Ganadores y perdedores de la
globalización
FORBES- 24 de febrero de 2017
En México estamos poco
acostumbrados a realizar este tipo de evaluaciones por eso es de vital
importancia no desperdiciar la coyuntura y cuestionar el modelo económico.
A lo largo de lo que va de este
siglo México siempre ha sido considerado uno de los grandes ganadores del
proceso de globalización en el mundo. Esto resulta cierto si se toma en cuenta
el crecimiento de las exportaciones manufactureras mexicanas y los enormes
flujos de divisas que alcanzó capturar. No obstante, si se analiza con mayor
cuidado, si se observa, por ejemplo, que a pesar de tener un crecimiento
comercial envidiable en el mundo no se logró traducir en mayor crecimiento
económico. La globalización en México parece sólo haber conseguido generar una
polarización mayor entre sus regiones y un incremento en la desigualdad entre
sus habitantes.
Lo anterior no significa un
ataque al comercio, el comercio internacional es un componente importante, muy
correlacionado con el crecimiento de las economías, el problema es que México
es un caso atípico, un país cuyo comercio crece mucho y su economía no. La
falta generación de valor de agregado, la falta de lo que los economistas
llaman encadenamientos hacia atrás es en gran medida el responsable de que en
México el comercio y el crecimiento estén desasociados.
La globalización y el cambio
tecnológico en el mundo tienen un impacto más o menos homogéneo entre los países.
No existen países que experimentan mayor globalización o países que
experimentan menor globalización. Lo que existe son países que hacen política
pública que les permite explotar el fenómeno a su favor y aminorar sus impactos
negativos. Casi todo proceso económico tiene ganadores y perdedores, los países
que han obtenido los mejores resultados en las últimas décadas han sido
aquellos que han sabido distribuir los beneficios de mejor forma, compensar a
los perdedores y sobre todo asegurarse que estos no sean siempre los mismos.
Si analizamos la movilidad de los
países durante los últimos 25 años encontramos que México hoy se encuentra más
o menos en la misma posición que se encontraba en 1990, como un país de ingreso
medio. ¿Por qué no transitó de ingreso medio a ingreso alto en un cuarto de
siglo? La respuesta es complicada. En primer lugar, porque es difícil moverse
en el ascensor global, apenas 24 de 172 países se movieron hacia arriba en su
categoría de ingreso. Pero dentro de aquellos que si lo hicieron el común
denominador es una serie de políticas públicas enfocadas en su contexto,
diseñadas con pragmatismo no con ideología como ha ocurrido en México.
Al hacer este análisis de
movilidad entre países de forma inmediata saltan a la vista los grandes ganadores.
Países como China e India, especialmente el primero saltando dos categorías de
ingreso en 25 años, de ingresos muy bajos a ingresos medios. En nuestra región
Panamá logró tener mucho éxito moviéndose hacia arriba una categoría de
ingreso. Pero este fenómeno no está limitado a países en desarrollo, Noruega y
Singapur -países desarrollados-, mejoraron en sus ya elevados niveles, de
hecho, son los únicos países desarrollados que incrementaron su ventaja en
ingreso per cápita sobre los países en desarrollo.
El análisis parece confirmar que
los grandes perdedores de la globalización han sido países como Estados Unidos
y Europa occidental -sus clases medias- y América Latina y África que no
pudieron aprovechar el fenómeno de la globalización para escalar en sus niveles
de ingreso. ¿Qué separa a los ganadores de los perdedores? La respuesta parece
encontrarse nuevamente en las políticas específicas que estos implementaron,
mientras países como Estados Unidos dejaron que la desigualdad creciera
volviendo casi a sus niveles de principios del siglo XX, Noruega tomó medidas
para que la desigualdad no incrementara de forma importante. Mientras un país
como Singapur realizó política industrial activa logrando un encadenamiento de
su producción y así impulsar el crecimiento económico, México apostó por un
modelo esencialmente maquilador de bajo valor agregado que ha fallado en
remolcar al resto de la economía.
Pensar en términos de quién ha
ganado y quién ha perdido entre los países durante el último cuarto de siglo
nos lleva a concluir que la historia importa. Un periodo de 25 años es lo
suficientemente largo para poder observar los efectos de distintas políticas
públicas, los resultados de las medidas implementadas, lo que funciona y lo que
no.
Hoy en México tenemos la
oportunidad de hacer una gran evaluación pública de los éxitos y fracasos en la
conducción de la política económica durante el último cuarto de siglo. Las
condiciones son ideales para iniciar con instrumento que tiene casi la misma
antigüedad el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. El contexto de la
renegociación del TLCAN es ideal para cuestionarnos por qué algunas regiones
del país se beneficiaron de él como el Norte del país y por qué otras como el
Sur nunca pudieron sacar provecho.
En México estamos poco
acostumbrados a realizar este tipo de evaluaciones por eso es de vital
importancia no desperdiciar la coyuntura y cuestionar el modelo económico que
ha dominado nuestra economía. El primer paso para transformar al país y ponerlo
verdaderamente en una senda de desarrollo puede pasar por reconocer quienes han
sido los ganadores y perdedores de las decisiones que se han tomado en la
conducción de la política económica. Aprender de los errores no es fácil, pero
continuar haciendo lo mismo que no ha resultado sería demasiado costoso para
todos.
Diego Castañeda-Economista
Independiente. Estudiante de Economía y Desarrollo en la University of London.
Intereses en Crecimiento, Macroeconomía y Desarrollo Económico; con experiencia
en consultoría y gusto por la ciencia.
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