El ámbito laboral como espacio de diversidad
FORBES- 26 de abril de 2017
Reinventar los espacios
corporativos no es un tema arquitectónico o de diseño, se trata de formar
espacios de inclusión como factor de éxito.
Lo hemos oído tantas veces que ya
parece un lugar común, incluso se le ha llegado a juzgar como una especie de
lamento colectivo que ya nadie escucha. Los clichés son tan repetidos porque
expresan la obviedad de lo que ya todos conocemos. No por ello deja de ser
válido. En fin, repetiremos lo que ya conocemos: el mundo está hecho para
hombres. Ni hablar, la barrera de cristal existe y, si no eres hombre, las
probabilidades de sobresalir se reducen y los caminos son más tortuosos. No
debiera ser así, no por una cuota en la que los hombres comparten su pedazo de
pastel, sino porque en la diversidad se encuentra la riqueza. Insisto, la
multiplicidad de puntos de vista genera beneficios a los negocios que se pueden
traducir en utilidades.
Jamás he creído en que el género,
las creencias religiosas, las preferencias sexuales, el color de la piel sean
méritos suficientes para ganar una posición política, un lugar de trabajo o
algún tipo de privilegio. Ni siquiera para avanzar un lugar en la fila de la
panadería. Tampoco soy de las que rechaza una cortesía: me encanta que me abran
la puerta o que me ayuden a cargar los bultos pesados. Pero, al debatir, al
competir, al presentar una idea, al negociar, me parece totalmente tramposo
invocar un privilegio por el hecho de ser mujer. De igual forma, me parece
injusto desestimar un proyecto o descartar a un candidato por una discapacidad
física o por su manera de pensar, o mucho peor si se trata del color de piel o
de su profesión de fe. En cuestiones de negocio, los méritos son los parámetros
que nos sirven de medida para evaluar, lo demás no.
Pareciera que en pleno siglo XXI
este debate ya no tiene sentido y que la igualdad de oportunidades se equipara
con el talento, la pericia, la eficiencia y el conocimiento. Sin embargo, de
acuerdo al estudio que Sandrine Devillard, Alix de Zelicourt, Cecile Kossoff y
Sandra Sancier-Sultan hicieron para McKinsey el progreso en términos de
diversidad en el ambiente corporativo es muy lento. Reinventar el lugar de trabajo para desplegar
el potencial de la diversidad es una tarea que muchas empresas dicen tener como
prioridad, sin embargo, este informe demuestra que muchas compañías están
luchando para asegurar que la diversidad esté representada de manera justa en
la alta dirección. El progreso hacia la paridad sigue siendo parsimonioso. En
Europa occidental, el 83% de los miembros del Comité Ejecutivo son hombres y
las mujeres sólo representan el 32% de los miembros de los Consejos de
Administración de empresas que figuran en los principales índices de mercado.
En Estados Unidos, las cifras no
son tan deferentes: 17% de los comités ejecutivos tienen representación
femenina y poco menos del 82% de los miembros de los consejos son hombres.
Además, según este estudio, las mujeres trabajan más tiempo parcial y más horas
no remuneradas que los hombres. No hay duda, los datos duros son contundentes,
la posibilidad de éxito corporativo aumenta por una variable que no se puede
controlar y que resulta absurda: ser hombre. Esto no significa que los señores
que ocupan estas posiciones sean incompetentes o que no se lo merezcan. Lo que
evidencia es que hay una preferencia marcada para que las posiciones de
liderazgo y toma de decisiones sea hecha por un hombre.
Hay quienes opinan que los
gobiernos tienen un papel importante que desempeñar para crear las condiciones
para la igualdad de oportunidades. Pero las empresas también tienen que hacer
su parte. No obstante, fijar cuotas de representación no me parece efectivo. No
es suficiente aumentar el número de iniciativas de diversidad de género. Aunque
tener una masa crítica de medidas es importante, el hecho por sí solo no mejora
la representación diversa en la alta dirección. Según revela el estudio de
McKinsey, el 52% de las empresas en la muestra implementó más del 50% de las
medidas, pero sólo el 24% reportó tener más del 20% de diversidad en puestos de
alta dirección.
Más que medidas coercitivas que
obliguen a tener cuotas de participación o que fuercen de manera artificial la
representación diversa en los puestos de toma de decisiones, debemos de crear
las condiciones de ecosistemas laborales comprensivos frente a la diversidad,
que privilegien las ideas y el desempeño, que tengan un buen programa de
evaluación por competencias y que impulsen los buenos resultados del negocio.
Para transformar el espacio
laboral en un espacio de diversidad es necesario entender que no es una
política caritativa sino una estrategia que impulsa la rentabilidad. Un baby
boomer puede aportar experiencia y advertir sobre posibles riesgos, el punto de
vista femenino puede complementar el reconocimiento de las necesidades de los
clientes, un extranjero puede entender las formas de expandir el negocio, un
inmigrante puede hablar de adaptación a los mercados. En la diversidad está la
forma de entender a los mercados y de encontrar nuevas formas para enfrentar la
competencia. Un comité directivo incluyente cuenta con la fortaleza que permite
abordar diferentes posibilidades y disminuir el riesgo. Para ello, hay cuatro
elementos que pueden ayudar.
Programas integrales de
transformación. Un elemento que caracteriza a las mejores empresas de su clase
es que han iniciado programas de cambio que integran la diversidad de género en
todos los aspectos del negocio; también han desarrollado y comunicado una
historia de cambio convincente para apoyar los programas, políticas y procesos
que han puesto en marcha. Integran estos programas a su cultura organizacional.
Compromiso. La diversidad
requiere de convencimiento y de actos concretos. Dice el dicho: obras son
amores y no buenas razones. Se trata de pasar del discurso de la inclusión a
verdaderamente considerar a aquellos elementos que por su talento tienen el
mérito suficiente para desempeñarse y no descartarlos por ser diferentes.
Persistencia. La diversidad no es
un tema de moda o una tendencia que nos llena la boca de palabras y luego se
olvida. Las empresas han de ser pacientes y perseverantes ya que necesita
tiempo para lograr resultados tangibles y sostenibles.
Plan. Que circunscriba programas
de capacitación que permita el desempeño de todos en roles calificados y mejor
remunerados, que aborde temas de normas y actitudes sociales y que apoye un
equilibrio entre el trabajo y la vida.
Las iniciativas dirigidas por
emprendedores y ejecutivos para crear un ambiente que ofrezca mejores
oportunidades a todos es conveniente ya que pergeña resultados de amplio
espectro. Por lo tanto, debe ser una meta seria. Para lograrlo, las empresas
tendrán que transformarse reevaluando sus modelos de rendimiento tradicionales
y desafiando la viabilidad a largo plazo de sus estilos de liderazgo
predominantes.
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