Reflexiones sobre el futuro de
los “millonarios”
FORBES- 17 de abril de 2017
En un mundo donde la
concentración de la riqueza se aglutina, este concepto cambiará su significado
en el futuro cercano.
A la hora de pensar en las
personas millonarias, es difícil no conectar el tema con la profunda y
sostenida desigualdad existente. De acuerdo con el Banco Interamericano de
Desarrollo, para 2025 el 47% de la población de América Latina pertenecerá a la
llamada “clase vulnerable”, un grupo cuyos ingresos ya pertenecen a los de
clase media, pero están por encima de la línea de pobreza, es decir todo aquel
que lucha todos los días por dejar de ser pobre. Vale recordar acá que ocho
personas poseen la misma cantidad de dinero que la mitad de la humanidad.
Con el siglo XXI y la sobre
exposición de información, el capitalismo y sus dueños comenzaron a entender
que una buena parte de la población no está de acuerdo con esta realidad. El Pew
Research muestra que, para finales de 2016, dos de cada tres norteamericanos
pensaban que la diferencia entre los ingresos de pobres y ricos era uno de los
principales problemas del país.
Este fenómeno también tiene una
contraparte, en la que, para muchos economistas, el sistema capitalista como
está construido hoy (bajo la premisa de bajísimos costos de producción)
necesita ser controlado por personas que tengan el suficiente capital para
poder sostener el proceso previo -producción, desarrollo, distribución- sin
tener que depender del cierre del ciclo -compra-.
Valdrá la pena preguntarse
entonces, cuál es el significado y la importancia a futuro de las personas que
dominan la pirámide, porque más allá de lo cambiante que sea la sociedad, todo
indica que este grupo no va a dejar de existir.
Qué significará ser millonario
Si se parte del principio de
ciclos de Clément Juglar (1889), que muestra como cada siete a diez años el
sistema económico genera un proceso completo de Auge, Recesión, Depresión y
Recuperación, podemos asegurar que hoy estamos a un ciclo económico de llegar a
2025, ese momento de la historia que se conoce como ‘el futuro’.
Esto, unido a la llegada de un
nuevo relevo generacional, hace pensar que en términos generales todos los
cimientos de se están transformando, para el caso de la riqueza no se debe
pensar que será vista como algo malo, sin embargo, se pueden visualizar cinco
grandes cambios en la forma como será percibida en este contexto:
Ser afluente también será válido.
Es importante entender que la mayoría personas cambiará su idea de lo que
significa ser millonario, a partir de una mezcla entre masificación del lujo y
la dificultad que existe en el proceso de generar riqueza, que hará que se
reemplacen las aspiraciones de riqueza con el lograr ser afluentes. Poder
alquilar un yate más allá de comprar uno… American Express Insights llama a
este grupo newcomers y predice que serán responsables de la mitad del consumo
de productos de lujo a nivel mundial en el futuro.
Sin tiempo no hay riqueza. El
significado del ser millonario también evolucionará bajo la influencia de la
masificación del estrés (se sabe que en México el 35% de la población sufre
este mal), haciendo que la riqueza también comience a estar relacionada más y
más con el hecho de tener tiempo libre para poder disfrutar lo que se tiene.
Para las nuevas generaciones no habrá riqueza si no se puede gastar por vivir
trabajando. Tendrán razón.
Ostentación versus sencillez. El
ser millonario también cambiará por la evolución de los contenidos, donde la
mezcla entre redes sociales y el formato reality expone una forma de riqueza,
donde Kim Kardashian y Donald Trump materializan el ser rico. Sin embargo, el
otro lado muestra la tendencia Low Key donde personas como Mark Zuckerberg y
Jeff Bezos son referentes, que según las Tendencias 2017 de Marian Salzman,
muestran la nueva forma del éxito.
Movilidad. También ser millonario
estará relacionado con la posibilidad de poder moverse constantemente, tanto en
la forma de invertir (diversificar o cambiar de negocios sin fracasar en el
intento o depender de una industria), pero también el viajar y hacer parte de
una élite anónima que vive entre varias de las capitales culturales. En su
proyección del mercado a 2034, Boeing muestra que el 0.3% de la población
mundial realiza más de ocho trayectos internacionales de avión en cabina
ejecutiva durante un año.
Transparencia. Hasta hace un par
de años ser millonario se trataba de ser socialmente responsable, la migración
se dio hacia la transparencia, a partir del impacto de la corrupción en las
instituciones políticas que ratificó en la mente de las personas un imaginario
donde “todo aquel que tiene mucho dinero es porque hace algo turbio”, que hasta
hace unos años se solucionada con mostrar una cara buena, es claro que para las
nuevas generaciones ya no es suficiente.
Aún será importante que haya
millonarios
Para Tomas Piketty, el futuro de
la concentración de la riqueza está lejos de una humanidad sin millonarios, de
hecho, el economista francés ha llegado a predecir que debemos prepararnos para
un nivel de concentración de riqueza tan aglutinado como el visto a fines del
siglo XIX con la Revolución Industrial.
Esta proyección sigue su curso a
partir de la forma como Trump está cambiando el modelo económico de USA,
generando un “fascismo que el mundo no ha visto desde la Italia y Alemania de
los 40”, de acuerdo con Edmund Phelps (premio Nobel de economía 2006). Así las
cosas, podemos resumir la importancia -tangible para la sociedad- de tener
dueños del capital en cinco conceptos:
Las personas que acumulan riqueza
tienen la capacidad de mirar hacia el futuro logrando crear innovaciones y
nuevas formas de ver el mundo, a diferencia del resto de la población que a
partir de una relación de lucha para conseguir el sustento terminan por vivir
una existencia enfocada en el hoy.
Desde los Medici -y a futuro-,
serán los millonarios los responsables de la existencia del arte, el diseño y
la estética en el mundo, como benefactores de todos aquellos que se dedican a
que haya cosas lindas, además de ser sus principales compradores, sin importar
los fenómenos de masificación.
Son los dueños de la mayoría de
los empleos, el reto estará ahora en cómo se puede generar una coexistencia
entre las nuevas formas de trabajo (robots) y las personas. Para Stephen
Hawking, “Si las máquinas producen todo lo que necesitamos, el resultado
dependerá de cómo se distribuyan las cosas… la mayoría puede acabar
miserablemente pobre si los propietarios de la tecnología ejercen presión
contra la redistribución de la riqueza. Hasta ahora, la tendencia muestra a la
tecnología conduciendo una desigualdad cada vez mayor”.
Dan la posibilidad de tener
opciones dentro del consumo, que al final son parte de los procesos de
selección más importantes que tenemos, porque en un mundo sin marcas no
sabríamos cómo vivir. Ellos son los que tienen el capital para que la misma de
pasta de dientes, refresco de cola o cereal llegue a las casas de todas las
personas.
Son quienes hacen que el proceso
educativo evolucione y no pierda calidad, si bien este es un derecho público
que los estados deberían garantizar, la necesidad de tener millonarios educados
hace que existan los lugares donde se preparan los líderes mundiales, esa
cadena de buenas prácticas baja y llega a todas las instituciones. Piense en
Oxford abriendo después de 600 años una sede en París, para no perder millones
de libras que llegan por benefactores y estudiantes.
Hoy muchos piensan que, como dijo
Schumpeter bajo la escuela Austriaca en los años 40, la desintegración del
capitalismo llegará al mundo como víctima de su propio éxito, sin embargo,
hasta ahora esto dependerá de ocho personas que al parecer están muy cómodas
donde están.
Posdata: Recuerde que a futuro la
amistad prima sobre la riqueza. Nunca descarte los negocios con amigos.
*Luis Carlos Chacón J. es
consultor global en prospectiva, estrategia e innovación.
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