Políticas retaliatorias, herramienta eficaz
FORBES- 1 de febrero de 2017
Frente a los cambios tan
vertiginosos a partir de la llegada de Donald Trump al poder, es vital entender
los conceptos para tomar decisiones serenas y adecuadas.
Una receta que siempre funciona
es: en medio de la estridencia y de la convulsión, la teoría puede ser una
solución. Mientras los negociadores de México estaban volando a Washington,
D.C., el anfitrión tuiteaba que tomaría medidas para construir un muro en la
frontera sur de Estados Unidos y, claro, que lo pagaríamos los mexicanos.
Cuando los secretarios de Hacienda y Relaciones Exteriores estaban en una sala
de juntas en la Casa Blanca, Trump firmaba una orden ejecutiva para solicitar
los fondos y cumplir con el eslogan de su campaña. Mientras el presidente Peña
se devanaba el cerebro para decidir si debía viajar para reunirse con su
homólogo, el señor tuiteaba que, si no pensábamos pagar el muro, mejor ni
fuera.
Como cañonazos y estallidos se
oyeron las críticas, se iniciaron las protestas y de repente #to2unidos se
convirtió en el hashtag más popular, fue trending topic a nivel global. Y,
claro que todo ese ruido y esas reacciones hablan de la molestia que sentimos
cuando un bocón nos insulta. Claro que quema la piel y dan ganas de agarrarlo a
patadas. Queremos dejar de comprar productos estadounidenses y queremos
eliminar todo lo que tenga una etiqueta que diga Made in USA. Pero, ayer, todos
seguimos yendo al mismo súper, tomando café en el mismo lugar y limpiando las
casas con los mismos productos.
No está mal preferir un producto
nacional sobre uno extranjero. Sin embargo, lo que necesitamos es una política
que ataque las bases de nuestro principal atacante. Es preciso que nos
organicemos y que nuestros esfuerzos vayan bien dirigidos para generar impacto
de amplio espectro; que se construyan políticas de Estado a partir de una
estrategia que rinda frutos. El expresidente
Felipe Calderón sugiere una política retaliatoria, usa una palabra que
no existe en el diccionario de la lengua española, pero que constituye una
buena idea. Insisto, recurrir a las bases teóricas para entender, es lo
correcto. Así podemos entender y actuar estratégicamente.
La amenaza de Trump es bloquear
los caminos que facilitan el intercambio de mercancías. Para ello, y como
acción inmediata, sugiere y su vocero confirma -sin entender lo que dice- fijar
aranceles a productos mexicanos. Un arancel es un impuesto que se cobra a
productos extranjeros. Entonces, un producto hecho en México tendría un
sobreprecio artificial para venderse en Estados Unidos, haciendo que un
consumidor prefiera pagar un producto local porque el de fuera es más caro. Eso
funciona para inhibir el deseo de compra de lo que no es local. Claro que
constituye una gran amenaza para nuestros vendedores mexicanos.
Pero en términos de comercio
exterior, estos impuestos pueden ser recíprocos. Si nos castigan con ese
arancel, nosotros podemos hacer lo mismo. Podemos tasar productos que se venden
en México y vienen de Estados Unidos, especialmente los que llegan de aquellos
estados que apoyan las políticas discriminatorias de Trump, que apuntalan a su
presidente para maltratar a los mexicanos y podemos aplicarles la misma
fórmula. México importa productos lácteos, agrícolas, farmacéuticos y de todo
tipo de los Estados Unidos. México tiene tratados de libre comercio con otros
países del mundo. ¿Y si les dejáramos de comprar a ellos y empezáramos a
encontrar nuevos proveedores? Las economías de estados republicanos empezarían
a padecer.
Una política retaliatoria como la
que propone Calderón, es una iniciativa estratégica que puede hacerle sentir al
señor Trump las dimensiones reales de México para su país. Esa es la forma de
enseñar qué tan filosos son nuestros dientes. Como dice Mika Ronkainen,
profesor de Comercio Internacional de la Georgetown University: “Es importante
entender los porqués y los cómos del comercio internacional para dejar claro la
forma en que este intercambio contribuye a generar la riqueza de las naciones”.
La permanencia de los tratados de comercio internacionales juegan un papel
principal en la estabilidad de las naciones. Estamos a punto de ver si la
teoría y la práctica empatan.
La propuesta de Calderón luce
digna, operable y aplicable en el corto plazo.
Cecilia Durán Mena- le gusta
contar. Poner en secuencia números y narrar historias. Es consultora,
conferencista, capacitadora y catedrática en temas de Alta Dirección. También
es escritora.
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