Cómo cultivar una mentalidad global
corporativa
FORBES- 5 de febrero de 2019
Lo importante es cultivar una
mentalidad global corporativa ya que al hacerlo estamos desarrollando una
competencia gerencial que nos ayuda a detectar oportunidades y riesgos.
De repente nos preguntamos, por
qué algunas empresas son altamente exitosas en detectar y explotar
oportunidades globales, mientras que otras las administran mal o las pierden
por completo. La respuesta podría estar en la visión de la compañía, en la
importancia que le da a la forma en la que participa y está al pendiente de los
sucesos mundiales. El término mentalidad corporativa se refiere a cómo la
compañía ve el mundo y cómo esto afecta sus acciones. Para las compañías que
operan a escala global y para los pequeños negocios, el desarrollo de una
mentalidad corporativa global presenta un formidable desafío. La mentalidad
corporativa determina hasta qué punto la administración alienta y valora la
diversidad cultural, al tiempo que mantiene un cierto grado de cohesión
estratégica. Desarrollar una mentalidad corporativa global se ha convertido en
un requisito clave para competir con éxito y crecer en los mercados mundiales.
El panorama económico del mundo
está cambiando rápidamente y, aunque últimamente hay quien defiende
nacionalismos y regionalismos, se está volviendo cada vez más global. No
podemos negar que las fronteras se están desdibujando. Gracias a la tecnología,
hoy es más fácil viajar, enterarnos de lo que sucede en otros países, y hacer
negocios en el extranjero. Prácticamente para todas las empresas medianas y grandes
en economías desarrolladas y en desarrollo, las oportunidades de mercado, los
recursos críticos, las ideas de vanguardia y los competidores acechan tanto en
el mercado local, como en regiones distantes. A menudo las amenazas y las
oportunidades llegan de regiones sorprendentemente lejanas y muy diferentes a
la nuestra.
El éxito de una empresa en la
explotación de oportunidades emergentes y la solución de los desafíos que la
acompañan depende fundamentalmente de lo inteligente que sea para observar e interpretar
el mundo dinámico en el que opera. Crear una mentalidad global es uno de los
ingredientes centrales requeridos para construir tal inteligencia. Por lo
tanto, es muy importante poner atención en entender por qué es importante la
visión empresarial, qué es una mentalidad global, cuál es el valor de una
mentalidad global y, finalmente, qué pueden hacer las empresas para desarrollar
una mentalidad global.
Insisto, aunque recientemente han
aparecido voces que pregonan a favor de los regionalismos, cada vez hay más
pruebas de que la globalización a gran escala está haciendo que las formas
tradicionales de hacer negocios vayan. Existe una creciente necesidad de que
los ejecutivos se conviertan en directivos globales con una perspectiva
mundial. Es decir, una visión global respaldada por habilidades y conocimientos
adecuados.
Los ejecutivos tienen una serie
de competencias que van aparejadas con un amplio espectro de opiniones que,
según el estudio realizado por Ben Kedia y Ananda Mukherji, van desde el defensor
de orientación nacional, y continúan con el explorador, el controlador y el
integrador orientado globalmente. Para que los ejecutivos globales sean
efectivos, necesitan desarrollar la mentalidad global de un integrador.
Una mentalidad global permite una
estrategia global mundial significativa que requiere que los ejecutivos
integren efectivamente las tres fuerzas globales que deben tenerse en cuenta:
Negocios globales.
Presiones regionales /
nacionales.
Funciones mundiales.
Un ejecutivo que buscan
integrarse en la estrategia mundial debe tener en cuenta estos tres elementos,
sin olvidar ninguno y sin descuidar estos aspectos. Estas tres fuerzas son como
el banco de un lechero. Si falta alguna, el banco que da cojo y pierde
estabilidad. De la misma forma, el ejecutivo que pierde de vista que los
negocios hoy, por más regionales que sean, están afectados por lo que sucede en
el mundo, pierde oportunidades.
De igual manera, un ejecutivo que
por estar viendo el entorno se olvida del escenario nacional es como el
caminante que por estar viendo la profundidad del bosque se olvida de ver el
camino y se cae en un hoyo. No podemos desestimar lo que sucede en nuestra
región, ya que ahí encontramos el primer abrevadero de insumos, las personas
con las que trabajamos, las leyes a las que nos sometemos, los gobiernos con
los que lidiamos, y seguramente los clientes a los que les vendemos.
Por supuesto, tenemos que
entender cuáles son las funciones mundiales. Una persona con mentalidad global
debe entender las funciones mundiales y visualizarlas como un tablero de
control. Por ello, debe entender de política, de variables económicas, de finanzas,
pero también de cultura, de usos y costumbres.
Una mentalidad global y una
estrategia mundial holística deberían crear condiciones para construir la
organización mundial caracterizada por la especialización, la interdependencia
y la coordinación. Una perspectiva global es un proceso de mover la estructura,
el proceso, las personas y la cultura de una organización de un conjunto de
unidades de negocios altamente autónomas a una que se convierta en una red
global integrada y efectiva.
Es importante entender la
mentalidad global como la capacidad de un individuo para influir en otros a
diferencia de ellos mismos. Esta definición se relaciona con dos enfoques de
cómo desarrollar la mentalidad global.
Encontrarla en individuos con
atributos asociados con él, por ejemplo, ciertos datos demográficos y
antecedentes educativos, así como en empresas e industrias con atributos
propensos a fomentarlo.
Cultivarlo con programas de
desarrollo de liderazgo y coaching.
La gran cuestión es si debemos
empezar a globalizar a las corporaciones o a los individuos. Se sabe mucho
sobre cómo globalizar las corporaciones a través de tecnología, gestión
logística y similares; es mucho menos conocido y practicado el modo de
globalizar a las personas por sus roles globales. Lo importante es cultivar una
mentalidad global corporativa ya que al hacerlo estamos desarrollando una
competencia gerencial que nos ayuda a detectar oportunidades y riesgos que
inciden directamente en nuestro desempeño.
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