Trump nos da la oportunidad de
ver hacia adentro
FORBES- 23 de febrero de 2017
Aprovechemos el momento Trump
para voltear hacia adentro de nuestro México, y que la experiencia sirva para
diseñar el pensamiento futuro de nuestro país.
Han sido 20 días que han robado
la atención de todos. 20 días que confirman las tesis que hemos manejado aquí
sobre la forma en la que Trump entiende la dinámica de la media convencional y
el uso de las redes. A través de Twitter, ha logrado imponer la agenda en las
relaciones internas de los Estados Unidos, así como arrinconado las posiciones
de países que no han sabido reaccionar ante sus embates, como es el caso de
México. En la pasada conferencia de prensa -la primera como presidente en
funciones, la anterior, la de la renuncia a su participación en sus negocios
fue como presidente electo- hizo lo que quiso controlando la dirección de los
temas a tratar. Aceptando de los que quería hablar, rechazando los incómodos. A
tal grado de al ser corregido sobre su información al respecto de ser el
candidato republicano que había ganado con más ventaja sobre su opositor
-Reagan en su primera elección, Bush en la suya, ambos habían tenido más margen
de diferencia que Trump-, y no encontrar una salida ante el señalamiento del
reportero, no tuvo más opción que negar responsabilidad sobre su dicho
argumentando que esa era la información que le habían dado, y a otro tema, como
hacer la declaración que le iba a dar la vuelta al mundo: las filtraciones son
reales, la información falsa –the leaks are real, the news are fake-, ardid
retórico que, un vez más, distrae de atender los verdaderos puntos importantes
de la agenda pública, como explicar las razones de la agresiva política hacia
los inmigrantes, o las fallas en la designación de funcionarios vitales en su
gabinete -como el asesor de seguridad nacional-, centrando su conferencia en
una diatriba a los medios informativos generando una secuela de interés que
prácticamente ha ocupado todos los espacios informativos de Estados Unidos y el
mundo.
Si bien, insisto en que es una
estrategia política la que sigue Trump cuando golpea a sus objetivos de
negociación para luego tener breves gestos de simpatía que traduce en facturas
de valor sobrado, manejarse en terrenos de tanta abstracción mercadológica
puede eventualmente tener como consecuencia que lo que comenzó como una estrategia
de control de daños termine en convertirse en una auténtica política de
gobierno que abra las puertas a más intolerancia de las que ya abrió con el
contenido de su campaña. Sin embargo, la fuerza institucional de las piezas en
juego, en una estructura de solidez envidiable, ha impedido y podrá impedir
eventualmente que el presidente arme un juego totalitario pues el papel que
juega cada participante de la mecánica democrática de gobierno de Estados
Unidos es muy clara, delimitada y, muy importante, basada en y defendida por un
Estado de Derecho.
Así lo vimos en la acción del
Poder Judicial al frenar la orden ejecutiva de prohibición de ingreso a
personas de países árabes determinados por una lógica inexplicable -se ha
documentado que de ninguno de los 7 países mencionados en la prohibición
proviene nadie que haya ejecutado un acto terrorista contra EU-, y así lo
estamos viendo en la reacción periodística que, más allá de opiniones y
análisis, realiza investigaciones y reportajes a fondo que confirman su valor
como balance necesario para el encuentro de algún tipo de cordura, lógica y
verdad en la era Trump. Periodismo que, sin compromisos financieros
institucionales que lo defina, y sin el halo del cinismo decadente del
ejercicio de la documentación de la cotidianidad para fines personales de
negociación, posicionamiento o enriquecimiento a través del manejo chantajista
de la información, en una estructura sólida de intercambio cultural y político
de la sociedad norteamericana, asume su responsabilidad social, histórica y
esencial para denunciar, con documentos, con la revisión histórica, con el
análisis académico, la, en primer lugar manipulación informativa del
presidente, y en segundo lugar, el riesgo de que dicha manipulación pueda ser
el indicio de algo peor en el ejercicio del poder.
‘Mr Kruschev is operating a totalitarian system
which has many advantages as far as being able to move in secret and all the
rest… (but) there’s a terrific disadvantage not having the abrasive quality of
the press applied to you daily on an administration, even though we never like
it, even though we wish they didn’t write it, even though we disapprove, there
isn’t any doubt that we couldn’t do the job at all in a free society without a
very, very active press’ dijo Kennedy al inicio de los sesentas, durante su
mandato, y desde una perspectiva muy diferente a la del actual Trump.
Estos contrastes de pensamiento,
que en el fondo son reflejo de una misma concepción del periodismo
-observadores inclementes de las acciones de gobierno-, nos presentan un espejo
en el cual deberíamos de reflejar nuestra realidad. El campo de amplio
movimiento en el que comentaristas y analistas en México han podido opinar,
cuestionar y criticar a Trump, con un gran volumen de información a su alcance,
parece una válvula de escape del pensamiento, al no poder encontrar los mismos
caminos de acceso a la información, de documentación oportuna e histórica, de
apertura intelectual y política como para poder elaborar los mismos escenarios
en México. Un análisis de la profundidad y alcance como los que se hacen sobre
Trump, es imposible hacerlo sobre el presidente de México, o sobre el
gobernador, o el diputado o el senador… La opacidad, discreción y ocultamiento
intencional de la información que genera México pareciera que nos acerca más al
modelo aspirado por Trump, que al modelo aspirado por Kennedy, dejándonos en
una condición más parecida al totalitarismo -entendido como actos de
autoritarismo del gobierno, sea autócrata u oligárquico-.
Un presidente como Trump, en
México, no tendría oposición en el poder judicial, ni tendría el nivel de
cuestionamiento de la prensa, ni permitiría un cuestionamiento internacional o
norteamericano. La configuración de nuestro sistema político está diseñada para
controlar todos los outlets, desde su mismo principio, y solo ahora, con la
aparición de las redes se ha logrado una liberación critica que, solo ha
producido más control de la media convencional. Leer en martes lo que el
presidente prácticamente instruyo el lunes, sigue siendo una constante del
periodismo nacional.
Ver el espectáculo en que se está
convirtiendo la presidencia de Trump, a la luz de nuestra realidad nacional,
debería de llevarnos a la reflexión de lo que ocurre en nuestra política y el
riesgo de que, con las actuales mecánicas de relación periodística, política,
del sistema mexicano, sería imposible exhibir de la manera que se está haciendo
con Trump, a un presidente en México con las mismas acciones e intereses del
nuevo ‘líder’ del mundo libre.
Aprovechemos el momento Trump
para voltear hacia adentro de nuestro México, y que la experiencia sirva para
diseñar el pensamiento futuro de nuestro país, señalando y cuestionando los
aspectos de nuestra realidad, que nos hacen potenciales víctimas de procesos
tan peligrosos como la nueva democracia que exige ciudadanos más
participativos, menos ‘know-nothings’, más comprometidos…
Luis Gerardo Salas
Creador y fundador de Rock 101
desde la FM hasta rock101online.mx siempre explorando nuevas formas de
provocacion. En el curriculum dice: Rock Stock, W Radical, y una lista larga de
noches que se convirtieron en mañanas llenas de música. Al aire todos los días
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