Nace el romance
en la oficina, ¿ahora qué hago?
FORBES- 27 de feb. de 19
Muchas personas se enamoran de sus compañeros
en el trabajo, y sin embargo salir con alguien en la oficina es a menudo mal
visto. Cuidado, en temas del corazón hay que usar el cerebro.
Pasa más a menudo de lo que nos imaginamos. De
repente, estamos en un ambiente profesional y hay algo en el aire que nos pone
la piel chinita cuando escuchamos la voz de alguno de nuestros compañeros o cuando
percibimos su presencia o cuando la oímos hablar. No es difícil que se den
romances en la oficina, uno de los ingredientes más efectivos en la receta del
amor es la admiración y eso sucede al ver interacciones inteligentes como las
que se dan en un terreno laboral. La cotidianidad también ayuda, ver a esa
persona especial todos los días, va preparando el terreno a favor del
enamoramiento. No se diga si hablamos de trabajo en equipo, de cansancio
compartido, de las conversaciones sinceras, y, podemos ir sumando tantos
factores como se nos ocurran. Los romances en el trabajo son un hecho y también
son un tema complicado. Por eso, antes de actuar sobre los sentimientos que se
albergan en el corazón, es importante pensar a través de los riesgos, y hay bastantes.
El tema es tan relevante que algunas empresas
incluso tienen políticas explícitas en su contra. La sabiduría popular nos
regala muchísimos dichos para prevenirnos de mezclar la nómina con el corazón.
Entonces, ¿qué hacer si un colega ha estado coqueteando y tal vez ese coqueteo
es agradable?, ¿Qué hacer si un jefe nos invita a salir y tenemos ganas de ir,
aunque sabemos que no se discutirán temas de oficina? ¿Qué hacer si nos
gustaría que la camaradería evolucionara a una relación con intenciones de
encontrar algo serio? ¿Deberíamos mantenernos alejados? No hay respuestas
fáciles porque, lo que es correcto desde una perspectiva profesional, anula lo
que es mejor para la vida personal. Ahí se nos presenta una paradoja complicada
desde múltiples puntos de vista: para los involucrados, para los jefes y para
los compañeros. Por lo tanto, en temas del corazón hay que usar el cerebro, hay
que pensar en lo que puede suceder.
Por supuesto, la primera posibilidad que hay es
que la relación no funcione, sabemos que habrá sentimientos heridos en uno o
ambos lados. También existen posibles conflictos de intereses. Por eso, Art
Markman, de la Universidad de Texas, se refiere al principio de doble relación,
una “regla Ironclad” en Psicoterapia, los terapeutas no pueden tener ninguna
relación con los pacientes más allá de su profesional. Obviamente, la misma
regla no se aplica entre compañeros de trabajo — muchas personas son amigas
cercanas de gente de su equipo de trabajo, hay compadrazgos, se visitan fuera
de la oficina, comparten la hora de la comida— pero, habrá que entender que
tener múltiples relaciones con alguien crea potenciales conflictos de intereses
que pueden ser difíciles de resolver, mientras más puntos de contacto existan,
mayores posibilidades de conflicto aparecen. Por eso, salir con alguien del
trabajo no nada más es complicado, es súper riesgoso. Antes de entrar a ese
terreno alegremente y sin reflexión, conviene justipreciar los riesgos.
Analizar qué tan conveniente es poner primero los intereses del equipo o del
individuo.
Uno de los riesgos que no podemos soslayar es
que al iniciar una relación romántica en la oficina se corre peligro
reputacional. El profesionalismo puede ser llamado a cuentas, se cuestiona, es
un hecho. Especialmente, si la gente no ve motivos para entrar en la relación
como algo positivo —lo que se presenta, especialmente, si la relación es entre
jefe y subordinado—. Algunos miembros de equipo pueden pensar que habrá
preferencias y tratos privilegiado. Ni modo que no nos demos cuenta de que
muchos creerán que tener una relación con alguien más alto en la organización
puede crear una explicación alternativa de por qué estás teniendo éxito.
No obstante, sabemos que las neuronas del
corazón tienden a mandar sobre las del cerebro. Dicen que en el corazón no se
manda y si ese es el caso, debemos justipreciar los efectos y las consecuencias
de acceder a un romance en el lugar de trabajo. Según Amy Gallo, experta en
temas de conflictos laborales, si ya nos flechó Cupido, hay alternativas para
manejar la situación de la mejor manera.
No escondas la relación, pero, hazlo en el
momento adecuado. Es decir, no tienes que avisar desde la primera cita, sino
cuando las cosas apunten a convertirse en algo serio y no casual. Si no se abre
la situación y los atrapan, las consecuencias pueden ser muy duras.
Poner límites. Tener una relación en la oficina
obliga a cuidados y a elevar el nivel de profesionalismo. Desde luego los
arrumacos y demostraciones amorosas están fuera de proporción en la oficina.
Familiarizarse con las políticas de la empresa.
Es preciso entender que hay riesgos altos al relacionarnos amorosamente con
alguien del lugar en el que trabajamos, especialmente si el clima
organizacional se ve afectado. Por lo tanto, es necesario saber lo que piensa
la empresa al respecto y saber hasta qué punto nos puede afectar.
Tener un plan por si las cosas salen mal. Uno
no empieza una relación amorosa pensando lo peor, pero sabemos que no siempre
todo es miel sobre hojuelas.
Si la relación termina —no todas las relaciones
funcionan— hay que circunscribirse a la zona del profesionalismo. La civilidad
y la ecuanimidad son elementos importantes. Hay que seguir adelante como si
nada malo hubiera sucedido.
Ante las posibilidades del romance, hay que
respirar. Pensar, antes de iniciar una aventura romántica en la oficina. Es
necesario ser claros, no demos un paso adelante si no es algo serio, jugar con
esos temas en el terreno laboral es un signo de falta de profesionalismo. Los
romances pasajeros, los coqueteos de una sola vez hay que evitarlos. Tener una
relación con jefes y subordinados es poco aconsejable. Ocultar una relación
amorosa es muy malo pues puede erosionar la confianza y generar sospechas sin
fundamento. Habrá que decir que, en términos generales, las relaciones
sentimentales y el terreno profesional son malas combinaciones.
Sin embargo, si a pesar de ser consciente de
estos riesgos, todavía se quiere seguir adelante, cuidado: hay que tener las
mejores intenciones. Sé que la observación parece consejo de abuelita, pero,
efectivamente, las intenciones importan. Las reacciones de sus colegas
reflejarán lo que creen que son sus motivos, son elemento que conforma el
prestigio y el prestigio es un activo que debemos cuidar. Cuando se percibe que
el tema es un motivo del ego— es decir, que se busca la relación para servir a
necesidades propias, ya sea para salir adelante en la empresa o para satisfacer
la propia emoción — los compañeros pensarán claramente en de manera menos
favorable. Por otra parte, sabemos que los compañeros de trabajo son
generalmente positivos si perciben que el amor es genuino y que a relación se
lleva con cuidado.
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