
La mayoría de los empleos de la
economía “gig” no ofrecen los beneficios ni la seguridad social inherentes a
los trabajos tradicionales. Esto ha derivado en una serie de esfuerzos en los
ministerios de empleo alrededor del mundo para cerrar la brecha de protección
según se considere, pero aún se tienen que rediseñar estos beneficios de esta
especie de “capitalismo basado en multitudes”. Las posibles políticas
gubernamentales incluyen un nuevo código laboral; una red de seguridad social
rediseñada; un ingreso básico universal; y leyes para otorgar a estos
trabajadores derechos de negociación colectiva.
Las generaciones más nuevas en la
fuerza laboral, entre ellas los Millennials y la Generación Z, tomarán el
control de las decisiones a partir del 2030, por lo que traerán su mentalidad
de que el trabajo no requiere estar sentado en una oficina por 8 horas, y sí
requiere libertad y flexibilidad.
Para unos, esto significará que
tener un empleo implicará integrar las tareas de otras personas
–desplazamientos, compras, reparaciones, consultorías-, cobrando una comisión o
cuota en el camino.
Para otros, esto significa que se
liberarán de los empleos de tiempo completo con horario de 9 a 5 provistos por
empleadores tradicionales, convirtiéndolos en “micro-empresarios o
emprendedores” que fijan sus propias horas e ingresos. “Tendrán que tener
conocimientos técnicos, construir buena reputación, gestionar expectativas de
clientes, negociar acuerdos de trabajo.”
¿Cómo nos preparamos para ellos?
Cambios en la Educación
El modelo educativo actual
promueve con mayor énfasis el desarrollo de habilidades estáticas antes que las
dinámicas, por lo que se tendrá que adaptar rápidamente. Para educación básica,
hay que insistir en la enseñanza de matemáticas, humanidades y ciencias de la
computación, pero también en desarrollar las soft skills para competir en los
nuevos mercados.
Más aún, las nuevas generaciones
tendrán que prepararse para satisfacer las habilidades planteadas
anteriormente, por lo que, además de la educación formal, tendrán que pensar en
una formación permanente y por su cuenta que les permita tener una docena de
perfiles profesionales distintos a lo largo de su vida profesional, así como
varios puestos de trabajo simultáneos.
Para lograrlo, cada pocos años tendrán que capacitarse nuevamente y
reinventar sus carreras.
Asimismo, los programas de
aprendizaje para jóvenes y adultos serán cada día más importantes para
compensar las brechas de desempleo. Tendrán que establecer una cooperación
entre escuelas y empresas, mientras que los gobiernos tendrán que proporcionar
regulaciones y financiamiento apropiados para facilitar estos programas. En síntesis, los gobiernos deben poner tanta
importancia en estos programas como la han puesto en la educación básica.
Cambios en el Trabajo
Se necesitará conectar con más
eficiencia la oferta y la demanda de empleos, de forma que disminuyan las
brechas de habilidades, las asimetrías de la información, así como las
disparidades entre requerimientos y cualificaciones. De no hacerlo, varios países no podrán
aprovechar todo su potencial.
Las compañías también se tendrán
que preparar y cambiar, pues las nuevas generaciones buscan más independencia y
flexibilidad, y al ascender en la toma de decisiones, implementarán tanto sus
prioridades como puntos de vista. Surgirá una nueva movilidad, en la que las
compañías se tendrán que desplazar a los lugares donde hay talento y no al
revés.
Al requerir nuevas habilidades y
no poderlas proveer por sí mismas, las compañías tendrán que hacerse de ellas
vía freelancing y subcontratación. El escenario más probable es que se invierta
la proporción de personas contratadas como empleados de tiempo completo con la
de auto empleados, que por ahora es aproximadamente de 2 a 1.
Es posible que el crecimiento de
la automatización conduzca a un mundo en el que las personas puedan trabajar
menos, pero funcionen mejor: con un esfuerzo concentrado en actividades
creativas y con mayor tiempo para el ocio.
Cambios para el Gobierno
Los gobiernos tendrán que ir más
allá de las reformas estructurales y tomar acción para remover barreras
burocráticas y operativas que permitan a los mercados de trabajo tener la
eficiencia requerida. Por otro lado, tendrán que mejorar su capacidad para
interpretar las tendencias de la industria y el mercado laboral, identificando
especialmente dónde habrá escasez de habilidades.
En 1900, la esperanza de vida era
de 47 años, mientras que hoy está cercana a los 80 años, y podría rebasar los
100 años en menos de dos generaciones, al tiempo que el número de hijos por
matrimonio ha disminuido. Debido a esto,
la proporción de jóvenes sobre adultos mayores está disminuyendo. Cada día son
más frecuentes los casos de individuos forzados a asumir su propia manutención
en la vejez.
Es por ello que los gobiernos
tendrán que ser actores relevantes para modificar drásticamente el modelo
actual de retiro: las generaciones jóvenes no podrán aportar a la jubilación de
las mayores como lo hacían en otras generaciones. Mientras tanto, las personas se tendrán que
retirar a edad mayor, lo que pudiera impactar negativamente en las
oportunidades de empleo para jóvenes.
Asimismo, tendrán que financiar
iniciativas educativas para cerrar la brecha de habilidades y alinear la fuerza
de trabajo con las futuras habilidades de empleo. Además, tendrán que incrementar la calidad y
relevancia del aprendizaje, al mismo nivel de cómo se ha mejorado el acceso al
mismo.
De no hacerlo, la próxima crisis
podría ser laboral, lo cual requeriría aún mayor atención política a la que han
causado empresas con innovación disruptora. Más aún, de no cumplir con la
generación de oportunidades, la amenaza a la prosperidad y estabilidad política
es enorme.
Javier Arreola-Ingeniero,
emprendedor y becario Carlos Slim en la U. George Washington. Aprendí de
energía en la Brookings Institution. Analizo el liderazgo de México en el mundo
y busco traducir tecnicismos al lenguaje cotidiano.
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