Cómo romper estereotipos y aspirar a un Oscar
FORBES- 23 de febrero de 2019
Seguramente los alumnos de
Yalitza recordarán sus clases, sus bailables, sus tareas, su letra en el
pizarrón; ahora, recordarán además que la maestra llegó a donde nadie creyó que
podía llegar.
Yalitza Aparicio es la mujer del
momento. No sólo por la importante e histórica nominación al premio Oscar como
Mejor Actriz; sino por los paradigmas y estereotipos que ha vencido primero con
Cleo, ahora siendo ella misma.
Durante años el rol de la mujer
en el cine ha sido circunscrito a los estereotipos de belleza establecidos en
el marco del American Dream.
Yalitza ha desafiado los cánones
y los estereotipos, el rostro cándido de Cleo fue lo que cautivó a un mundo
acostumbrado a moldes, proporciones, facciones y estilos. En el marco de la
historia, Cleo fue el espejo de miles de mujeres alrededor del mundo, fue la
voz de quienes no tienen voz y fue el rostro de quienes han sido despojados del
rostro mismo.
La mujer, que no es actriz,
transgredió el mundo perfecto en el que el deber ser, requiere mujeres
perfectas, inalcanzables y que representan el glamour del American way of Life.
Ser mujer en el siglo XXI sigue
encontrando caminos de desarrollo más complejos que aquellos a los que se
enfrentan los hombres. El mundo para la mujer tiene más desafíos, más
discriminación y menos equidad. Ahí justamente está el éxito de mujeres como
Yalitza, que piensan que no lucir como lucen los estereotipos occidentales de
belleza no es un pecado; por el contrario, ser diferente es “la cereza del
pastel”.
Yalitza y Cleo, le han mostrado
al mundo que es real, el límite te lo pones tú. Se han convertido en un nuevo
modelo aspiracional para las mujeres alrededor del mundo, para todas quienes
hemos enfrentado estigmas, limitaciones, y obstáculos por nuestra condición de
género; o simplemente, por ser diferentes a las expectativas marcadas por el
pesado lastre de patrones culturales preestablecidos.
Su triunfo ha generado un
sinnúmero de debates y de apreciaciones estéticas (no solamente desde el punto
de vista artístico y cultural), y ha expuesto la condición del mexicano
racista, clasista, y discriminador que disfruta del fracaso del otro, porque es
mejor que “no triunfe alguien que no soy yo”. La sobrevaloración de los estándares
impuestos por otras culturas siempre ha alejado al mexicano de la
autorrealización, pareciera que disfrutamos ver ganar a otros, pero no a
nosotros mismos. Y si, además, quien gana es una mujer, tristemente de manera
natural surge la incredulidad acerca de las capacidades, el valor, y el
desempeño de aquellas que se atreven a desafiar los paradigmas.
Yalitza Aparicio es una mujer
mexicana, valiosa por su condición de mujer. Sus raíces indígenas hoy han sido
revaloradas a los ojos de un mundo que parecía inalcanzable y exclusivo para
aquellos a los que la suerte siempre les sonrió. En la actualidad sabemos,
gracias a ella, que la mujer puede triunfar cuando se abre la puerta de la
oportunidad, cuando la confianza llega a los ojos de alguien que puede ver lo
que muchos no han querido ver.
Roma ha sido el vehículo para
darle color y figura a una parte nuestra que, por muchos años (décadas y
siglos), se insistió en ignorar; que siempre ha estado ahí y que ha padecido de
manera sistemática discriminación, marginación, y que hoy debe ser atendida
para que cada niña y cada mujer encuentre el espacio de oportunidades necesario
para su propio desarrollo.
Seguramente, los alumnos de
Yalitza recordarán sus clases, sus bailables, sus tareas, su letra en el
pizarrón; ahora, recordarán además que la maestra llegó a donde nadie creyó que
podía llegar, y el cambio de vida que hoy experimenta, definitivamente será el
detonador de aspiraciones y sueños que necesitan los espacios y las
oportunidades para poderse concretar. Desde la portada de una revista, con los
ojos iluminados por el éxito, con una sonrisa sencilla y serena, Yalitza le
dice a las niñas y a las mujeres del mundo: créelo, el poder está en ti.
En un momento en el que la
violencia contra las mujeres arranca vidas, destroza sueños, y lastima almas,
la historia de Cleo en los ojos de Yalitza Aparicio ha atraído la mirada hacia
los grupos más vulnerables, y ha demostrado que la resiliencia es la capacidad
que necesitamos desarrollar para enfrentar la vida en un mundo hecho y pensado
para los hombres; pero en el que el talento de la mujer se abre paso firme, a
pesar de las adversidades.
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