Las economías creadas por Facebook en 15 años
FORBES- 9 de febrero de 2019
Los primeros quince años de esta red social han
transformado el mundo de una manera gradual, pero constante. Sus cambios se han
notado en muchas esferas de la actividad humana.
Llegué a Facebook en 2007 de la misma manera en
que muchas personas de aquel entonces, por recomendaciones de amigos, sobre
todo de aquellos que estudiaban o vivían en el extranjero. La primera impresión
que tuve fue que era una plataforma bastante plana y aburrida y que su forma de
uso no era tan transparente como en las otras redes sociales a las que estaba
acostumbrado.
En ese momento, la sensación era MySpace y, ni
modo de negarlo, Hi5. Ambas tenían la posibilidad de personalizar los perfiles
a través de códigos de descarga que, dicho sea de paso, infestaban las
computadoras con programas maliciosos. Además, uno podía comentar y ver
fotografías de cualquier persona aun y cuando no estuvieran conectados en la
red social.
Facebook era diferente. Todos los perfiles eran
iguales, no podías ver el contenido de nadie, ni comentarlo sin una solicitud
de amistad y no quedaba muy claro qué tipo de interacción podía hacerse con las
publicaciones.
Hoy, 15 años después de la historia que inició
en un dormitorio de estudiantes en Harvard y cuyo primer objetivo era reunir
500 usuarios, la red social más importante del mundo puede decir que sigue
creciendo pese a todo. Solo en 2018, Facebook presentó ganancias por 55.8 mil
millones de dólares, lo que representa un crecimiento del 37% respecto de 2017.
La plataforma de redes sociales no sólo
modificó la forma en la que actualmente socializamos, podríamos decir que
transformó la industria de la información, del entretenimiento y de los medios
en general en una especie de sinfonía McLuhiana. Aquí 4 ejemplos.
La economía del Like. El botón “Me gusta” fue
introducido en la plataforma en 2009, es decir, 10años atrás y se convirtió en
un hito dentro de la historia de la comunicación digital sin desearlo, ya que
no sólo representa la manifestación de un gusto o interés por lo que escribe
una persona, por el contrario se convirtió en uno de los principales
indicadores de popularidad en las sociedad contemporáneas, tan así es, que
prácticamente ese botón y sus derivados han credo una economía del like, que
pueden decidir la permanencia o desaparición de empresas y, por tanto, de
puestos de trabajo. Todo ello sin considerar la permanente búsqueda de la
popularidad en ciertos segmentos de la sociedad, cuyo éxito se mide en la cantidad
de veces que los usuarios oprimen ese botón en sus publicaciones.
La economía del rompecabezas. En 2012 Facebook
compró Instagram en mil millones de dólares; después siguieron otras
aplicaciones, sistemas de mensajería y plataformas, abriendo paso a un modelo
de comunicación en el que el éxito de una red social dependía en buena medida
de que sus contenidos, su interacción y su experiencia pudieran acoplarse a las
plataformas existentes. Es como si todo lo social ya se hubiera inventado
digitalmente y ahora sólo se estén uniendo las piezas en un complicado
rompecabezas. Los contenidos que no se adapten o conecten, simplemente están
condenados a desaparecer.
La economía móvil. No basta con tener todos los
contenidos conectados, también deben ser omnipresentes y capturar y compartir
todas y cada una de las actividades que realiza una persona promedio. Si no es
interesante, las redes sociales lo harán. Por ello, el impulso de las
plataformas sociales y la necesidad de que los contenidos se vean, se ajusten y
se compartan primero en un móvil es fundamental. El usuario no sólo tiene la
impresión de que sus contenidos y opiniones son importantes para sí y su
entorno, eso le mantiene interesado en el movimiento social en las plataformas
digitales. Todo se ha vuelto social: comer, escuchar música, leer, informarse,
ligar o cualquier otra actividad.
La economía del big/small data. La cantidad de
datos que son recopilados de todas las personas que navegan en Internet y en
las redes sociales han permitido crear un enfoque personalizado que incide en
los contenidos que cada persona ve en el muro de Facebook; es decir, se
analizan miles de millones de interacciones para crear flujos de contenidos
personalizados. Así, las marcas, los candidatos, los gobiernos o cualquiera que
desee y tenga los recursos, puede colocar frente a los ojos de los usuarios los
contenidos que desee. Es mera cuestión de algoritmos, no importa si el producto
es un desodorante o un presidente.
Los primeros quince años de Facebook han
transformado el mundo de una manera gradual, pero constante. Sus cambios se han
notado en muchas esferas de la actividad humana y sin quererlo, la compañía se
ha convertido en un dictador de tendencias y en una referencia obligada. Por
ello, su responsabilidad social se ha elevado tanto como sus 2, 300 millones de
usuarios, les guste o no.
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